Pages

Thursday, July 24, 2014

Lo que nos dejó la URSS

Lo que nos dejó la URSS
IVÁN GARCÍA | La Habana | 24 Jul 2014 - 10:13 am.

Aunque hace más de 20 años la URSS desapareció del mapa, la educación
en la Isla continúa siendo un celoso albacea de la narrativa soviética.

Todavía en los libros de historia universal de escuelas secundarias o
preuniversitarias en Cuba, el tema soviético se maneja con pinzas.

Se recuerda a su padre fundador Vladimir Ilich Lenin, la epopeya de la
Segunda Guerra Mundial con sus 20 millones de muertos (dato viejo,
fueron 27 millones y no pocos murieron por un disparo en la nuca de sus
propios camaradas o en un tenebroso gulag), y la ayuda desinteresada de
la URSS en los primeros años de la revolución verde olivo.

A Zoraida, estudiante de tercer año de bachillerato y amante de la
historia, cuando le pregunto sobre aquella nación conformada por quince
repúblicas europeas y asiáticas, sin apenas tomar aire, me suelta una
parrafada calcada de los manuales escolares.
"La Revolución de Octubre fue fundada en 1917 por Lenin, y a pesar de
las agresiones de naciones occidentales se consolidó como una gran
potencia mundial. Fue el país con más muertos durante la Segunda Guerra
Mundial, 20 millones (persiste en el error), y tuvo que luchar sola
frente a la hordas fascistas. Estados Unidos y sus aliados se vieron
obligados a abrir el Segundo Frente en Normandía ante el avance
vertiginoso del Ejército Rojo", responde con ese dejo de orgullo
habitual en los alumnos aplicados.

No sé cuál será su vocación futura. Pero en ella el Partido tiene un
buen prospecto de comisario político. Como deseaba indagar sobre otros
aspectos históricos menos divulgados en los medios nacionales, le hice
las siguientes preguntas:

¿Qué me podrías decir de las brutales purgas de Stalin, que costaron
millones de vidas al pueblo soviético? ¿Sabías que la aplicación de la
colectivización agrícola provocó hambruna y entre 7 y 10 millones de
muertos en Ucrania, llamada Holodomor? ¿Habías leído acerca del pacto de
no agresión Molotov-Ribbentrop donde en una cláusula secreta Hitler y
Stalin se repartieron las repúblicas bálticas y una zona de Europa del Este?

¿Has leído o escuchado sobre la matanza en el bosque de Katyn por tropas
élites soviéticas a militares polacos? ¿Conocías que el escritor
Aleksandr Solzhenitsyn, Premio Nobel de Literatura en 1970, al igual que
otros muchos intelectuales, estuvo preso en el Gulag solo por pensar
diferente?

¿No crees que la URSS fue una nación imperialista, pues ocupó parte de
Europa del Este como trofeo de guerra e instauró gobiernos vasallos?
¿Has estudiado sobre la agresión soviética a Checoslovaquia en 1968 o
Afganistán en 1979?

¿Alguna vez te contaron que por decisión de Fidel Castro y Nikita
Jruschov, en Cuba estuvieron emplazados 42 cohetes atómicos de alcance
medio que pudieron provocar una conflagración nuclear? ¿Sabías que al
igual que Estados Unidos tiene una base militar en contra de la voluntad
del pueblo cubano, Fidel Castro sin consultar al pueblo autorizó un
centro de instrucción militar con tropas soviéticas y una base de
espionaje electrónico en las afueras de La Habana?

A cada una de estas preguntas, la joven respondió con evasivas: "No, no
lo sé. No, no lo he leído. O eso no lo hemos dado en la escuela".

Es conocido que el sistema de enseñanza en Cuba intenta apertrechar a
sus alumnos de una visión marxista y exaltar a Fidel Castro y su
revolución. En temas rigurosamente comprobados, el método utilizado no
es mentir, si no reconocer que no se tiene información o no decir toda
la verdad.

Aunque hace más de 20 años la URSS desapareció del mapa y dijo adiós a
su estrafalaria ideología, la educación en la Isla continúa siendo un
celoso albacea de la narrativa soviética.

Manuel, graduado de Filosofía, reconoce que en sus estudios
universitarios de historia no hicieron hincapié en la Perestroika y la
Glasnost. "De pasada los profesores encaraban aquella etapa. De
Gorbachov se nos dijo que fue un traidor, que desmontó piedra a piedra
el poderío y la influencia soviéticos. El enterrador del comunismo. Un
paria".

En las estructuras del poder existe un núcleo poderoso que aún recuerda
con nostalgia el periodo soviético. El General Raúl Castro, al frente de
los destinos de Cuba, es un gran admirador del comunismo ruso. En una de
las visitas al apartamento de Juan Juan Almeida, hijo del comandante
guerrillero, cuando vivía en Nuevo Vedado, Juan Juan me contó que en la
antesala de la oficina del General Castro en el MINFAR, había un cuadro
de Stalin, el carnicero de Georgia.

En el discurso de viejos aparatchiks, formados en severas escuelas del
Partido, sigue latente la Cuba soviética de antaño. Joel, funcionario
retirado, añora los viajes a Moscú y las visitas al mausoleo del
Kremlin, donde Lenin yace embalsamado. En su casa, en un estante de
madera, reposa una colección de libros de Boris Polevoi, Nicolai
Ostrovski e Iliá Ehrenburg, entre otros que escribieron sobre las
proezas del Ejército Rojo en la Gran Guerra Patria.

Carlos, sociólogo, considera "que la URSS puede parecer periódico viejo,
pero no está muerta del todo. La población ya no se acuerda de la carne
de lata, la compota de manzana ni los muñequitos rusos. Es en la
estructuras del poder donde extrañan la era soviética".

La historia de amor hacia la URSS entre un sector intelectual y político
es de vieja data en el país. Muchos que juran ser nacionalistas a pie
firme, acusan de anexionistas a las personas que admiran el estilo de
vida y las estructuras institucionales de Estados Unidos. Pero donde de
veras existe anexionismo, es en el comunismo. No solo importaron la
ideología, también pretendieron clonar el modelo soviético en un
archipiélago del Caribe a 9.500 kilómetros de Moscú.

Y no eran tontos o analfabetos los que aplaudían la teoría de una Cuba
soviética. Entre ellos, intelectuales de talla como Nicolás Guillen,
Salvador García Agüero y Juan Marinello, miembros del Partido Socialista
Popular (PSP).

Con la llegada al poder de Fidel Castro, el oportunismo político de los
barbudos se acopló al imaginario comunista de hombres curtidos en el
quehacer sindical y el proselitismo marxista en diversos sectores
académicos e intelectuales de la nación.
A pesar de la afinidad del Gobierno cubano con el soviético, entre un
segmento amplio de la ciudadanía, la cultura rusa no caló. Tampoco
cuajaron su moda y costumbres, sus comidas y creencias religiosas.

Lo que la URSS nos dejó fueron algunos cientos de matrimonios entre
rusos y cubanos. Y nombres como Iván, Tatiana, Vladimir, Irina, Boris,
Natasha... Poco más.
Aunque los añejos dinosaurios políticos traten hoy a cuerpo de rey a
Rusia en los medios y, la nomenclatura se esfuerce en reactivar nuevos
pactos, el país eurasiático sigue siendo una música lejana y exótica
para la gente de a pie.

Y es que, por geografía y cultura, los cubanos siguen mirando al Norte.

Source: Lo que nos dejó la URSS | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1406189590_9640.html

No comments: