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Friday, October 03, 2014

Las leyes son, como se levante el líder

Las leyes son, como se levante el líder
No puede hablarse de legalidad cuando gran parte de los agentes de la
policía y la Seguridad del Estado ni siquiera conocen la Constitución.
El pueblo cubano aprendió este refrán: "oigo lo que tú dices, pero hago
lo que tú haces"
jueves, octubre 2, 2014 | Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO, Cuba – En más de cincuenta años de gobierno centralizado en
un líder, sus palabras han tenido más fuerza que las leyes que él dictó.
Tampoco se ha logrado crear una cultura de respeto a la ley, y el pueblo
cubano aprendió este refrán: "oigo lo que tú dices, pero hago lo que tú
haces".

Ahora Cuba se adentra en un período de transformaciones legislativas que
abarcará la Constitución de la República, el Código Penal y su Ley de
Procedimiento, y la promulgación de dos leyes sin precedentes en nuestro
ordenamiento jurídico: una de Ejecución de Sanciones y otra de Funciones
y Servicios Policiales.

Así lo informó el secretario del Consejo de Estado, Homero Acosta, al
clausurar el Congreso Internacional de Abogacía 2014, el pasado 19 de
septiembre. Y añadió que también se trabaja en la redacción de un nuevo
Código de la Familia y en un Código de Contravenciones que unificará
todas las normas de esa naturaleza.

Es obvio que tales declaraciones debían haber provocado repercusiones
internacionales y expectativas dentro del país, a pesar de que algo de
su mensaje se había dicho en las sesiones de trabajo de la Asamblea
Nacional del Poder Popular.

El principio de legalidad es el líder

El principio de legalidad aparece en el artículo 10 de la Constitución
actual, y establece: "Todos los órganos del Estado, sus dirigentes,
funcionarios y empleados, actúan dentro de los límites de sus
respectivas competencias y tienen la obligación de observar
estrictamente la legalidad socialista y velar por su respeto en la vida
de toda la sociedad".

Pero la práctica gubernamental cubana demuestra que los discursos
políticos de sus máximos dirigentes continuaron teniendo la misma fuerza
de los ucases, después de promulgada la Constitución socialista. En no
pocas ocasiones, mediante un discurso fue derogada parcialmente una Ley,
como ocurrió cuando, en 1987, Fidel Castro criticó la primera Ley
General de la Vivienda y se ilegalizaron las compraventas de inmuebles
sin que el artículo que las autorizaba fuera derogado.

El 5 de enero de 1999, Fidel Castro pidió elevar las sanciones penales.
Un mes y diez días después la Asamblea Nacional del Poder Popular,
accediendo a la petición del máximo líder, se reunió de forma
extraordinaria y aprobó la Ley 87, modificativa del Código Penal, y la
tristemente célebre Ley No.88, conocida como la "Ley Mordaza".

La Constitución, letra muerta

Esta circunstancia pasa por la indeclinable necesidad de que el gobierno
cubano se erija en el primer y más fiel cumplidor del principio de
legalidad. No puede hablarse de legalidad cuando gran parte de los
agentes de la policía y la Seguridad del Estado ni siquiera conocen la
Constitución, o mientras estos organismos detengan a un ciudadano el
tiempo que les plazca, encerrándolos y soltándolos sin dejar registro de
su detención, y sin que pase absolutamente nada ante tal arbitrariedad.

No puede haber legalidad mientras los resultados de los procesos penales
sean resueltos en una reunión con todos los "factores" y los juicios
públicos continúen siendo una simple formalidad. Tampoco habrá legalidad
mientras los funcionarios judiciales, y los otros que conforman el
ejército de la burocracia partidista, actúen impunemente sin recibir la
acción compulsiva y ordenadora de la ley.

De nada vale que la Constitución resulte modificada o reformada si el
gobierno no crea tribunales de garantías constitucionales, o alguna
institución semejante, que se encarguen no sólo de ejercer un control
estricto sobre las regulaciones jurídicas, sino también de admitir,
tramitar y resolver con total transparencia las demandas de los ciudadanos.

Los gobernantes cubanos ni siquiera han resuelto el asunto de las leyes
complementarias, algo que, en su momento, criticaron mucho a los
legisladores burgueses con respecto a la Constitución de 1940. A 38 años
de haberse promulgado la actual Constitución, en Cuba no hay una Ley
sobre la cultura, y están pendientes las de prensa, cine, ciudadanía,
deportes, quejas y también la de cultos. Tampoco existe una que permita
la organización pacífica de toda la sociedad civil.

Lo primero que debiera hacer el gobierno es convocar a una discusión
pública de la actual Constitución y de los fundamentos políticos y
sociales del Estado, y luego realizar un referéndum. Pero no como en
2006, cuando el General de Ejército Raúl Castro Ruz se estrenó como
Presidente de la República, y convocó al pueblo para que se expresara.
Hoy, la mayoría de los reclamos siguen engavetados.

Source: Las leyes son, como se levante el líder | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/las-leyes-son-como-se-levante-el-lider/

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