Pages

Friday, April 05, 2013

Una patada en el avispero

Una patada en el avispero
Viernes, Abril 5, 2013 | Por José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Cuesta entender a algunos
intelectuales cubanos que dicen ser defensores del derecho de los negros
y mestizos. No les da frío ni calor que la embajada del régimen en
España organice mítines de repudio para que viles extranjeros acosen y
ofendan a la muy honrada activista civil negra Berta Soler. En cambio,
convulsionan si otro intelectual, incluso tan oficialista y tan de
izquierda como ellos, airea opiniones que contradicen el discurso
oficial sobre el racismo en Cuba.

Ya es conocido el revuelo que está ocasionando en estos días un artículo
de Roberto Zurbano, director del Fondo Editorial de la Casa de las
Américas, quien por demás no ha dicho nada nuevo, ni que resulte difícil
constatar a simple vista en las calles.

Sobre todo pareció ser como una patada en el avispero la afirmación de
Zurbano de que "para los negros cubanos, la revolución no ha comenzado".
De inmediato se movilizó la guardia roja de la dictadura para salirle al
paso, presumiblemente en busca de la habitual retractación a la manera
estalinista. Más de lo mismo, desde luego. Y nada nos hubiesen traído de
extraordinario las ripostas mañosas de siempre, en La Jiribilla de
rigor, y con el concurso del acostumbrado séquito. Lo discordante esta
vez quizá sea el hecho de que entre las firmas de los panfletistas
aparezcan las de ciertas personas que en circunstancias anteriores
también han contradicho el discurso oficial sobre el racismo.

Llama la atención el texto del académico Esteban Morales, no sólo por
ser uno de esos casos, sino por la descompuesta contundencia con que
desautoriza a Zurbano. Es tal su énfasis que a veces llega a escribir
reales astracanadas, impropias de lo que debieran ser los criterios de
un investigador que se atiene a la dialéctica. Por ejemplo, Morales
niega a priori, en forma absoluta, la posibilidad de que un cambio de
liderazgo en Cuba pueda beneficiar a los negros.

Ante actitudes de esta índole a uno no le queda sino volver a
preguntarse por qué a los antirracistas que actúan desde las estructuras
del régimen les cuesta tanto enfocar sin rémoras políticas, lo que es
decir con pleno rigor científico, la problemática de los cubanos negros.
¿Por qué, aun cuando sean capaces de reconocerla, prefieren las
justificaciones por encima de las diáfanas profundizaciones? ¿Cómo
esperan salir indemnes anteponiendo la pasión política al reconocimiento
de verdades históricas que no les conviene o no les permiten reconocer?

Ya que se encontraron tal vez ante la coyunda militante de responderle a
Zurbano, más convincentes como estudiosos del tema y más decentes
resultarían si lo acusan de haber exagerado al afirmar que la revolución
no ha comenzado para los negros cubanos, ya que es una certeza histórica
que sí comenzó alguna vez, pero lamentablemente no iba a llegar mucho
más allá del comienzo.

Cansa ya la insistencia en echarle la culpa de todo al Período Especial,
cuyas traumáticas pérdidas estuvieron condicionadas por el mal
aprovechamiento que, en materia de desarrollo, hizo el régimen de sus
ventajas de varias décadas bajo la tutela y la subvención económica del
bloque socialista europeo.

Si el drama de los negros cubanos (pobreza, marginación social y
económica, falta de oportunidades, siglos de postergación
discriminatoria…) hubiese recibido un recto tratamiento en la praxis,
mediante acciones concretas, regidas por la aplicación sistemática de
programas que nada dejaran al azar y a la hueca palabrería
igualitarista, parece obvio que a la llegada del Período Especial
-después de más de treinta años en los que el régimen dispuso de todo el
poder y de todos los medios necesarios para hacerlo-, la situación
habría sido otra, seria y comprometedora de cualquier modo, como lo ha
sido para los demás sectores de la sociedad, pero no tan
escandalosamente trágica como es en la actualidad para los negros y
mestizos, ni tan irremediable a plazos medios.

Es esta una verdad elemental que no debiera requerir mayores
argumentaciones. Pero a los antirracistas de la guardia roja les resulta
más cómodo y menos peligroso sostener sin más que las desigualdades
heredadas de antaño por los negros alcanzaron un clímax de agudización y
profundización en el Período Especial, y que tal es la causa de su
dramática situación de hoy. Rampantemente evaden, con un salto de más de
tres décadas sobre la historia, las condicionantes de un largo proceso
revolucionario donde debemos adivinar que muy poco se hizo para menguar
aquellas desigualdades heredadas.

¿Acaso una realidad histórica de tanta importancia para comprender el
actual drama de los cubanos negros –y aun para proponer posibles
remedios- no merece que sea expuesta con la más transparente
objetividad? ¿Confundir el efecto con la causa no contradice los propios
principios del Materialismo Histórico y la Dialéctica, sobre los que
basan sus estudios los antirracistas adeptos al régimen?

En suma, ¿cómo pueden recostar tranquilos la cabeza en la almohada luego
de haber justificado a estas alturas el mito de una revolucionaria
emancipación en la que todos los cubanos dispusieron de iguales
oportunidades para el progreso?

Los gobiernos y los políticos en general necesitan por naturaleza
edulcorar sus actuaciones y sus ideas. Los investigadores sociales,
cuando son fieles a la ética y a los imperativos del oficio, sólo
precisan llegar al fondo de la verdad científica.

http://www.cubanet.org/articulos/una-patada-en-el-avispero/

No comments: