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Saturday, September 13, 2014

De gratuidades y escuelas

De gratuidades y escuelas
YOANI SÁNCHEZ, 12/09/2014

El timbre del matutino sonó y los niños entraron al aula seguidos de sus
padres. El primer día de clases la alegría se dispara y algunos echan
unas lagrimitas porque extrañan sus casas. Así le pasó a Carla, quien
acaba de comenzar el preescolar en una escuela del Cerro. La niña ha
tenido suerte porque le tocó una maestra que lleva varios años enseñando
en la primaria y domina bien el contenido que imparte. "¡Qué suerte!",
pensaron los familiares de la pequeña justo antes de que otra madre les
advirtiera: "pero cuidado con la profe, que le exige a cada estudiante
un trozo de la merienda que trae de casa".

En la tarde de aquel 1 de septiembre tuvo lugar la primera reunión de
padres. Después de las presentaciones y las palabras de bienvenida, la
maestra enumeró todo lo que hacía falta comprar en el aula. "Hay que
recoger dinero para un ventilador", apuntó sin sonrojos. Ya Carla había
sufrido del calor en la mañana, así que la madre entregó los 3 CUC que
le correspondía para que su hija tuviera un poco de fresco mientras
estudiaba. "También necesitamos comprar una escoba y un trapeador para
la limpieza, tres tubos de luz fría para las lámparas y un cesto de
basura", recalcó la auxiliar pedagógica.

A la lista de los pedidos y necesidades se le sumó un desinfectante para
el baño "porque no hay quien entre de la peste", aseguró la propia
educadora. La cifra de gastos comenzó a crecer y hubo que agregar un
candado porque "si no se roban las cosas, cuando no hay nadie en la
escuela". Para pintar la pizarra, un padre ofreció un poco de pintura
verde y otro se comprometió a arreglar las bisagras a la puerta, que
estaba caída de un lado. "Les recomiendo que le compren la libreta a los
niños por la calle, porque las que vinieron este año son una telita de
cebolla y se rompen de solo borrar", añadió la maestra.

Al terminar la reunión, la familia de Carla ya contabilizaba unos 250
pesos cubanos en gastos para apuntalar la enseñanza de la niña, la mitad
del salario mensual del padre, que es ingeniero químico. Entonces la
directora de la escuela entró a la reunión y remachó "si alguien conoce
un carpintero y quiere contratarlo para que le arregle la mesa a su
hijo, puede hacerlo".

Source: De gratuidades y escuelas -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/gratuidades-escuelas_7_1632506734.html

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