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Thursday, September 04, 2014

Abercrombie vs. Che

Publicado el jueves, 09.04.14

ALEJANDRO RIOS: Abercrombie vs. Che

Sin el menor recato, como si se tratara de un país común y corriente, la
más importante publicación cultural online del régimen cubano ha
dedicado un dossier al modo de vestir de la población de la isla, algo
parecido a la moda, para lo cual convocó a una serie de conocedores,
quienes terminan por enredarse en un laberinto de eufemismos que apenas
rozan los fundamentos de la debacle.

Quién no padeció, alguna vez, un espanto de imitación de jean, llamado
Jiquí; la insufrible camisa Yumurí, de aburridos estampados; el abrigo
"veinticuatro por segundo" (porque eran todos iguales y con esa
frecuencia aparecían en la calle), o los zapatos "Kiko plásticos", que
las víctimas de su uso conocían como "ollitas de presión" por el efecto
nauseabundo del calor y la humedad sobre los pies.

Por qué los especialistas no se refieren a engendros de la moda cubana
como el "baja y chupa" o la consabida licra en sus más funestas
variantes, como única opción para las féminas desandando las calles de
La Habana. Se olvidan de mencionar la incapacidad del régimen a la hora
de producir ropa interior femenina y masculina como si fuera un lujo
burgués.

Recuerdo a mi madre ingeniando unos ajustadores de telas y rellenos
diversos que más bien parecían armaduras medievales. Ni decir que los
pocos pantalones de mi padre eran reducidos en talla para que nosotros,
sus hijos, pudiéramos salir a pasear con cierta decencia.

Algún día se erigirá el monumento a la progenitora cubana que debió
cubrir la retaguardia de una sociedad tan inoperante. Fueron ellas las
que inventaban y cosían, cuando Miami aún no era la fuente de la
felicidad, los caprichos de sus jóvenes descendientes atentos a la moda
universal.

Los pantalones "tubitos" y las "campanas" se confeccionaron por tan
diestras y amorosas manos, para que luego personas deleznables como la
actriz Ana Lasalle persiguieran y descosieran en plena calle a quienes
se atrevían a vestirse como el enemigo.

La socorrida Graziella Pogolotti explica hoy, con hipocresía, la
represión: "Una lectura ideológica equivocada convirtió en problema
actitudes que no expresaban conflicto alguno con los principios
fundamentales de la Revolución".

Quiere que olvidemos a su dictador desbarrando desde la tribuna contra
comportamientos extranjerizantes y feminoides.

Resulta incongruente teorizar sobre el vestir del cubano cuando la
criolla guayabera fue usurpada por agentes de la seguridad en su perenne
cruzada de miedo y de Africa llegó y se impuso, entre la clase
dirigente, el colonialista safari.

La moda, el vestir es consustancial al mercado y sus marcas, las cadenas
de tiendas por departamentos y la libertad de elegir. He contado como
Aida Santamaría me dijo que utilizaba los Levis porque eran fuertes para
el trabajo voluntario y consumiéndolos se le hacía daño al imperialismo
yanqui, empeñado en imponer su voluntad.

Hemos sido espectadores inertes del desmontaje de la industria textil
cubana y de sus famosos y eficaces talleres de confección.

Ultra, La Epoca, Flogar y Fin de Siglo, entre otras tiendas, son mudos
testigos de una época de gloria, hoy totalmente devastada.

Ahora, el mismo gobierno que sigue obstruccionando la iniciativa
empresarial ha impuesto leyes para que los cuentapropistas no importen
la ropa que es incapaz de producir y los parientes salvadores de Miami
disminuyan sus ansias perennes de hacer feliz a la familia de la isla.

Al régimen y sus escribanos les preocupa la parafernalia textil
capitalista y su simbología, muy reclamada por la juventud cubana, como
la de cualquier otro país. Se han dado cuenta, algo tarde, que la
decadente imagen del Che no compite con Abercrombie.

Source: ALEJANDRO RIOS: Abercrombie vs. Che - Opinión -
ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/09/04/1834729/alejandro-rios-abercrombie-vs.html

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