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Friday, July 04, 2014

Asamblea Nacional ¿abierta al pueblo?

Asamblea Nacional ¿abierta al pueblo?
NIURKA QUIÑONES, La Habana | Julio 03, 2014

Nunca ha rechazado un proyecto de ley, no tiene un sitio propio donde
reunirse y ha sido más una tribuna para discursos que un cónclave de
discusiones. La Asamblea Nacional del Poder Popular lleva 38 años de
vida y es vista por la mayoría de los cubanos como una multitud que alza
la mano para votar por unanimidad. Con una amplia representatividad de
géneros, edades, orígenes sociales y regionales, este Parlamento se ha
caracterizado también por exhibir un solo color político.

Por estos días se realiza el tercer período de sesiones de la octava
legislatura, en el Palacio de las Convenciones de La Habana. A pesar de
incluir en su nombre el calificativo "popular", la población no tiene
acceso al recinto donde se discuten los más importantes temas de la
nación. Carente de una zona reservada para que la ciudadanía siga el
curso de los debates, estas reuniones ocurren a puertas cerradas y
muchas veces ni siquiera la prensa acreditada puede permanecer en el lugar.

"¿Un balcón abierto al público? No, eso nunca ha pasado aquí" respondía
esta mañana un empleado de la Asamblea Nacional a la pregunta de un
ciudadano sobre si era posible entrar al salón de debates. "Sólo se
acepta a gente con invitaciones, que entregamos por organismos", agregó
una funcionaria consultada por vía telefónica.

Este jueves, los ómnibus con los parlamentarios procedentes de todo el
país partían desde el Hotel Tulipán donde están hospedados durante los
días de sesión. Un cordón policial evitaba que los transeúntes
accedieran a la zona y se acercaran a los diputados. Toda la instalación
hotelera ha sido reservada para ellos y no se permite usar ninguna de
sus áreas a otros posibles clientes ¿Protección? ¿Aislamiento? Lo cierto
es que de sus deliberaciones sólo se publica algunos extractos que
transmite la prensa oficial. En los noticiarios, un breve resumen da
cuenta de los temas discutidos y de algunas intervenciones seleccionadas
para ser presentadas en televisión.

Entre los hitos más recordados de la Asamblea Nacional están las largas
horas de discursos con que Fidel Castro ahogaba toda posible discusión
durante los años ochenta y noventa. Fue también el lugar escogido por el
Gobierno para presentar las ollas y los electrodomésticos que iban a ser
repartidos durante la llamada Revolución Energética. En estas casi
cuatro décadas pocas veces el guión se ha visto alterado con algún gesto
de espontaneidad, como el de una diputada pidiendo justicia en un caso
de sanción laboral.

Por el Parlamento cubano no han pasado las más importantes legislaciones
de los últimos seis años: la ley de compraventa de viviendas, la reforma
migratoria y las regulaciones para la venta de autos. Nada de esto ha
sido resultado de una decisión de los 612 diputados. La nación se ha
gobernado más a golpe de decreto que a partir de unas votaciones en el
Palacio de las Convenciones. Los Consejos de Ministros también le han
robado el poco protagonismo que aún le quedaba a la Asamblea Nacional,
que ni siquiera tuvo la oportunidad de participar en el debate sobre el
escaso crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), de apenas un 0,6 %
en lo que va de año.

Sin embargo, algo está moviéndose en una estructura que fue creada más
para aparentar una toma de decisiones conjuntas que para alcanzarlas. En
ausencia de aquel orador tozudo que antaño rellenaba las horas del
Parlamento, ahora el tiempo puede repartirse más entre las discusiones
en cada comisión y el momento de someter a votación lo acordado. Las
quejas de la población van ganando sitio en las agendas, en parte porque
el nivel de inconformidad ha llegado a tal punto que ya no se le puede
ignorar.

En las imágenes que han salido en la prensa nacional se ve a los
parlamentarios cubanos debatiendo temas álgidos, como las dificultades
en el sistema educativo, el fraude escolar, el aumento de las
importaciones y la alarmante situación económica. Podría compararse esta
situación a la de un grupo de personas sedentarias a las que de pronto
se les obliga a trotar un poco. No están en una carrera contra reloj, ni
pretenden romper ningún récord, pero ante la realidad que les rodea, se
ven obligados a una mayor gesticulación.

¿Hay señales de que nuestra Asamblea Nacional esté pasando por un
proceso de cambio que la podría convertir en un verdadero Parlamento? Es
bastante improbable y, cuando llegue el momento de las votaciones, lo
más seguro es que todas las manos se alzarán al unísono, sin una sola
fisura.

Source: Asamblea Nacional ¿abierta al pueblo? -
http://www.14ymedio.com/nacional/asamblea_nacional_0_1589841006.html

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