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Friday, April 04, 2014

Recuerdos de una extorsión policial - Una “cabilla”

Recuerdos de una extorsión policial: Una "cabilla"
Curso de abogado independiente deja claro cuán indefensos somos por no
conocer la ley, o al menos por no reclamar nuestros derechos ciudadanos
viernes, abril 4, 2014 | Frank Correa

LA HABANA, Cuba.- Recientemente participé en un curso sobre
Procedimiento Penal, impartido por el doctor Wilfredo Vallín, abogado
independiente, a miembros de la sociedad civil. Conocimos qué estipula
la ley y cómo debe actuar la policía, cuando realizan detenciones,
registros a vivienda, incautaciones o encarcelamientos.

Cada uno de los presentes contamos alguna experiencia personal sobre
mala actuación de la policía. El doctor Vallín nos explicaba en cada
caso qué tipo de violación de la ley había sido cometido por los
agentes. Al final llegamos a la conclusión de que es el desconocimiento
de los derechos ciudadanos la primera causa que propicia estos delitos.

Supimos que para un registro a una vivienda, se necesita una orden
firmada por un fiscal y dos testigos. En la orden de registro debe
aparecer consignado el "objeto preciso" que se busca: no se pueden
incautar otros bienes que no sea ese "objeto preciso". Además, todo lo
incautado debe figurar en una lista, y una copia entregada al afectado.
Llas confiscaciones deben presentarse en un juicio, que de suspenderse
deben ser retribuidas.
Hubo una lluvia de ejemplos de violaciones de esta ley. Como de otra que
explicó el doctor Vallín: En la calle solo puede detenerte un policía,
nunca un agente vestido de civil. Y un policía, para efectuar un
registro, tiene que presentar la orden, de lo contrario tiene que
trasladarte a una estación de policía y registrarte allí. Una ley que se
viola en Cuba a diario, preguntémosle a los cientos de vendedores
callejeros, detenidos, registrados y decomisados en la vía pública.

Aprendimos también que en la estación de policía no se puede permanecer
detenido sin una orden de arresto. Y solo por veinticuatro horas. Pasado
ese tiempo deben colocarte un instructor, que tiene tres días para
presentar al fiscal un expediente con las investigaciones concluidas. El
fiscal tiene tres días más para presentar un dictamen, de multa, prisión
provisional o libertad inmediata. Muchos de los asistentes al curso nos
quejamos de pasar días enteros en un calabozo, sin que se cumpliera para
nada esta ley.

Recordé las reuniones de Agenda para la Transición, en Jaimanitas. ¡Y
cómo me detenían al salir de mi casa por la mañana para que no pudiera
cubrir la noticia! Me encerraban en un calabozo de la 5ta estación,
conocido popularmente como "El Depósito", junto con otros opositores
impedidos de asistir también a la reunión. Sin que mediaran palabras,
nos dejaban entre decenas de presos comunes hasta bien entrada la tarde.
Luego el carpeta (recepcionista) nos llamaba de uno en uno, nos
entregaba el carné de identidad y nos dejaban ir.

Recordé también la vez que me encontraba en una esquina de La Habana
Vieja, conversando con mis amigos "El mapa" y "Pulú", cuando vi
acercarse por la acera un muchacho vestido de escuela, seguido por una
fila de detenidos. En la mano traía un bulto de documentos de identidad
y nos pidió los nuestros, nos dijo que nos incorporáramos a la fila.

Quedé estupefacto, viendo como los hombres seguían dócilmente la fila
rumbo a la unidad de Dragones, pero cuando fui a protestar, "El mapa" me
dijo:

-¡Ni abras la boca…! Es un policía disfrazado de escolar… ¡y es
malísimo! Ahora nos van a encerrar y hacernos un registro… Luego nos
sueltan por una "cabilla".

Sin entender nada seguí la fila, hasta un inmenso patio dentro de la
estación. Un capitán nos ordenó pararnos de frente a la pared y que
vaciáramos los bolsillos. Pasó requisa. No encontró droga, ni armas, ni
nada que inculpara a los hombres contra la pared, que no decían ni pío.

Luego se marchó y nos sentamos sobre las piedras del patio, o en el
piso, sin poder hacer nada, sin orden de arresto, sin haber cometido
algún delito y sin saber cómo reclamar nuestros derechos… ni a quien.
Al poco rato vi que los hombres comenzaron a marcharse, de uno en uno.
Antes de irse, "Pulú" me pasó la seña: El pasaje hasta la calle costaba
una "cabilla" (1 cuc, moneda nacional equivalente a un dólar). Como eran
del barrio conocían sus policías, en cambio yo, que considero al soborno
uno de nuestros peores delitos, no iba a contribuirles.

Quedé solo en el patio, con tres pobres diablos más que no tenían "la
cabilla". Nuestro pasaporte a la libertad aquella tarde fue cargar un
pesado tanque de hierro entre los cuatro y colocarlo sobre un burro de
madera, en la cocina.
Después nos entregaron los documentos. Ni siquiera las gracias por
subirle el tanque al burro.

Source: Recuerdos de una extorsión policial: Una "cabilla" | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/recuerdos-de-una-extorsion-policial-una-cabilla/

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