Pages

Wednesday, August 06, 2014

Necesitamos una nueva Constitución

Necesitamos una nueva Constitución
PEDRO CAMPOS | La Habana | 5 Ago 2014 - 10:49 pm.

Todos los cubanos deberíamos apoyar un proceso de democratización, que
enrole al Gobierno y posibilite dialogar entre las diferentes tendencias
políticas hacia una nueva Constitución.

El primer y gran problema, el gran pecado original de la "actualización"
expresada en los llamados Lineamientos aprobados por el VI Congreso del
PCC es su carencia de definición sobre el tipo de sociedad que se
propone, sus fines y medios.

Todo está encaminado a "desarrollar la economía y ganar en eficiencia y
productividad", una consigna que lo mismo pudo haber sido enarbolada por
los esclavistas azucareros en el siglo XIX que por los grandes
empresarios capitalistas extranjeros que existían en nuestro país antes
de las estatizaciones de los primeros años de la revolución de 1959.

Mucho que se pidió al Partido, antes de aquel congreso, que primero
definiéramos de conjunto qué entendíamos por socialismo, qué tipo de
sociedad nos propondríamos, cuáles eran sus objetivos y los medios y sus
métodos correspondientes. La indiferencia fue la respuesta.

Y desde luego, todo partido tiene el derecho de definir o no sus
propósitos y formas de alcanzarlos. Pero indefiniciones e
inconsecuencias se pagan caras, como ya está ocurriendo. La falta de
definiciones del PCC puede deberse a que quiénes cometieron los
anteriores errores están intentando enmendarlos sin haber hecho la
crítica consecuente de los mismos, lo cual lleva a pretender otros
resultados con iguales o parecidos métodos.

Especialmente en este tipo de sistema político monopartidista que dice
representar a todo el pueblo, la sociedad misma debió también discutir y
aprobar cómo deseaba vivir, qué entendíamos por socialismo, qué sociedad
queríamos, sin imposiciones de guion, lo contrario de lo que hizo la
dirección de ese partido único, amparada en el antidemocrático artículo
V de la Constitución.

Y de ahí incongruencias como las de los decretos que estimulan el
desarrollo capitalista privado pero mantienen trabas monopólicas y
estatales insalvables, los cuales desestimulan y tergiversan el avance
socialista, complican y hasta impiden cualquier desarrollo de las
fuerzas productivas y terminan por hacer esperar que el capital
internacional venga a "salvar al socialismo cubano".

Para enfrentar este grave problemas institucional, nada mejor que una
nueva Constitución democrática, pues es más que evidente, que la de 1976
está rebasada por la historia, por los fracasos de la economía
estatizada y centralizada establecida, y por las necesidades de un
proceso de democratización y socialización en el orden político y
económico que favorezca el desarrollo de nuestra sociedad en crisis
multisectorial.

Aquella Constitución aprobada hace casi 40 años fue producto de
circunstancias históricas concretas, nacionales e internacionales, que
han cambiado drásticamente.

La desintegración de la URSS y el "campo socialista", la conversión de
China en una gran potencia económica capitalista y el desastre
económico-político y social manifiesto en la sociedad cubana, han
demostrado las inconsecuencias de los fundamentos "marxistas-leninistas"
(en verdad estalinistas), sobre los cuales fue concebida aquella
Constitución.

El 24 de febrero pasado en la Asamblea Nacional del Poder Popular, el
presidente Raúl Castro expresó: "En concordancia con los acuerdos del VI
Congreso, será preciso armonizar los postulados de la Constitución de la
República con los cambios asociados a la paulatina implementación de los
Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución".

Clarísimo: corremos el riesgo de que se "constitucionalice" lo ya
decidido por el PCC si los cubanos no somos capaces de garantizarnos
como pueblo una verdadera constitución democrática.

Por otro lado, en una polaridad nada saludable, unos cubanos creen que
debe partirse de la Constitución de 1976 y otros que de la del 1940.
Pero, si bien ambas contienen elementos rescatables, nuestra realidad
actual difiere mucho de aquellos dos momentos, y el mundo en que vivimos
es otro bien distinto.

Por una nueva Constituyente

Una Comisión de Asuntos Constitucionales funciona en la Asamblea
Nacional del Poder Popular, pero sus deliberaciones no se conocen. La
Casa Cuba hizo propuestas concretas abiertas para reformar la
Constitución. Los partidarios del Socialismo Participativo y Democrático
planteamos al VI Congreso del PCC la necesidad de una nueva
Constitución. Varios intelectuales, y no solo profesionales de las
Ciencias Jurídicas, han insistido también en su conveniencia.

A su vez, un grupo de socialdemócratas cubanos, impulsa ideas y acciones
positivas y constructivas encaminadas a lograr un consenso
constitucional entre los cubanos de todas las tendencias políticas, con
miras a crear condiciones favorables para una nueva Constituyente.
Esfuerzos todos válidos y ensamblables que deberían ser de amplio
conocimiento popular.

La nueva Constituyente, para ser representativa de los intereses de todo
el pueblo, tendría que ser la obra de todos los cubanos y no de un
pequeño grupo de ellos, designados por instancias autodesignadas.

El debate amplio en el seno del pueblo debería realizarse antes y
durante la discusión abierta, pública, por medio de la televisión, la
radio y la prensa de todo tipo, incluida internet libre, de lo que se
vaya debatiendo entre los representantes que van a proponer el proyecto
que se someterá a referendo popular. Tales representantes deberían ser
electos democráticamente y encarnar, en forma proporcional todas las
ideas políticas que conviven en la sociedad cubana. Eso precisará de una
ley de partidos políticos o una adecuación/ampliación de la actual ley
de asociaciones.

Pero, para que quede expedito el camino a una nueva Constituyente, será
preciso un previo proceso de democratización de la vida política del
país, que enrole al actual Gobierno —sea por decisión propia o por
demanda de amplios sectores sociales— y posibilite la libre expresión y
asociación de los cubanos, así como la suspensión de todo tipo de
persecución por razones de tipo político, de manera que sea posible
defender, explicar y argumentar ante todo el pueblo, en forma
horizontal, los diferentes puntos de vista.

Y desde luego no se trata de "pedir permiso" ni de mendigar derechos al
poder. Me refiero a la necesidad de crear un ambiente nacional de
concordia y democratización que involucre a las instituciones oficiales
y nos ayude a todos a superar esta ya larga etapa de autoritarismo.

Ese proceso será el que permitiría que discutamos abiertamente y
decidamos entre todos qué socialismo o qué tipo de sociedad queremos los
cubanos, sin desmedro de los derechos e intereses de las minorías.

La cercana desaparición de los "históricos" de los primeros planos
políticos acrecienta la necesidad de este proceso de democratización. La
"legitimidad" que brindó la revolución de 1959 se agota con ellos. Si
entre todos no establecemos un nuevo contrato social que rija los
próximos lustros de la sociedad cubana, nadie puede prevenir qué vendrá
después.

Todos los cubanos que aspiramos a que en nuestra sociedad se concreten,
pacíficamente, verdaderos cambios democráticos en el sistema político y
económico, aun cuando tengamos otras diferencias estratégicas, podríamos
y deberíamos coordinar nuestros esfuerzos, para tratar de promover ese
necesario proceso de democratización que rompa mordazas y autocensuras a
fin de posibilitar el diálogo franco, abierto, sin secretismo, sin
sectarismos ni elitismos, sin revanchismos ni intolerancias, que nos
permita encontrar el camino compartido hacia el futuro consensuado, en
el que todas las partes participen de acuerdo con principios comúnmente
aceptados.

Viva Cuba libre. Socialismo por la vida.

Source: Necesitamos una nueva Constitución | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1407271752_9824.html

No comments: