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Thursday, April 10, 2014

Escapar de una isla para naufragar en otra

Escapar de una isla para naufragar en otra
YUSIMÍ RODRÍGUEZ LÓPEZ | La Habana | 10 Abr 2014 - 8:46 am.

Un documental de Heidi Hassan sigue la historia de un grupo de
refugiados políticos cubanos en Madrid.

"El que no tenga sangre revolucionaria…, el que no tenga un corazón que
se adapte a la idea de una revolución… No los queremos, no los
necesitamos." Con este fragmento de discurso de Fidel Castro comienza el
documental Otra isla (Alva Film & Light Night, 2014) de Heidi Hassan,
exhibido en la Muestra de Jóvenes Realizadores, celebrada en La Habana
del 1 al 6 de abril.

La realizadora, residente en Suiza, que nació en La Habana en 1978,
cursó estudios de cine en la Escuela Internacional de Cine y Televisión
de San Antonio de los Baños (Cuba) y la Haute École d'Arts et Design de
Ginebra. Su documental cuenta una historia que la mayoría de los cubanos
de la Isla ignoramos, o que conocimos sin prestarle demasiada atención.

En 2003, bajo gobierno de Fidel Castro, fueron encarcelados 75
disidentes cubanos. Otra isla comienza en el año 2008, cuando el actual
presidente Raúl Castro libera a un grupo de esos presos políticos que
serían acogidos por España, según el acuerdo firmado con Miguel Ángel
Moratinos, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación durante el
gobierno de Zapatero. Heidi Hassan muestra en su documental lo qué ha
sucedido con un grupo de estos refugiados.

Nos hace acompañar a Sabina Martín Gómez, una Dama de Blanco, y su
familia, en la vida que llevan en su hogar español: la calle. Estos
compatriotas que escaparon de esta isla, caen en esa Otra isla, donde
como muchos cubanos de acá, apenas tienen para comer, y se visten con lo
que les regalan. Solo que en esa Otra isla su vida es incluso peor,
porque en esta tenían casa. En aquella, no tienen techo y si se
enferman, según afirman ellos, deben pagar el médico.

También en esa Otra isla, como lo hizo en esta, Sabina Martín Gómez se
esfuerza por mantener el orden y la limpieza, símbolos de dignidad. Allá
tampoco soporta secarse con toallas húmedas. Aun en las condiciones más
precarias, allá la gente hace el amor y se embaraza, y los cubanos se
las arreglan para cantar, reír y celebrar la Navidad, a pesar de las
vicisitudes. Justo como hacen aquí.

Y como aquí salen a relucir las mezquindades, los egoísmos, el machismo
que sobrevive en nuestra sociedad. Escapar de allí es tan difícil como
de esta Isla. Aquí ya no se requiere un permiso del Gobierno para
viajar, pero sí se requiere una visa del país de destino. El documental
nos muestra que, esté dónde esté, una persona cuyo pasaporte diga
"Nacionalidad: cubano" necesita de una visa para entrar legalmente en
los Estados Unidos.

Ese es justamente el país a donde intentan marcharse los protagonistas
del documental, tras meses de vivir en la calle, sin que el Gobierno
español cumpla sus promesas. ¿A quién pedir ayuda para llegar allí, sino
a la congresista cubanoamericana Ileana Ross? Las cosas, sin embargo, no
parecen ser tan simples.

Parece sencillo apoyar a los disidentes cubanos mientras están en la
Isla, enfrentados al régimen. Tal como se plantea en el documental, el
Partido Popular español ha sido siempre solidario con la disidencia
cubana, pero una vez que salen de la Isla, los cubanos se transforman en
una carga pesada, una papa caliente que nadie desea tocar. Así se
sienten los protagonistas de este filme.

Poco a poco, la situación los obliga a cuestionarse para qué salieron de
Cuba. El marido de Sabina se cuestiona la utilidad de "buscarse
problemas y arrastrar a la familia". Se cuestionan la verdad sobre el
exilio cubano en España y los políticos que decían apoyarlos y los
llevaron a aquel país engañados. Cuestionan incluso la democracia por la
que luchaba Sabina. Justo ella, la más firme del grupo, la líder, casi
está dispuesta a regresar para aguantar golpes en Cuba.

Pero por otro lado, ¿por qué un Gobierno cuyo país atraviesa una
devastadora crisis económica debe hacerse cargo de unos extranjeros
exiliados y proporcionarles empleo, cuando no lo hay para los
nacionales? ¿Por qué debe dar techo a cubanos a los que, en principio,
no pidió venir? Los cubanos que partieron a España en 2008 son parte de
la herencia dejada por Zapatero a su sucesor. ¿Por qué el actual
Gobierno debe asumir un compromiso que no contrajo?

Puede parecer que estoy contando el filme, pero no sería posible aún si
ese fuera mi propósito. Hay que ver Otra isla para angustiarse con el
destino de estos cubanos, víctimas del ajedrez político. Sabina, que se
define como una luchadora por la democracia en Cuba, ha quedado reducida
a una luchadora por la supervivencia. Al salir del cine, alguien que
confesaba admirarla, decía que "de todas formas esta mujer es una
vividora". Es la visión inculcada a los cubanos sobre los compatriotas
que se oponen al Gobierno, y es posible que muchos lo sean, que muchos
intenten hacerse de un historial político de opositor como camino más
corto para obtener una visa hacia EEUU o cualquier país del Primer Mundo.

La sobrina de Sabina no habla en ningún momento de política, solo dice
que no viajó a España "para esto". Ni se atreve a contarles a sus
padres, que permanecen en Cuba e imaginan una vida próspera para su
hija. ¿Pero resulta verosímil que todos, absolutamente todos los que se
oponen al Gobierno, sean "vividores", como decía aquella señora en el cine?

Sabina Martín Gómez no figura en la lista de encarcelados por el
Gobierno cubano, era una Dama de Blanco como las que permanecen en Cuba.
¿Tenía quizás otra opción, pudo haberse quedado en Cuba? No sabemos, y
mientras vemos el filme poco importa, cuando ella y su familia no tienen
las necesidades básicas de cualquier cubano en esta y en esa Otra isla,
de cualquier ser humano en cualquier lugar del mundo: techo, empleo,
alimento.

Cuando por fin se avizora una solución para los protagonistas que Heidi
Hassan nos ha hecho acompañar durante 70 minutos (imposible mostrar esta
historia con todas sus interioridades y cuestionamientos en menos
tiempo), y con un suspiro de alivio los vemos recoger el campamento y
las banderas cubanas que han izado día tras día, comienza otra angustia,
otro desamparo. Solo termina la película.

Un documental como este, que muestra la parte cruda del capitalismo y la
realidad que puede esperar a los cubanos en el exilio, sería apto para
exhibirse en la oficialista Mesa Redonda. Pero habría que prescindir del
fragmento inicial del discurso de Fidel Castro, y sobre todo del texto
final del epílogo, que dice: "Aunque en Cuba están teniendo lugar
reformas económicas y sociales, los opositores siguen siendo repudiados".

Entonces, antes de cuestionarnos la palabra no cumplida por el Gobierno
español o la demora de Ileana Ross en dar una respuesta, tendríamos que
ir al punto de partida: ¿Por qué estos cubanos debieron abandonar el
país como exiliados? ¿Por qué estaban presos?

Source: Escapar de una isla para naufragar en otra | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1397077585_8066.html

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