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Saturday, April 05, 2014

Cómo arreglar el desastre

Cómo arreglar el desastre
abril 4, 2014
Verónica Vega

HAVANA TIMES — El título alude a la pregunta que cierra el post
"Devaluación", de Yoani Sánchez, acerca de cómo se podrían reparar los
profundos y visibles estragos causados por la revolución del 59 a la
sociedad cubana.

Sin ánimo de polemizar, pienso que hay causas tan innegables como el
irrespeto institucionalizado por razones ideológicas, la "meritocracia",
el cultivo intencional de la vulgaridad y la ignorancia con fines de
manipulación política. Pero, puesto el dedo en la llaga, la pregunta
crucial ahora no es tanto quién tiene la culpa sino cómo remediar el
inmenso daño.

Más de una vez he oído el criterio lapidario de que sólo la extinción
total de las actuales generaciones puede dar comienzo a un gradual
saneamiento moral en Cuba. Pero el no poder participar de ese
renacimiento le quita a uno hasta las ganas de opinar, ¿no creen?

Así que empecé a imaginar qué se podría hacer de existir una voluntad
legítima de cambio (no solo del pueblo, claro, sino del mismo gobierno),
y estas fueron las premisas que se me ocurrieron:

-Salarios acordes a los precios actuales. Cuando cada ciudadano
experimente que puede vivir, (no sólo sobrevivir) sin necesidad de
desviar recursos, "luchar", o delinquir abiertamente, irá recuperando el
sentido de la ética y apreciando el valor de la honestidad.

-Que se valore al trabajador por su capacidad y rendimiento y nunca por
su lealtad política. Esto reajustará el orden natural de las cosas y
hará que los trabajadores se sientan estimulados, ayudará a desarrollar
proyectos y eliminará un mal tan omnipresente en la isla como la
mediocridad.

-Que se eliminen las degradantes verificaciones basadas en testimonios
de directivos de los CDR o miembros del PCC para legitimar el derecho de
un ciudadano a obtener una plaza laboral, un viaje o lo que sea.

-Que se destierren ipso facto los mítines de repudio.

-Que se sancione con todo el peso estipulado por la ley vigente (o se
creen y aprueben leyes para este propósito), a toda persona que exprese
discriminación a otra por raza, sexo o pensamiento.

-Que se reivindiquen oficialmente los sustantivos "señor", señora,
"señorita"

-Que todo ciudadano sea tratado con respeto, en cada oficina o
institución del país, por parte de cada funcionario o agente de la policía.

-Que los maestros y profesores mantengan una conducta y vocabulario
apropiados ante los estudiantes, que las visitas no sean anunciadas, que
la verdad se haga presencia en los pasillos, las aulas y los lemas…

-En los espacios institucionales donde se reúnen jóvenes para consumir
reguetón, que se vayan incluyendo otras alternativas de música bailable.

-Que se limpien las calles y se pongan multas a los que arrojan
desperdicios en la vía pública, por ventanas o balcones.

-Que se articulen y apliquen leyes contra la música alta, la violencia
doméstica, el acoso sexual, el maltrato a los animales, el abandono de
éstos, que se hagan respetar mediante multas las áreas de restricción
para fumar…

Y un largo etcétera.

La mayoría dirá que soñar no cuesta nada, pero pensar y expresar la
Verdad puede debilitar la mentira institucionalizada, los malos hábitos
asumidos por falta de opciones, temor, apatía.

Hace poco, en una reunión de mi CDR, un vecino alentaba a asistir a las
reuniones para definir estrategias de convivencia (el pago a la persona
que pone el motor del agua y chapea los alrededores del edificio, por
ejemplo), y enfatizaba:

-Yo no convoco por motivos políticos, a mí no me interesa las ideas
políticas de nadie, si las tiene, sino para resolver asuntos que nos
afectan a todos los vecinos.

Y es que la realidad es más fuerte que las construcciones mentales. A
estas alturas, visto y experimentado con creces el descalabro moral y
económico, la gente tiene hambre, sino de verdad, al menos de progreso.

Source: Cómo arreglar el desastre - Havana Times en español -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=94910

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