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Wednesday, September 10, 2014

La cruzada contra los piojos

La cruzada contra los piojos
ROSA LÓPEZ, La Habana | Septiembre 09, 201

Aire caliente y aspirador para acabar con las liendres
"Me echaron petróleo y me pusieron un trapo blanco apretado en la cabeza
para que los piojos cayeran en él, después de un rato tenía mareos al
respirar aquel olor y después vinieron los vómitos", cuenta Yuraima.
Durante su adolescencia, la joven fue sometida frecuentemente a
tratamientos como este para combatir a los piojos.

Tener piojos no es solo cuestión de higiene o salud, sino que lastima la
autoestima y provoca el rechazo social. De este padecimiento todos
sabemos algo, ya sea sacar liendres o detectar esas pintitas blancas en
el pelo. ¿Cómo los eliminamos? Esto depende de cada uno: con queroseno,
lindano, alcohol, petróleo, vinagre o infusión de hojas de guanábana...

En la batalla que libramos los cubanos contra los piojos, estos últimos
llevan décadas a la ofensiva y con varias escaramuzas ganadas. El
desabastecimiento de productos higiénicos como champú y jabón, unido al
hacinamiento en que viven muchas familias, ha creado un hábitat ideal
para estos invitados indeseados. Cada madre cubana sabe lo que es pasar
largas horas las largas horas identificando en la cabellera de sus hijos
las larvas o lavando el pelo con algún producto que mate a los insectos
adultos. El conocimiento se transmite de generación en generación y
algunas féminas se consideran verdaderas expertas.

En las escuelas primarias, maestras y auxiliares pedagógicas son
diestras en detectar a los alumnos contagiados. Si alguien se rasca
frecuentemente la cabeza y se le notan unos puntitos blancos, entonces
es revisado. La medida más repetida es enviar a casa al "piojoso" y
decirle que regrese solo cuando tenga controlada la invasión. El
problema radica entonces en cómo matar a estos insectos sin alas que
saltan de una cabeza a otra. El propio "limpiador de liendres" puede
terminar contagiado.

Entre los compras que con más frecuencia traen en sus maletas los
viajeros que regresan al país, figuran los productos destinados a la
eliminación de los piojos. "Mi hija lo único que me pidió es que le
trajera para los niños un buen champú anti pediculosis", dice María
Encarnación, una jubilada de setenta años que acaba de viajar a Miami a
visitar a su otro hijo. "Cuando llegué a la farmacia y empecé a buscar,
una empleada me preguntó si vivía en la Isla y después me señaló: 'las
lociones contra piojos están en aquel anaquel' y me dio tanta pena...",
cuenta la anciana, que pudo comprar dos frascos de medio litro cada uno.

Los nietos de Encarnación pertenecen a un pequeño grupo de infantes
cubanos que combate la invasión de piojos con productos vendidos en
farmacias. Muchos otros apelan a lo que tienen a mano. Las dos hijas
pequeñas de Liz están pasando por la misma infestación que ella padeció
cuando era niña: "Utilizo vinagre para que las liendres se despeguen del
pelo y después las peino con un peine muy fino para sacarlas, es una
tarea que me lleva horas". Un estudio realizado por el Instituto de
Medicina Tropical Pedro Kourí determinó que en el país se usan hasta
cuarenta productos en el combate contra estos insectos de forma ovoidea
que pueden medir entre 1,5 y 4 mm.

Además de la extracción manual, que lleva tiempo y paciencia, muchas
familias echan mano de sustancias que causan más daños que beneficios
para la salud. Tal es el caso de la aplicación de petróleo y queroseno
para el control de la plaga. En el imaginario popular, estos productos
"matan hasta el último piojo", según cuenta Emenegilda, que vive en el
poblado El Pedrero, en el centro del país, y dice poder curar con esos
sustancias. "Le echo aceite quemado de carro, que es el mejor para esos
casos y no solo no hay liendre que se quede en esa cabeza, sino que
además el pelo le queda brilloso, brilloso", explica esta matrona muy
respetada en su comunidad y a la que las madres piden ayuda con
frecuencia para dejar "limpios" a sus hijos.

"Le echo aceite quemado de carro, que es el mejor para esos casos y no
solo no hay liendre que se quede en esa cabeza, sino que además el pelo
le queda brilloso, brilloso"
La lista de remedios incluye elementos tan agresivos para la salud
humana como el líquido de freno y el propio abate –o Temephos– que se
usa en la lucha contra el mosquito aedes aegypti pero cuya utilización
sobre el cuerpo no es recomendable. A las reacciones tóxicas se unen los
propios peligros durante el tratamiento por la característica de
inflamable que tienen los derivados del petróleo que, además, provocan
irritación en membranas y daños respiratorios. Por último, su aplicación
repetida podría estar asociada a la aparición de cáncer.

En casi todas las provincias investigadas por los científicos del Pedro
Kourí, se determinó el uso de hidrocarburos para eliminar piojos y
liendres. En las zonas rurales, se agregan también los plaguicidas
agrícolas, con los que la población intenta frenar la expansión de
piojos. Los casos de intoxicaciones son frecuentes, pero los rumores
populares apenas se hacen eco de ellos.

El lindano también se utilizó durante décadas como insecticida contra la
pediculosis. Sin embargo, se descubrió su riesgo de absorción sistémica
y varios efectos secundarios sobre el sistema nervioso central o en la
médula ósea. Los peores casos de neurotoxicidad derivaron en crisis
epiléptica, aunque también se reportaron vértigos, irritabilidad y
nerviosismo. El producto fue retirado definitivamente de las farmacias,
pero dejó a muchas familias sin otra opción para combatir el mal.

Muchos libran la batalla contra los piojos con la ayuda de productos y
compuestos que podrían traer más problemas que soluciones. Los más
afortunados pueden contar con algún pariente que viaja al extranjero y
les trae de vuelta una loción o un champú que eliminará a los indeseados
inquilinos de la "azotea".

Source: La cruzada contra los piojos -
http://www.14ymedio.com/reportajes/Piojos_0_1630636925.html

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