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Wednesday, September 17, 2014

Ni después de muerto se respeta a Íñigo

Ni después de muerto se respeta a Íñigo
Escultura El Trovador, obra emblemática de la ciudad de Guantánamo,
termina mutilada luego de un "viaje" itinerante por la ciudad
miércoles, septiembre 17, 2014 | Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO.- Realizada por Ángel Íñigo, autodidacta recientemente
fallecido y creador del Zoológico de Piedra, ubicado en el municipio de
Yateras, la escultura está inspirada en el músico y poeta guantanamero
Lorenzo Cisneros, fundador del Movimiento de la Nueva Trova en la ciudad
del Guaso. Cisneros, conocido popularmente como Topete y quien radica en
México desde hace casi veinte años, compuso una canción en homenaje a
Iñigo y éste, en correspondencia, hizo la escultura.

Inicialmente, la obra fue ubicada en el primer bulevar de la ciudad, en
la calle Aguilera entre las de Pedro A. Pérez y Martí, paso peatonal que
quizás fue durante sus dos décadas de existencia uno de los más cortos
del mundo pues sólo contaba con una cuadra. Específicamente, la pieza
estaba situada frente al Bouquet, un barcito donde en la década de los
ochenta del pasado siglo se reunían los poetas y trovadores para, entre
tragos de ron barato, canciones y versos, echar a volar esperanzas que
la vida se encargó de segar y convertir en añoranzas de juventud.

Con la remodelación del centro histórico de la ciudad, el bulevar
desapareció, el tramo de calle volvió a ser vehicular y El Trovador
comenzó a moverse por la ciudad. Hay quienes aseguran que de la calle
Aguilera fue llevado hasta el frente de la sede del grupo de Changüí, en
el popular barrio La Loma del Chivo, pero donde este reportero lo vio
por muchos años fue en la calle Máximo Gómez, frente al local ocupado
por el centro recreativo El Patio de Artex, hasta que fue situado en la
Avenida Camilo Cienfuegos, una de las vías principales de la ciudad y
donde ha sufrido la última mutilación.

Ya frente a la sede de Artex, la escultura había recibido algunos daños,
un mal acompañamiento que ha signado a casi toda la obra legada por
Iñigo al patrimonio nacional. Los ejemplos sobran. Hasta el mismo año de
su muerte, el escultor estuvo reclamando protección y respeto para sus
esculturas en las reuniones de la UNEAC y quejándose, porque siendo el
creador del Zoológico de Piedra, quienes se encargan de administrarlo
echaban en sus arcas casi todo lo que pagaban los visitantes y a él le
daban una suma miserable.

Tanta fue la injusticia que, en la década de los años noventa, cuando yo
ejercía como abogado, me otorgó un poder notarial para establecer una
demanda y hacer valer sus derechos, de lo cual se retractó al recibir
promesas de altos funcionarios de que el problema se resolvería. La
verdad es que la solución nunca satisfizo al artista. El despotismo
llegó al extremo de exigirle que para poder entrar al Zoológico de
Piedra tenía que ponerse una credencial que lo autorizara y que era
expedida por la empresa administradora.

A pesar de la importancia que la obra de Íñigo tiene para Guantánamo,
tal parece que algunos dirigentes lo desconocen y así parece confirmarlo
lo ocurrido el pasado 22 de agosto.

Ese día, una brigada de la Empresa de Acueductos y Alcantarillado se
dirigió al lugar donde había sido depositada la escultura para realizar
un trabajo. Todo parece indicar que la obra debía ser desplazada para
que ellos pudieran operar. La lógica indica que debían haber contactado
antes con la Dirección Provincial de Cultura o con el Consejo Provincial
de las Artes Plásticas para realizar el trabajo sin dañarla.

Pero estamos en Guantánamo, una provincia que quizás ostente el triste
récord de ser el territorio cubano donde más se violan los derechos de
los ciudadanos y donde algunos funcionarios transgreden impunemente las
regulaciones que dicta el propio gobierno para el que trabaja, sin que
la mayoría de las veces pase absolutamente nada.

Así que, sin consultar a las entidades mencionadas y mucho menos a los
herederos del artista, los obreros movieron de forma irresponsable la
escultura desprendiéndole una parte del brazo y de la guitarra. De nada
ha servido la denuncia pública, realizada inicialmente en la emisora
CMKS y luego en el periódico Venceremos, órganos oficiales del partido
único.

Veinticinco días después, he pasado por el lugar para comprobar si el
daño había sido reparado pero, como dice la canción, "el cuartico está
igualito".

El escultor Ángel Íñigo habrá constatado desde su tumba o desde el lugar
por donde deambule su alma creadora y generosa, que ni aún después de
muerto su obra recibe el respeto que merece.

Source: Ni después de muerto se respeta a Íñigo | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/ni-despues-de-muerto-se-respeta-a-inigo/

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