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Sunday, October 26, 2014

Felipe González debería estar preocupado por los dispositivos de espionaje del castrismo

"Felipe González debería estar preocupado por los dispositivos de
espionaje del castrismo"
Juan Reinaldo Sánchez desvela en su libro la lujosa vida privada del
dictador cubano y los sistemáticos procedimientos de espionaje del régimen.

Video:
http://www.youtube.com/watch?v=aWyqnmvQEsE

A primera hora de la tarde, Juan Reinaldo Sánchez le pide permiso a la
responsable de la editorial Península para salir a tomar un respiro y un
cigarro en la puerta del céntrico hotel donde se somete a un maratón
mediático en el que incluye a Libertad Digital. Una actividad muy
distinta a la que desempeñaba en Cuba, trabajando estrechamente en la
seguridad de Fidel Castro, como cuenta en su libro La Vida oculta de
Fidel Castro un minucioso relato de la vida del dictador cubano que
pronto podría dar el salto a la gran pantalla.

- Entre los mitos que adornan a Fidel Castro está el de que es un hombre
que carece de fortuna o propiedades.

- No es verdad. Fidel tiene unas veinte casas en la isla, hablo de las
que yo he conocido o visitado con él. Son de su exclusiva propiedad. En
cuanto a las empresas en 1980 dio orden de crear un departamento de
nombre Negocios Foráneos, que lo atendía un coronel de la Inteligencia,
encargado de crear algunas pequeñas compañías para falsificar ropa de
marca con material comprado en Panamá y el trabajo de presos cubanos,
para venderlas como auténticas en Panamá. Incluso en Cuba se llegó a
falsificar y a comercializarse en Panamá una conocida marca de güisqui.
Estamos hablando de empresas fuera de la regulación cubana, que dependen
directamente del Consejo de Estado y que Fidel recibía de sus directores
dinero que se almacenaba en cuentas cifradas para su uso exclusivo.
Aparte de otros negocios que tiene y de un coto de caza particular en
Pinar del Río, la provincia más occidental de Cuba.

- Uno de los capítulos de su libro se titula "La manía de las
grabaciones" y en él se habla de grabaciones de audio pero también de
vídeo y no sólo en las dependencias oficiales del Gobierno cubano, sino
también en determinados hoteles de La Habana y en visitas al extranjero
de Fidel Castro. ¿Qué personas vivas de relevancia deberían estar
preocupadas por esto?

- Desde gobernadores y senadores norteamericanos como George McGovern a
presidentes que se hospedaron en residencias del Consejo de Estado, en
un complejo que se llama El Laguito. Te diría que todo el que visitó
Cuba a partir de 1980 hasta ahora tiene que estar preocupado.

- Evidentemente hay dirigentes españoles que han pasado por La Habana
estos últimos treinta años.

- Felipe González tiene que estar muy preocupado, porque seguro que le
grabaron.

- Hace años Norberto Fuentes señaló al Nobel, ahora fallecido, Gabriel
García Márquez, como una de las personas que podría haber estado
comprometida.

- Estoy convencido. Dese cuenta que García Márquez se radica en Cuba
porque Fidel le da una residencia de ese complejo del que le hablaba, El
Laguito. En concreto la número 6. Le puso cocineros, sirvientes y
chófer. Estoy convencido que por las misiones que cumplió García Márquez
como emisario de Fidel ante Bill Clinton y otras personalidades era un
objetivo muy señalado de la Inteligencia para grabar en su intimidad.
Era muy cercano a Fidel, pasaban días juntos en Cayo Piedra. Era raro la
noche que Fidel no pasaba por su casa y se pasaban horas conversando.

- Esa trama de espionaje, que evidentemente abarca la grabación de
relaciones sexuales, ¿incluía también el tender trampas de ese tipo a
los espiados?

- Le voy a contar algo que tampoco esta en el libro. El objetivo de las
grabaciones no era sólo poder chantajear al espiado, sino también
conocer sus verdaderas intenciones en su visita a Cuba y lo que pensaba,
ya se tratase de un mandatario o de un empresario.

- Está el famoso caso de las conversaciones grabadas al presidente
mejicano Vicente Fox y en 2009 la defenestración de Carlos Lage y Felipe
Pérez Roque.

- Exacto. Pero lo que quería contarle: en 1975 yo todavía no estaba en
la escolta de Fidel, me estaba preparando en la escuela de especialistas
de seguridad personal. Protegíamos a diversas personalidades que
visitaban Cuba, como medio de entrenamiento. Y llegaron McGovern y otros
senadores de EEUU. A McGovern le atendió enseguida Fidel y se quedó en
La Habana, pero el resto de la delegación se trasladó a un hotel a las
afueras, Marazul, que hoy se llama Trópico. Cuando llegamos dos agentes
de los Servicios Secretos ya tenían dentro de la administración del
hotel a gente encargada de escuchar las conversaciones telefónicas de
los invitados y tenían los micrófonos preparados en las habitaciones. En
el grupo de traductores había un cubana joven muy bonita, preciosa, y
trataron de acercársela a uno de los senadores norteamericanos, mucho
mayor que ella. Esta muchacha tenía relaciones con el jefe de armamento
del Ministerio del Interior, el coronel Lucindo, que estaba casado. Por
eso no se decidieron por ella finalmente. Entonces cogieron a otro
muchacho, muy joven también, porque en la delegación estaba la hija de
uno de los senadores que era de la misma edad. Yo fui testigo de cómo
los dos agentes de la inteligencia hablaron con el muchacho y lo
forzaron, porque él no se veía capaz. Se cerró la playa de noche,
montaron una barbecue con langostas y otras cosas para que se dieran las
condiciones propicias para el encuentro amoroso que al final se dio. Eso
era algo habitual.

- Me imagino que todo ese archivo será algo que utilizarán el día de
mañana los jerarcas del régimen si se produce en algún momento una
apertura democrática en la isla.

- Hay un equipo del Consejo de Estado que se llama el equipo de
versiones y traducciones simultáneas, es el que elabora todo lo que
Fidel publica en Granma. La directora de ese equipo de llama Ilda
Castro. Todo eso está a recaudo en una gran oficina secreta, incluidas
las libretas secretas de Fidel.

Un 'hijo' desencantado

- A usted le pilla la revolución de 1959 con diez años. ¿Cómo llega a
guardaespaldas de Fidel Castro?

- Cuando ya estuve en lo más alto de la seguridad del Estado me
explicaron cómo desde el colegio se fijaron en mí, era un procedimiento
habitual. Yo hacía mucho deporte y muchas artes marciales, mi familia
además era muy revolucionaria. Hay un antecedente que no cuento en el
libro pero que usted me ha hecho recordar ahora: una persona del
Ministerio del Interior se presenta en mi casa, cuando tenía diecisiete
años y la situación económica en mi familia no era muy buena, y me
propone trabajar en un plan especial dirigido por Celia Sánchez, una de
las más fieles a Fidel desde Sierra Maestra. Se trataba de arreglar
todas las casas de los dirigentes del régimen, y estando ahí es cuando
me llama el servicio secreto.

Cuando fui testigo de la connivencia de Fidel con el tráfico de drogas
se me vino abajo
- Usted pasa de guardaespaldas de Fidel a represaliado y finalmente
exiliado del régimen. ¿Cómo se produce eso?

- En 1989 yo oigo, precisamente a través de esos mecanismos de los que
hemos hablado, una conversación entre Fidel y el ministro del Interior.
Fidel está autorizando una estancia en Cuba para un lanchero, un
narcotraficante cubano-americano. Y para eso se le daban 75.000 dólares.
Se le montó un dispositivo como si ese lanchero fuese un infiltrado de
la seguridad cubana en EEUU. Para que los familiares no dijesen que
había estado en Cuba. Entonces yo llego a la conclusión que es Fidel
Castro quien está dirigiendo el tráfico de drogas, algo que siempre
había negado diciendo que era una maniobra del imperialismo. A mi se me
derrumbó el pedestal en el que le tenía, porque me di cuenta de que
estaba protegiendo a un narcotraficante. Pero más allá de eso: me sentí
humillado, engañado, traicionado... Yo también, como el pueblo cubano,
creía que era una maniobra imperialista. Después supe del tráfico de
armas y luego vino el fusilamiento de Ochoa. Todo se me vino abajo. En
ese momento no me podía jubilar, pero luego lo intenté, cosa que nunca
había hecho un guardaespaldas de Fidel. Algunos con graves e
irreparables lesiones físicas seguían ahí haciendo alguna tarea
administrativa, nunca alguien volvió a la vida civil. Yo fui el primero
y tuve que esperar hasta 1994. Me costó dos años de cárcel.

Source: "Felipe González debería estar preocupado por los dispositivos
de espionaje del castrismo" - Libertad Digital -
http://www.libertaddigital.com/internacional/latinoamerica/2014-10-25/juan-reinaldo-sanchez-felipe-gonzalez-deberia-estar-preocupado-por-los-dispositivos-de-espionaje-del-castrismo-1276531660/

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