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Tuesday, October 28, 2014

Derechos Humanos, prioridades y agendas políticas

Derechos Humanos, prioridades y agendas políticas
ANTONIO G. RODILES | La Habana | 27 Oct 2014 - 2:26 pm.

Nos enfrentamos a un régimen en conteo regresivo pero con capacidad de
trasmutar. No es momento de regalar nada a los opresores que tratan con
desprecio a sus ciudadanos.

Los dinámicas sociales no evolucionan en forma lineal, una vez que se
disparan son tan impredecibles que terminan en asombro de muchos. Es ahí
donde se manifiesta la correlación entre lo prolongado de los procesos
totalitarios y su desmoronamiento o mutación. A medida que el tiempo sea
escaso y la premura del régimen se instaure, los movimientos inciertos
aumentarán. De lo que ocurra en esos momentos dependerán en gran medida
los próximos 20 o 30 años de nuestra nación.

En fechas recientes es notable la intensa embestida de aliados y
admiradores del castrismo para intentar salvar a la vieja élite y
herederos. La batalla llega a organismos internacionales, instituciones
regionales, medios de prensa como The New York Times, el mundo académico
y otros foros. La idea es vender que solo el castrismo puede conducir a
una transición segura en Cuba.

Mientras tanto, la sociedad cubana continúa en plena estampida, el
término "tráfico humano" no se menciona pese al establecimiento de un
corredor de personas que otorga magníficos dividendos a quienes lo
controlan: por un lado, grupos del crimen organizado en México, por
otro, autoridades que se hacen de la "vista gorda".

No resultan evidentes las dinámicas que han cambiado en apenas 2 años en
la Isla. La interacción entre actores internos y externos propicia
también que la real politik entre en acción. En el panorama opositor se
perfilan varias agendas, algunas explícitas, otras no. Conflictos
ocurridos recientemente como el de UNPACU y las Damas de Blanco resultan
difíciles de entender en su totalidad ¿Qué los provoca? ¿Qué intereses
los sostienen? La unidad concebida a la vieja usanza es una ficción, la
posibilidad de convergencias parece un objetivo más realizable.
Construir acuerdos es tema prioritario, pero la falta de claridad, de
confianza entre los actores políticos y la tendencia de no hablar "a
calzón quitado", son elementos lastrantes.

Las diferentes agendas no deberían generar rupturas políticas si existe
transparencia y las mismas mantienen anclaje profundo en las libertades
fundamentales, premisas que no son negociables. Sin embargo es
fundamental, tanto para actores internos como externos, que fijemos y
asumamos públicamente los elementos esenciales de nuestras propuestas.
Con ese gesto de honestidad, comenzaremos a mostrar madurez y compromiso
político.

Es importante recordar que ya en el 2010 apareció la "Carta de
ciudadanos cubanos a congresistas norteamericanos", pidiendo el
relajamiento de las restricciones de viaje sin fijar condiciones
previas. Esta misiva fue firmada por un grupo de activistas en Cuba con
la notable ausencia de líderes como Oswaldo Payá o Laura Pollán, entre
otros. En el presente, no han sido igualmente visibles los que desde la
oposición apoyan el sostenido cabildeo para relajar o eliminar las
sanciones contra el régimen castrista, sin pasos concretos y medibles en
el respeto de los DDHH. Un caso que recientemente llamó la atención fue
la campaña antiembargo organizada por el grupo Cubanow usando la imagen
de Yoani Sánchez, sin que existiera un pronunciamiento público de la
bloguera respecto a este tema.

Las tentaciones de algunos actores políticos de entrar en un diálogo con
el régimen y defender una reconciliación cuasi incondicional pueden ser
muchas. Algunos opositores, como es el caso de Dagoberto Valdés,
defienden esta tesis. Sin embargo es preciso indicar que sin una amplia
base social que ejerza una presión sostenida sobre la vieja elite y sus
aliados será muy difícil que avancemos en la dirección de cambios
políticos. Venezuela, donde el régimen cubano ya mostró sus cartas, es
un buen ejemplo. Usaron a quienes decidieron dialogar para acallar y
debilitar al movimiento estudiantil y, una vez controlado este,
terminaron por ahogar el supuesto diálogo.

El escenario cubano puede volverse aun más complicado, los pasos en
falso crearían las condiciones para colocarnos en el camino de un estado
fallido, y ya no solo tendríamos un desastre económico y social bajo un
férreo control político, sino que adicionaríamos altos niveles de
inseguridad y establecimiento de organizaciones criminales. El embargo,
así como cualquier sanción internacional, debe ser una herramienta de
presión para que el régimen acepte medidas de fondo que eviten la triste
experiencia de muchas repúblicas excomunistas que transitan por esos
rumbos. ¿Por qué repetir los mismos errores?

Nos enfrentamos a un régimen en conteo regresivo pero con capacidad de
trasmutar. No es momento de regalar nada a los opresores que tratan con
desprecio a sus ciudadanos. Nos tocan nuestros derechos fundamentales,
esa idea tan simple pero tan poderosa no debe ser opacada por ningún
otro argumento o supuesta estrategia. No ofrecen confianza quienes se
conforman con menos o desean "dialogar'" por menos. Políticamente la
puerta no debe cerrarse pero tampoco abrirse al punto de convertirnos en
una oposición leal.

Que todos los cubanos, dentro o fuera de la Isla, puedan ejercitar
plenamente sus derechos fundamentales. Que se adquiera un compromiso
firme con el respeto a nuestras libertades ratificando e implementando
los pactos de DDHH de la ONU. Solo entonces estaremos hablando de
reformas verdaderas.

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