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Friday, April 11, 2014

Los orígenes del periodismo independiente: Yndamiro Restano

Periodismo independiente, Disidencia, Represión

Los orígenes del periodismo independiente: Yndamiro Restano
Yndamiro Restano soñaba con realizar un periodismo estrictamente
profesional, libre de toda presión política, independiente de la
influencia del gobierno, pero también de la de la disidencia interna
Sarah Beaulieu, Granada | 10/04/2014 5:04 pm

Se celebra este año el 25° aniversario de la creación de la primera
agencia de prensa alternativa cubana, la Asociación de Periodistas
Independientes de Cuba, que permitió abrir una brecha en el monopolio de
la información, hasta entonces exclusivamente a manos del Estado. Con
esta ocasión, parece pertinente volver sobre la trayectoria de su
fundador, Yndamiro Restano, considerado como el padre del periodismo
independiente, y sobre las razones que le condujeron a crear una
organización al margen de la prensa oficial a finales de años ochenta.
Yndamiro Restano Díaz nació en 1948 y era lo que se puede llamar un
«niño de la Revolución»: sus padres eran comunistas y a finales de los
años cincuenta lucharon con los rebeldes en la Sierra Maestra contra el
ejército de Fulgencio Batista. Su padre, un periodista, hasta obtuvo el
grado de capitán del ejército revolucionario. El joven Yndamiro cursó la
Escuela de Instrucción Revolucionaria creada por el gobierno en 1960 y
obtuvo un título en Historia del Arte.
Amante de las palabras, empezó a escribir sus primeros poemas y entró
como reportero en Radio Rebelde, donde se quedó diez años. Especializado
en el sector agrario, a lo largo de sus reportajes descubrió la
«disfuncionalidad estructural del sistema económico agrario»[1] y empezó
una reflexión crítica sobre las contradicciones del régimen comunista al
que, sin embargo, seguía defendiendo, pensando que sólo se trataba de
errores que todavía se podían rectificar. En 1985, se dio cuenta de que
sus críticas no tenían eco en los medios oficiales y decidió redactar
con su vieja máquina de escribir un boletín de información clandestino
titulado Nueva Cuba. Lo distribuyó luego en las calles y lo colgó en
Coppelia, una heladería situada en el barrio habanero del Vedado[2].
Este periódico artesanal de un solo folio no tenía como objetivo
criticar al régimen o llamar a la insurrección: sólo se trataba de
evidenciar ciertas incoherencias, de explicar a los ciudadanos cubanos
lo que ocurría realmente en el campo y las consecuencias nefastas que
eso engendraba a nivel económico, como lo explica el propio Restano:
En realidad, mi delito era haber llegado a las granjas agrícolas y haber
contado lo que la burocracia no quería que se contara. Ellos, los
burócratas, no veían bien lo que yo había hecho, porque advertían que la
verdadera intención del periodista al contar las cosas era cambiarlas.
Fue un momento muy importante en mi vida. Comprendí que el aparato
ideológico del partido-estado me imponía deberes que yo no quería
realizar. Uno de ellos era no escribir lo que pasaba con las
ineficientes empresas agrícolas. En Cuba, durante la época precomunista
había latifundios (…). Llegó la Revolución, terminó con los
terratenientes privados y convirtió a todo el país en un gran latifundio
estatal, dividido en granjas irrentables y burocráticas. (…) La
tentación de decir lo que realmente sucede es irresistible para un
periodista. Más cuando se trata de una catástrofe económica como la que
yo tenía ante mis ojos.[3]
Yndamiro Restano fue detenido enseguida e interrogado en Villa Marista,
la sede de la policía política en La Habana. Sus padres siendo
fervientes revolucionarios conocidos por las autoridades, le liberaron
por la noche. Su madre intentó razonarle y demostrarle los beneficios
del régimen. Pero finalmente, a lo largo de las conversaciones y de sus
propias constataciones, fueron sus padres quienes cambiaron poco a poco
de opinión respecto a la política castrista[4].
Esta voluntad de proponer a los cubanos una información diferente de la
que pueden leer en los periódicos y las revistas del país, una
información virgen de toda censura, y este deseo de mostrar los
contrastes de la realidad cubana y denunciar los fallos del régimen,
hacen de Restano uno de los primeros periodistas independientes de Cuba.
A mediados de los años ochenta, las autoridades se enfrentaban a un caso
aislado. Sin embargo, parecían tomar en serio la amenaza que surgía en
el control de la información que ejercían desde los años sesenta porque
el periodista fue desde entonces objeto de una estrecha vigilancia. En
1985, le detuvieron de nuevo por haber dado una entrevista a The New
York Times, en la cual hablaba de sus convicciones políticas, y fue
después despedido de Radio Rebelde, donde trabajaba en aquel entonces.
Luego, consiguió ser contratado por una estación de radio local, en
Sancti-Spiritus. Rápidamente fue de nuevo licenciado por haber
denunciado la realidad económica de la Isla. Cuando regresó a La Habana
algunos meses después, integró el equipo de Radio Ciudad. Sin embargo,
decidió participar de manera anónima a un concurso de poesía y ganó el
primer premio. Cuando las autoridades se dieron cuenta de que se trataba
de Yndamiro Restano, se negaron a entregárselo. Determinado, consiguió
hacer imprimir sus poemas, que distribuía delante de las iglesias de la
capital. Para el gobierno, fue la gota que colmó el vaso: fue expulsado
de Radio Ciudad y desde entonces ningún medio de comunicación aceptó
contratarle. Ya no podía trabajar como periodista y se convirtió
entonces en limpiacristales en un hospital, del cual fue también
despedido por haber dado una entrevista a la BBC. Frustrado de no poder
expresarse libremente, en 1987 se afilió a la Comisión Cubana de
Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), creada por Elizardo
Sánchez Santa Cruz.
Al año siguiente, al ver que varios periodistas habían sido expulsados
de las redacciones de periódicos, revistas, radios o canales de
televisión y deseoso de poder publicar sus propios artículos, decidió
crear una organización para permitir a estos periodistas «apestados»
reunirse y trabajar juntos. Fundó entonces la Asociación de Periodistas
Independientes de Cuba con el objetivo de transmitir sus artículos al
extranjero y así revelar al mundo una realidad muy diferente de la que
se mostraba en los monocromáticos diarios estatales, de los clichés
puestos en escena por la Revolución.
Yndamiro Restano soñaba con realizar un periodismo estrictamente
profesional, libre de toda presión política, independiente de la
influencia del gobierno, pero también de la de la disidencia interna que
comenzaba a estructurarse en múltiples organizaciones con aspiraciones y
reivindicaciones diversas. Muchos intelectuales cubanos que ya no
apoyaban al régimen revolucionario, como Elías Valentín, Manuel Cabrera,
Raúl Rivero, Bernardo Márquez, Hubert Jérez, Olance Nogueras, Orlando
Fondevila, Lázaro Lazo, Luis López Prendes y Rolando Pratt, colaboraron
con la agencia.
Los miembros de la APIC querían que la organización fuera reconocida
legalmente por las autoridades para poder ejercer libremente su
profesión, crear revistas y periódicos alternativos, contratar miembros
y organizar reuniones de trabajo, o sea hacer uso de la libertad de
expresión, de prensa y de reunión.
Presentaron su proyecto al Ministerio de Justicia, pero nunca recibieron
una repuesta y decidieron entonces seguir con sus actividades fuera de
la legalidad, en la medida en que su asociación era pacífica y no
perjudicaba a nadie. En aquel entonces estos hombres tenían la ilusión
de poder abrir el ámbito periodístico al pluralismo y seguir trabajando
como periodistas al margen de la oficialidad.
Convertido en verdadero opositor pacífico, Restano creó en 1990 el
Movimiento Armonía (MAR), un movimiento social-demócrata que proponía la
instauración de un régimen plural y elecciones libres. Pero el 21 de
diciembre de 1991, mientras la Asociación de Periodistas Independientes
de Cuba iba a publicar el primer número de un periódico clandestino
titulado La Opinión, Yndamiro fue detenido y conducido en Villa Marista,
donde le encerraron en una celda cuya luz se quedaba encendida días y
noches y donde sufrió interrogatorios diarios hasta el juicio, que
ocurrió el 20 de mayo de 1992.
El juicio tuvo lugar en el Tribunal Popular Provincial de La Habana y
Restano fue juzgado junto a María Elena Aparicio, también miembro del
MAR. El Fiscal le acusó de haber transgredido la ley al reunir a varios
ciudadanos cubanos en el seno de una organización ilegal, de querer
cambiar el orden social, económico y político del país y de incitar a la
desobediencia civil, al sabotaje y al atentado contra policías y
políticos de alto rango y de haber distribuido documentos críticos hacia
la política castrista. No obstante, el Fiscal no presentó ninguna prueba
de las supuestas acciones violentas realizadas por los miembros del MAR
y durante el juicio tres testigos de la acusación se retractaron de su
testimonio. A pesar de eso Yndamiro Restano Díaz y María Elena Aparico
—que pensaban recibir algunos meses de cárcel— fueron respectivamente
condenados a diez y a siete años de prisión[5] (el Fiscal había pedido
doce y ocho) por «rebelión» en virtud de los artículos 98 y 99 del
Código Penal de la República de Cuba. Restano fue el primer periodista
independiente en ser sentenciado por sus actividades.
Las autoridades no soportaron que un individuo intentara desafiar la
censura y, para castigarle y evitar que otros le imitaran, decidieron
imponerle una pena severa y hacer un ejemplo. Fue declarado prisionero
de conciencia por Amnesty Internacional y finalmente liberado el 1° de
junio de 1995, después de haber pasado 1.257 días detrás de las rejas y
sufrido condiciones de detención muy malas en cuatro cárceles diferentes.
A lo largo de sus tres años y medio de detención, el gobierno le propuso
varias veces ofrecerle la libertad con la única condición de que
aceptara el destierro, pero siempre se negó a abandonar a su patria.
Estos rechazos condujeron a las autoridades a presionarle, a intentar
desestabilizarle sicológicamente, como lo confió en 1996: "Una vez me
pregunté si yo era un error, algo que no debía existir. Si yo soy un
error, me dije, no es necesario aislarme de los demás, pues ellos lo
percibían así; y si no lo soy, no es necesario tampoco porque es
imposible que yo pueda convertirme realmente en ese error que yo no soy.
En esos casos, queridos amigos, uno ve cómo la represión es el fracaso
de la inteligencia".[6]
Finalmente, al cabo de una estancia prolongada y bastante controvertida
de Fidel Castro en Francia en marzo de 1995, Danielle Mitterrand
—entonces Primera dama del país— consiguió obtener la liberación del
periodista y de otros dos presos políticos cubanos a través de su
Fundación France-Libertés. Yndamiro Restano se quedó en Francia algunas
semanas antes de regresar a su país natal.
A lo largo de la estancia carcelaria de Restano, la APIC no dejó sus
actividades y Néstor Baguer se convirtió en su director. El anciano
conservó el acrónimo APIC, pero la Asociación de Periodistas
Independientes de Cuba se volvió la Agencia de Prensa Independiente de
Cuba, que contaba con unos sesenta miembros en 1994[7]. Baguer reveló en
abril de 2003, durante el juicio contra Raúl Rivero y Ricardo González
Alfonso, ser en realidad el «agente Octavio», infiltrado en el
movimiento del periodismo alternativo desde hacía más de diez años.
Después de su regreso a Cuba, Yndamiro Restano fue víctima de actos de
repudio y presiones, pero las intimidaciones no le hicieron renunciar a
su combate a favor de las libertades. El 19 de septiembre de 1995, fundó
el Buró de Prensa Independiente de Cuba (BPIC), una organización que
reunía varias estructuras: el Círculo de Periodistas de La Habana y las
agencias Patria y Habana Press. Rápidamente el Buró contó veintiún
corresponsales de prensa en diferentes provincias de la Isla.
Todos transmitían las informaciones por vía telefónica al editor del
BPIC —Lázaro Lazo— que estaba encargado de comunicar los artículos a
Iraida Montalvo, la responsable del anexo de la agencia situada en
Miami, Florida.
En aquella época no existía Internet y el BPIC no tenía ni fax ni dinero
suficiente para poder llamar a Miami (además la policía política les
cortaba a veces la línea) y tenían que esperar que Iraida Montalvo
llamara a la agencia para poder comunicarle las informaciones. Luego
ella transmitía los artículos a Radio Martí y a Radio Mambí y a veces a
algunos órganos de prensa plana como El Nuevo Herald[8]. La sede del
Buró de Prensa Independiente de Cuba se situaba en el domicilio de los
padres de Yndamiro Restano —Julio Restano Suárez y Aurora Díaz— y las
instalaciones se limitaban a dos mesas de trabajo llenas de documentos,
de algunos bolígrafos y lápices y a una vieja máquina de escribir.
La movilización de estos hombres y mujeres y su voluntad de hacer
escuchar su voz de forma alternativa demostraba cierto malestar, cierta
división de la sociedad cubana que estaba atravesando con dificultades
el Periodo Especial en Tiempo de Paz. Los periodistas cubanos ya no
reconocían la realidad de su país en los medios estatales y deseaban
encontrar nuevos espacios donde expresarse. Sin embargo, todos sufrieron
arrestos domiciliarios, acoso policial, actas de advertencias,
interrogatorios, actos de repudio y requisas para quitarles el escaso
material que tenían.
El objetivo de las autoridades era darles miedo, obligarles a dejar sus
actividades y exiliarse. Algunos, cansados de esta persecución, deseosos
de vivir en paz y ejercer libremente su profesión, eligieron este camino
y se fueron de Cuba. Otros prefirieron quedarse y seguir luchando por el
respeto a la libertad de expresión y de prensa, por la democracia y sus
ideales.
Yndamiro Restano, por su parte, fue obligado al exilio: en noviembre de
1995 el periodista se fue a Europa con un visado de salida de tres meses
a buscar medios para permitir que el BPIC siguiera con sus actividades.
No obstante, cuando en enero quiso regresar a Cuba, las autoridades le
negaron la entrada en el territorio cubano.
Durante meses reiteró su petición, pero nunca le dieron el visado de
entrada. El argumento del gobierno era que Restano era un agente de la
CIA porque el BPIC estaba financiado por organizaciones norteamericanas.
El periodista recibía efectivamente apoyo por parte de ciertas
organizaciones basadas en Estados Unidos y por parte de algunos de los
órganos de prensa a los cuales transmitía informaciones y que estaban
subvencionados por el gobierno americano.
Si Restano fue obligado a comunicar informaciones al extranjero es
porque en Cuba no disponía de ningún espacio de libre expresión. Recibía
dinero de una ONG porque no tenía otros recursos económicos para vivir
tras haber sido expulsado de todos los medios oficiales en los que
trabajó. El gobierno no le proponía otro empleo, ni le daba ninguna
pensión. Sin este dinero —que efectivamente también le permitió
financiar su proyecto— no hubiera podido sobrevivir. Además,
representaba el reconocimiento de su trabajo como periodista, y el
reconocimiento de su lucha por la libertad de expresión en Cuba. Acusar
a un disidente de estar «a sueldo del imperialismo» fue siempre el
argumento empleado por Fidel Castro para justificar arrestos y
destierros forzados. Desde 1995 Yndamiro Restano no pudo regresar a Cuba
y vive actualmente en Miami[9].
Pero poco a poco, la idea de crear agencias de prensa alternativas para
poder seguir ejerciendo su oficio fuera de los medios oficiales que les
habían cerrado sus puertas por motivos ideológicos, tuvo eco en la mente
de algunos periodistas y entre mediados de los años noventa y la
Primavera Negra de 2003 se multiplicaron en toda la Isla los buros de
información independientes, demostrando de una vez para siempre la
voluntad de parte del pueblo cubano de librearse de la censura oficial.
Veinticinco años después de su nacimiento, la prensa independiente
cubana consiguió desarrollarse a pesar de la represión y todavía hoy,
los periodistas alternativos representan una fuente de información
imprescindible para quien desea acercarse a la realidad cubana en su
diversidad.

[1] Varios autores: Desde Cuba con valor, Madrid, Editorial Pliegos,
Colección Aquí y Ahora, 1997, p. 110.
Publicación original: El Nuevo Herald, Miami, mayo de 1996.
Discurso pronunciado durante la entrega del premio Pluma de Oro de la
Libertad, otorgado por la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de
Prensa (WAN-IFRA).
[2] Luis Hernán Reina: «Cuba: la odisea de los periodistas
independientes», Eltiempo.com, 3 de mayo de 1996.
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-288553
Jean-Paul
Marie: «Le journaliste qui défie Castro. Yndamiro le rebelle»,
Le Nouvel Observateur, n°1565, París, 3-9 de noviembre de 1994, p. 8.
Todas las citas originales en francés fueron traducidas al español por
la autora.
[3] Varios autores: Desde Cuba con valor, op. cit., pp. 109-110.
[4] Jean-Paul Marie: «Le journaliste qui défie Castro. Yndamiro le
rebelle», art. cit.
[5] Jean-Paul Marie: «Le journaliste qui défie Castro. Yndamiro le
rebelle», art. cit.
[6] Varios autores: Desde Cuba con valor, op. cit., pp. 111-112.
[7] Amnistía Internacional: «Cuba: la répression frappe les dissidents»,
Document externe Index Al-: AMR 25/04/96 ÉFAI 96 RN 074, Londres, abril
de 1996.
http://www.amnesty.org/fr/library/info/AMR25/014/1996/fr
[8] Luis Hernán Reina: «Cuba: la odisea de los periodistas
independientes», El Tiempo (sitio web), 3 de mayo de 1996.
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-288553
[9] Amnistía Internacional: «Cuba: disidentes encarcelados u obligados a
exiliarse», Informe de Julio de 1996, AMR 25/29/96/s, Londres, Julio de
1996.
http://www.amnesty.org/es/library/asset/AMR25/029/1996/es/f9533d74-eaf2-11dd-aad1
ed57e7e5470b/amr250291996es.html

Source: Los orígenes del periodismo independiente: Yndamiro Restano -
Artículos - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/los-origenes-del-periodismo-independiente-yndamiro-restano-317662

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