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Wednesday, August 06, 2014

El dictador nunca es amigo

El dictador nunca es amigo
Gabriel García Marquez necesitó un amigo que fuera dictador. Quizás
tenía necesidad de transmitir a sus lectores ese terrible sentimiento de
soledad que siente un hombre en el poder, El resultado de ese
conocimiento fueron tres de sus grandes obras: El general en su
laberinto, El otoño del patriarca y El coronel no tiene quien le escriba
martes, agosto 5, 2014 | Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba -Un japonés jamás lleva a su mejor amigo a la casa. Sabe
que éste terminaría enamorándose de su esposa. Si los japoneses piensan
asi, mucho menos llevarían a casa a un amigo dictador.

Pero Gabriel García Marquez necesitó un amigo que fuera dictador y
prefirió ir a su casa. Quizás tenía necesidad de transmitir a sus
lectores ese terrible sentimiento de soledad que siente un hombre en el
poder, las atrocidades que comete y la zozobra que padece para conservarlo.

El resultado de ese conocimiento fueron tres de sus grandes obras: El
general en su laberinto, El otoño del patriarca y El coronel no tiene
quien le escriba.

El Premio Nobel de Literatura era un hombre sencillo, sin ínfulas de
nada. Dicen que por primera vez le llamó la atención ese ¨poder¨, cuando
de un despacho de gobierno vio salir de espaldas a un militar perdedor.
Amenazaba con un arma y enfangaba con sus botas la alfombra. ¿O fue
cuando vio el cuerpo embalsamado de José Stalin en la Plaza Roja de Moscú?

Así nació el dictador garcíamarquiano de su literatura y así surgió
sobre todo su deseo de conocer la psiquis de un dictador. A pesar de que
en aquellos momentos, finales del cincuenta del siglo pasado, había
varios a su alrededor, escogió a Fidel Castro. Hablaba su mismo idioma,
poseía su misma idiosincrasia latina. Era, como le había dicho en 1956
el poeta Nicolás Guillén: ¨Un muchacho muy espigado, terco y medio loco¨.

A la luz del tiempo, la trayectoria amistosa de García Márquez con el
Comandante Invicto, no está del todo clara. Se supo que cuando presenció
el juicio contra el militar de Batista, Sosa Blanco, se impresionó tanto
ante aquel circo romano, que no pudo escribir nada sobre el abominable
espectáculo y que firmó la revisión del proceso, a petición de las hijas
del reo, porque era evidente que el tribunal inexperto se apresuraba
demasiado.

El 4 de abril de 2005 no apoyó ni firmó una carta de intelectuales, para
contrarrestar lo que Fidel Castro llamó ¨maniobras contra Cuba¨ del
Imperialismo, al ser sancionado el gobierno de la Isla por violar los
Derechos Humanos.

¿Sería esa la razón por lo que Fidel Castro no tuvo reparos en hacer
públicas las labores que realizó García Márquez en 1998 en Estados
Unidos, a favor del régimen castrista y a petición suya? ¿Qué habrá
sentido su amigo Gabo al despertar aquella mañana del 20 de mayo de 2005
y escuchar lo que jamás pudo imaginar que ocurriera? ¿Su amigo lo
traicionaba? Se habrá preguntado.

Sus dos últimas visitas a Cuba fueron un misterio para la prensa
nacional y extranjera. El 14 de marzo de 2007 Fidel le comenta a Hugo
Chávez que ¨Esta mañana tuve la visita de Gabo, que se me apareció por
aquí¨. Nada más se anunció en la prensa.

En diciembre de ese año, García Márquez se pasó un mes en La Habana y no
pudo ver a su amigo el dictador. ¿Qué ocurrió en realidad entre estos
dos hombres, al final de sus relaciones? ¿Por qué Fidel Castro, cuando
muere Hugo Chávez, lo llama ¨el mejor de los amigos¨, en una Reflexión
del 11 de marzo de 2013 y al morir García Márquez, el 17 de abril de
2014, ni una letra le dedica en sus periódicos?

¿Es que en realidad nunca se sintió un verdadero amigo?

Source: El dictador nunca es amigo | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/un-dictador-nunca-es-amigo/

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