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Monday, August 11, 2014

El sexo puede ser una aventura

SOCIEDAD

El sexo puede ser una aventura
IVÁN GARCÍA | La Habana | 11 Ago 2014 - 9:58 am.

Las posadas cerraron, hay casas de citas para todos los gustos, pero no
están al alcance del bolsillo de la mayoría. Entonces...

Yasmani creía haber dejado atrás lo más difícil. Su romance con Roxana
fue a largo plazo. "Flirteábamos desde segundo año del pre. Alguna que
otra vez íbamos a una fiesta y tonteábamos un poco, pero no me decidía a
lanzarme. Cuando yo estaba en cuarto año de la carrera de Derecho nos
hicimos novios", recuerda.

Y llegaron las vacaciones de verano. Los padres del joven, por sus
buenas notas académicas, le regalaron 25 pesos convertibles.
"Planificamos ir a una discoteca y luego alquilar tres horas en una casa
para parejas. Pero en la disco nos excedimos en los gastos. Al final
terminamos haciendo el amor en el patio de una escuela, como siempre",
cuenta Yasmani.

Su caso no es una excepción. Incluso matrimonios consolidados de muchos
años tienen que ser muy creativos a la hora de tener sexo. Mario, padre
de tres hijos, duerme en un sofá de la sala de su casa.

"En la vivienda hay tres habitaciones. Mis suegros duermen en una. En la
otra, la hermana de mi esposa con su marido y sus dos hijos. Y en la
tercera, dos de mis hijos en una litera y el otro con su madre en una
cama personal. No hay cama para tanta gente", dice con una sonrisa.

Según Mario, hacer el amor es casi una hazaña. "Es como jugar a los
escondidos. Cuando más lo deseamos, a la suegra le da por ver la tele
hasta altas horas de la noche. Cuando éramos jóvenes íbamos a parques
oscuros o en la escalera de algún edificio. Ya no estamos para esos
trotes. Nuestras citas son de madrugada. Pero a esa hora casi siempre
estamos cansados", señala.

Matrimonios como el de Mario no tienen dinero para pagar unas horas en
alguna casa de alquiler que como flores surgen en La Habana. El déficit
habitacional en Cuba complica la privacidad y la estabilidad conyugal.

"Es muy raro que en Cuba, en una casa no vivan cuando menos tres
generaciones diferentes. Si tienen hijos, es habitual que ellos duerman
en el mismo cuarto con sus padres. Lo cual dificulta las relaciones de
pareja", apunta Arturo, sexólogo.

Antes de 1989, cuando Cuba comenzó su largo trayecto por el desierto de
la actual crisis económica estacionaria, que se inició con el llamado
"periodo especial", existían posadas, casas de citas a precios módicos
en distintos sitios de la capital.

Todavía Renato se acuerda de los tiempos en que hacía el amor con su
novia en una desvencijada posada habanera de su barrio.

"Habían posadas de varias categorías, según el bolsillo. En la Avenida
Acosta y Carmen, en Lawton, estaba ubicada la peor de todas. Las
ventanas eran de concreto, parecía que estabas en una celda. Las
habitaciones no estaban climatizadas y el posadero tenía pinta de
borracho o asesino. En los cuartos existían pequeños orificios donde
mirones desde la calle se dedicaban a fisgonear. Una vez cogí a un
tipo introduciendo un pequeño espejo entre los barrotes de cemento.
Aquello era un infierno", evoca Renato.

Pero no todas las posadas eran tugurios de paredes colmadas de frases
lascivas de mal gusto y donde merodeaban rescabuchadores y jamoneros.
"En El Vedado y por la carretera Monumental, al este de La Habana,
habían posadas discretas, con aire acondicionado y neveras con cerveza y
refrigerios. Eran más caras. Pero cualquier trabajador podía ir", dice
Renato.

Hiram, posadero retirado, señala que "las posadas eran un buen negocio.
Siempre había colas. Los posaderos teníamos dos o tres cuartos
habilitados para las parejas que pagaban un dinero extra. En esa época
no estaba autorizado alquilarle a los homosexuales".

En el siglo XXI, las posadas estatales son un recuerdo lejano. Casi
todas se han transformado en albergues para personas que han perdido sus
casas debido a derrumbes.

Si deseas compartir con tu pareja en un sitio confortable debes disponer
de no menos de 120 pesos, la mitad del salario mínimo en Cuba. En La
Habana existen más de 450 casas particulares para citas.

Casi todas con aire acondicionado, agua fría y caliente, neveras con
bebidas, y algunas hasta con jacuzzi. Tienen servicio de comida y tres
horas pueden costar 5 cuc o 120 pesos, las más baratas.

Por las noches, los dueños prefieren rentar el cuarto a 10 pesos
convertibles toda la madrugada. "Es mejor. Después de las dos o tres de
la madrugada es difícil que vengan nuevos clientes", apunta Norberto,
dueño de una casa que alquila a parejas en la barriada de La Víbora.

Hay casas de citas para todos los gustos. Residencias exclusivas con
piscina y un bar bien surtido. En otras, sobre todo en la parte vieja de
la ciudad, los cuartos son auténticos cobertizos calurosos. Por lo
regular, son alquilados por vecinos a personas que ligan prostitutas y
pingueros y cobran 25 pesos la media hora.

En estas casas se permiten parejas homosexuales y orgías discretas con
lesbianas. "Cualquier cosa mientras paguen, cuiden la propiedad y no
sean muy ruidosos. Lo único que prohibo es el acceso de menores de
edad", comenta Miguel, propietario de una precaria casa de citas.

Según Carlos, sociólogo, la prostitución, la infidelidad matrimonial y
el homosexualismo han convertido el hospedaje de parejas en un excelente
negocio. "El machismo rampante en Cuba provoca que sea de buen gusto
que los hombres de éxito o con poder tengan una o varias amantes. Esas
casas suelen ser sus nidos de amor", acota el sociólogo.

Mientras muchas parejas reservan en habitaciones confortables, otros
como Mario o Yasmani deben jugar al gato y al ratón con sus suegros o el
custodio de una escuela si quieren tener un rato de intimidad. Para
ellos el sexo es una aventura.

Source: El sexo puede ser una aventura | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1407355104_9839.html

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