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Monday, April 08, 2013

Un nuevo reto a las democracias

Un nuevo reto a las democracias
[08-04-2013]
Pedro Corzo

(www.miscelaneasdecuba.net).- Vencer el ventajismo electoral de un
movimiento populista con vastos recursos como sucedió en Venezuela con
Hugo Chávez y ocurre con su sucesor Nicolás Maduro, es un reto muy
difícil de superar, porque junto al control sobre las instituciones del
estado que ejerce el ejecutivo, hay que sumar su capacidad de
intimidación sobre la clase empresarial y las posibilidades de comprar
voluntades con los recursos públicos.

Estos regímenes a pesar del despotismo, abuso de poder y el permanente
descredito de todos los que se le oponen, no descuidan la legalidad y en
consecuencia procuran controlar cada uno de los órganos del estado.

El control de los poderes públicos les asegura las reformas
constitucionales que sean necesarias para seguir gobernando en un marco
de legalidad, lo que les concede de parte de la comunidad internacional
una especie de impunidad para continuar violando los derechos ciudadanos
como en cualquier régimen dictatorial impuesto por la fuerza.

El autoritarismo competitivo, como identificaran esta fórmula Steven
Levitsky y Lucan Way, en apariencia cumple los requisitos de la
democracia occidental y electoralista, es en realidad una eficiente
herramienta que permite al Gobernante promover elecciones plurales y
multipartidista, con fuertes garantías de permanecer en el poder, porque
entre otros factores, cuenta con el respaldo de los supuestos árbitros
electoral.

Estos autócratas no decretan la censura de la prensa, sino que procuran
incrementar la presencia del estado en los medios de comunicación,
facilitan a sus partidarios el acceso a estos y van limitado con
recursos legales la independencia de los medios hostiles. Eliminan las
concesiones de licencias de trasmisión, imponen multas millonarias y
cumplen otras gestiones que levan casi al punto cero a la prensa
opositora, sin anularla por completo.

Los partidos políticos no desaparecen, pero el ejecutivo recurre a todas
las estrategias legales posibles para limitar su capacidad de gestión y
en particular la de los líderes de la oposición. Como señalan Levitky y
Way, hay competencia, pero las reglas establecidas son contrarias a
quienes reten al ejecutivo.

No obstante hay aspectos que este tipo de régimen no atiende como
debería, al menos los implantados en Venezuela, Ecuador, Bolivia y
Nicaragua, y es que no han impulsado y prestado el apoyo necesario a los
movimientos de masa, tal y como hizo el socialismo real, un aspecto que
copió a la perfección la dictadura carismática de Fidel Castro.

El chavismo a pesar del populismo que promueve, no ha impulsado la
creación de poderosas organizaciones de masa que por su gran capacidad
de movilización, siempre cuentan con el respaldo económico y logístico
del ejecutivo, podrían ser en un momento de crisis la primera línea de
confrontación contra los descontentos.

Las organizaciones de masa afines al poder no tienen gran relevancia y
el propio Partido Socialista Unificado de Venezuela, es en realidad una
cúpula que congrega a un grupo de individuos, más por intereses que por
ideales, aunque estos están presentes en algún que otro cacique.

El no haber trabajado en el desarrollo de organizaciones no
gubernamentales que se identifiquen con el proyecto, ha sido un error
del chavismo y esa es parte de su debilidad. El régimen no ha construido
un entramado sindical fuerte, capaz de movilizar a sus partidarios.
Tampoco lo ha hecho con los colegios profesionales.

Los centros universitarios a pesar de las presiones conservan una
relativa independencia y los estudiantes en consecuencia, actúan por
propias iniciativas.

El régimen centra su estrategia hacia la masa en faraónicos proyectos
sociales en los que por falta de un control adecuado se despilfarran los
bienes del estado, lo que genera una burocracia con un alto índice de
corrupción y una clientela entre la ciudadanía que cada día es más
dependiente de la voluntad de los que están al frente del gobierno.

Lo fundamental para la continuidad de este tipo de gobierno es el
control de las instituciones del estado como se apuntó con anterioridad.
También el acceso sin restricciones a los bienes públicos y los recursos
legales suficientes para proceder con cualquier pretexto a la
expropiación o confiscación de bienes privados, pero sin promover la
lucha de clases, porque no son contrarios al enriquecimiento lícito o
ilícito de sus partidarios.

La economia independiente no supone un riego para este tipo de
gobernante salvo que el empresario actúe como opositor. La lealtad al
régimen hace posible que un empresario fracasado, de la noche a la
mañana, posea una cuantiosa fortuna.

Por último las Fuerzas Armadas están supeditadas al orden constitucional
que representa el Ejecutivo. La promoción de los oficiales al ser
potestad del gobierno permite controlar la institución, a la vez que los
requerimientos de este estamento son satisfechos con celeridad. Se
politizan los institutos armados y se promueve su corrupción.

El autoritarismo competitivo es difícil de vencer, sin violentar la
legalidad impuesta por los déspotas. La mesa ha sido servida por estos
dictadores de nuevo cuño.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=38975

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