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Monday, August 18, 2014

El negocio de la cola

El negocio de la cola
14YMEDIO, La Habana | Agosto 18, 2014

Desde las 10 de la noche del jueves Anabel marcó en la cola de la
Consultoría Jurídica Internacional en la calle 22 y primera en el
municipio Playa. Ya lo había intentado al amanecer del mismo día, cuando
creyó que si llegaba a las 5 de la mañana podría tener un buen turno.
Pero se equivocaba, solo atendieron 40 casos y ella ocupaba más o menos
el puesto 80 en la fila.

Anabel viene a legalizar sus antecedentes penales porque pretende
obtener una visa de la República Argentina, y ese es un trámite
obligatorio para todo aquel ciudadano cubano que no esté respaldado en
su viaje por una institución oficial.

Esta vez, al llegar a la oscura esquina solo encontró a los coleros
profesionales. Un grupo de 4 o 5 individuos que se dedican a vender, por
10 pesos convertibles, los primeros 15 turnos de la cola. Cada uno
"marca" para tres personas y tienen una enorme experiencia psicológica
para determinar a quiénes ofrecen sus servicios.

Solo a las 2 de la madrugada empezaron a llegar los clientes normales.
Algunos que como Anabel se habían frustrado en ocasiones anteriores.

La gente acude a la Consultoría Jurídica Internacional por múltiples
propósitos. Legalizar para su uso en el extranjero títulos
universitarios o certificaciones de notas, matrimonios, divorcios y,
sobre todo, cubanos que residen en el exterior y necesitan actualizar
sus pasaportes. Aquí se entregaba el permiso de salida del país a cambio
de una carta de invitación, pero este requisito ha desaparecido a partir
de la entrada en vigor de la actual ley migratoria, en enero de 2013.

A las 7 y 30 de la mañana, más o menos una hora antes de que se abran
oficialmente las oficinas, el público empieza a darle cuerpo a la cola.
Es un momento crucial, donde, ya con algo de luz del día, la gente se
pone físicamente uno detrás de otro. Los que llegaron a las 2 de la
mañana y creyeron que apenas tendrían delante a 5 o 6 personas,
descubren que están en realidad en la posición 18. Se dan cuenta que
ahora aquel señor que llegó en un auto Peugeot a las 6 de la mañana y
que nunca preguntó quién era el último, ocupa uno de los primeros
puestos. Se escuchan las primeras protestas, pero son débiles porque se
enfrentan a una práctica aceptada durante décadas.

A las 8:30, dándose toda la importancia que cree merecer, sale la
empleada que explica que en el día de hoy solo cuentan con dos
especialistas en el centro y que solo llamarán a 40 personas. En esos
instantes la cola parece haber recibido un corrientazo y se pone tensa
como un organismo vivo.

La funcionaria, que se ha parapetado firmemente en la puerta para
recoger los carnés de identidad de los que logran pasar, mira fijamente
a los ojos de Anabel antes de espetarle en tono desagradable: "Hasta
aquí llegan los turnos para antecedentes penales". Y solo entonces
Anabel se percata de que la empleada tiene en sus manos más documentos
de identificación que gente en la cola. Tiene el impulso de protestar,
porque es la única que se ha dado cuenta, pero opta por el silencio
porque en fin de cuentas va a pasar y será atendida.

Hacen subir al grupo a una oficina en el segundo piso, en un caluroso
local desde donde no es posible controlar el paso a los cubículos donde
trabajan las especialistas. Ella lleva en su bolso los 65 pesos
convertibles y los sellos por valor de 25 pesos moneda nacional que le
costará el trámite; los que van a legalizar títulos tendrán que pagar
200 CUC y 250 CUC para la certificación de notas. Otros encargos menores
cuestan entre 15 y 20 pesos convertibles. Toda una industria de sacar
dinero.

A las 3 de la tarde solo han llamado a 5 personas de la cola que
esperaban en el local, pero el desfile hacia los cubículos de las
especialistas ha sido continuo. Entonces aparece un espontáneo que exige
ver a la directora porque le parece una incalificable falta de respeto
la excesiva demora para una diligencia que sale tan cara y el innegable
trapicheo de influencias con que funciona todo.

Llega la directora, amable y positiva, hace como que regaña a la
empleada que controla el asunto y promete a los clientes que todos
saldrán complacidos. Efectivamente, como por arte de magia, en los
últimos 45 minutos se resuelven todos los casos. Cada uno regresa a lo
suyo y mañana será otro día.

Source: El negocio de la cola -
http://www.14ymedio.com/nacional/cola-consultoria_0_1617438242.html

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