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Wednesday, April 03, 2013

Yoani: Venus abyecta

Yoani, Disidencia

Yoani: Venus abyecta

Dentro de un patriarcado blanco que ejerce control de las matrices
interpretativas y difusoras, Yoani Sánchez es una mujer que no admite
barreras
Justo J. Sánchez, Miami | 03/04/2013 10:02 am

Es subversión. Deambular y dibujar estampas de la cotidianeidad cubana
para enviarlas por Tweeter rompe las reglas. Veamos: Cuba es un país
agrícola, organizado de forma militar. Su primer mandatario es producto
cultural rural (Birán y Santiago de Cuba), su padre un gallego campesino
y terrateniente. El poder se transmite allí mediante nexos familiares.
Visten todos uniforme militar. La mujer en el proceso político mantiene
roles subordinados (Haydée Santamaría, Melba Hernández desde el Moncada
y Celia Sánchez con Vilma Espín en la Sierra).

Yoani Sánchez es alteridad radical. ¡Es mujer independiente en punto de
vista y espacio! Dentro de un patriarcado blanco que ejerce control de
las matrices interpretativas y difusoras, es ésta una mujer que no
admite barreras. Grandes figuras femeninas han mantenido diarios: Frida
Kahlo, Ana Frank, George Sand, Louisa May Alcott y Virginia Woolf, por
algunas nombrar. Mantener un diario público donde se registra una
historia alternativa, sin inflamación ni melodrama, ha podido abrir
brechas a la versión oficial a la que se suscribe Hollywood, los
oligopolios mediáticos, las entidades del capitalismo tardío y la
izquierda institucionalizada, ésa que ha perdido su filo crítico.

Produce escozor la Sánchez. Desde el Tercer Mundo escribe sobre un país
tercermundista, desmitificándolo. Nada produce mayor molestia al
"machangato" (término de Ileana Fuentes) que lo doblemente excluido
(mujer y disidente) establezca un foro para el diálogo. La conversación,
el intercambio es la antítesis del rapto autoritario. La misoginia se
irrita cuando se le revela tal cual, desnuda ante el mundo. La mujer
representa inclusión y pluralismo. La política de identidad se opone a
la estratificación férrea del militarismo hombruno.

Las huestes sudorosas de Brasil esperaron para protestar a gritos.
Algunos en Nueva York —según relata Coco Fusco en una lúcida nota—
hacían preguntas sobre la educación y la salud pública, logros de la
revolución. Se les hace difícil repensar los paradigmas. Cuando se vive
a base de camisetas del Che y fotos de Fidel abrazado con Mandela y
Allende, una voz disidente se asocia con la CIA o los viejitos
moribundos del restaurant Versailles. No se formulan objeciones a las
ideas de Yoani sino se especula sobre posibles mecenas. ¿Quieren
averiguar? Lean A Room of One's Own de Virginia Woolf. De paso, lean a
Luce Irigaray y a Julia Kristeva.

Para mentes simplistas, cualquier gobierno o líder que se erija contra
los que a mentiras fabricaron la guerra de Vietnam e Irak es ya ipso
facto fuerza ilustrada. Si la que viene a pronunciarse contra esta
figura mesiánica barbuda es una mujer, menor credibilidad se le
confiere. Ninguno de sus interlocutores le dan el "usted". ¿Qué ha
sucedido? Fuera de los centros académicos, Yoani ha pasado a ser
"celebrity", la estrella del momento con la que todos se retratan. La
prensa la persigue y ya The Miami Herald ha indagado sobre el largo de
su cabello y su historia romántica. Lo próximo es el signo zodiacal. Los
medios de comunicación son esencialmente machistas y su misión es
entretener, servir como estupefacientes.

El proceso que comenzó en 1959 se llamó revolución, se encarnó en falo y
se vistió de militar. En la Plaza de la Revolución, el pueblo cubano se
acostumbró a ver obeliscos: micrófonos, Fidel, la estilizada estatua de
Martí y la torre-mirador. Tanto los Cuba-apologistas para tildarlos de
mercenarios como el exilio para otorgarles cinco minutos de fama, la
disidencia fue masculina. La Sánchez y las Damas de Blanco han roto el
esquema.

Las Damas marchan en comunidad enarbolando gladiolos blancos como
estandarte de paz. El pacifismo, el silencio y la mansedumbre cristiana
constituyen oposición a la militarización del esquema que a menudo las
agrede. Yoani emplea la tecnología para crear un ámbito de reflexión, un
colectivo (anatema para el machismo) donde hay apertura para participar
con comentarios. La reflexión no es como un falo que penetra con sus
verdades, es un vacío que tiene su propio misterio y dinámica.

El patriarcado cubano —si seguimos el análisis de Evelyn Reed— mantiene
las propiedades del capitalismo explotador y excluyente. Tal es la falsa
conciencia que la propia Yoani Sánchez aboga por el fin de un así
llamado bloqueo estadounidense. Olvida (1) el rechazo al modelo
económico yanqui que definió la revolución cubana, (2) la desigualdad y
exclusión que crea el capitalismo libre empresario cuando hoy se lucha
en el Primer Mundo contra la concentración de capital en una minoría
plutócrata, (3) las barreras morales que puede usar un país para impedir
el comercio con otro, parte de la autodeterminación nacional y no
injerencia como lo califica la Sánchez, (4) el hecho que el bloqueo a
Cuba es un mito: Estados Unidos es el mayor vendedor de productos
agrícolas a la Isla (comenzaron a un nivel de $340 millones alrededor de
2005 y en aumento desde esa fecha). Salen los barcos del puerto Fort
Lauderdale y se manejan en Cuba por la agencia Alimport, (5) con la
globalización llega la facilidad de comunicación y transporte, con el
nuevo dinamismo asiático se ha creado una multiplicidad de actores que
aumentan y diversifican la oferta y bajan los precios. Pensar obtener
los términos más ventajosos en todo el universo comercial de Estados
Unidos (economía posindustrial y en déficit de exportaciones) es caer en
la falacia obsesiva y patriarcal de Fidel Castro. Cuba, por otro lado,
vende en Norteamérica millones de dólares en material cultural como
cuadros, discos y giras artísticas de cantantes populares. Las remesas
familiares y viajes constituyen un porciento importante del Producto
Nacional Bruto isleño.

Pasó la era de Aleksandr Solzhenitsyn. No vino en rol profético sino
como "bloguera" disidente. Es una mujer de disciplina férrea. Para todos
resulta notable como salió del Cuarto Mundo y se enfrentó ecuánime y
lúcida a los medios de comunicación hostiles, las protestas y los
comentaristas que a la caza andaban tras contradicciones. Tuvo, por
supuesto, que hacer ajustes. Mantiene un horario de jefe de estado con
atletismo y empeño, escasos en aquel país. Su personaje está bien
perfilado: sencilla al vestir, lenguaje accesible, hablar pausado,
directa y sin artificio. Hay en Yoani Sánchez una sonrisa y una
presencia escénica que mezcla el Caribe con el misterio, lo telúrico y
lo distante, la Gitana Tropical de Víctor Manuel y la Venus de Brassempouy.

Yoani Sánchez mantiene cierta distancia, es Venus abyecta, madre
desplazada que protege el territorio de su cría: el blog y comunidad.
Julia Kristeva nos explicaría que es éste un personaje radicalmente
excluido cuyo quehacer afirma la libertad e identidad. Escapa la censura
en el ámbito etéreo de la Red. Su praxis es donde la racionalidad
práctica se desploma y se afirma la creatividad. Vive en el exilio
dentro de Cuba, sin abandonar el medio que describe. Es un superyó para
su amo señalando la fragilidad de la ley machista. Una Venus abyecta
circula en el desafío.

Justo J. Sánchez, licenciado por Harvard, ha realizado estudios de
posgrado en derecho, economía e historia de arte. Siendo profesor de
historia de arte, escribió para la casa de subastas Sotheby's. Fue
galardonado editor cultural en el neoyorquino El Diario/La Prensa. Ha
sido entrevistado por The New York Times, The Wall Street Journal y NBC
News con Tom Brokaw.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/yoani-venus-abyecta-283707

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