Promesas olvidadas

Promesas olvidadas
Miércoles, 03 de Abril de 2013 00:17
Guillermo Ordoñez

Cuba actualidad, Centro Habana, La Habana, (PD) Isla de la Juventud es
el último nombre de la segunda isla mayor del archipiélago cubano. La
antigua Isla de Pinos, que también fue conocida como Isla del Tesoro o
Isla de las Cotorras, fue poblada por la revolución con el objetivo
fundamental de demostrar cuánto de positivo se podía lograr dentro del
sistema socialista.

Pasó como con todos los engendros de la destructora dinastía castrista.
La isla de los mármoles, que décadas atrás fue paraíso de la producción
citrícola y escuela-hogar de miles de adolescentes y jóvenes de medio
mundo, hoy está sumida en tal abandono que asusta.

Después de dos destructivos huracanes, su población muestra tristeza y
desolación y se niega a seguir viviendo allí.

Sí, tuvo días de glorias, tuvo la mejor atención de la dirección del
país para con los objetivos de desarrollo del territorio. Dentro de su
posición privilegiada como municipio especial en la época de los
subsidios soviéticos, demostró cuan dignamente se puede vivir dentro de
un sistema que preste atención a las necesidades básicas de sus
pobladores. Sin embargo, resulta también ejemplo innegable de la
incapacidad del inviable y fracasado sistema para sostener cuanto comienza.

Hoy, el abandono se hace sentir en todos los sectores de la sociedad en
este territorio .La imaginación no alcanza a identificar tal nivel de
desidia ni tan profunda degradación de los valores morales.

Es deprimente encontrarse con el deplorable ánimo de los pobladores ante
la pésima distribución de los alimentos y el altísimo costo de la vida.
El costo del consumo de electricidad es sorprendente. La desatención,
tanto en el plano de la salud, como en el de la transportación,
convierte el día a día de los pineros en una insoportable odisea.

La corrupción generalizada, el exacerbado machismo, el crudo nivel de
violencia domestica, la impunidad con que se mueven entre mamparas los
corruptos de la nomenclatura gobernante, la cantidad increíble de
enfermos de cáncer, los pésimos diagnósticos emitidos por los médicos y
que cobran innumerables víctimas, los especialistas de la salud que a la
hora de tener que prestar sus servicios desaparecen o los incumplen. El
alcoholismo y la prostitución se enseñorean de las calles. El sector
agrícola está netamente colapsado y lo que otrora fue una región
citrícola gime por ver algún cítrico aunque sea en fotografía.

En 1978, con motivo del XI Festival Mundial de la Juventud y los
Estudiantes, el gobierno decidió cambiar el nombre de esta porción de
"su finca". Con el nuevo nombre de Isla de la Juventud quiso reflejar
las grandes potencialidades y expectativas de esta isla que será de la
mano de los jóvenes, ejemplo de desarrollo y bienestar.

Hoy, en medio de tanta desolación y desesperanza afloran las preguntas
sin respuesta: ¿Qué sucedió en la Isla de la Juventud? ¿Cuándo se
acordará la dirección del país del municipio especial?

Parece que tendrán que recordar los habitantes de la Isla de la Juventud
los versos de Gustavo Adolfo Bécquer: "Volverán las oscuras
golondrinas...pero aquellas que aprendieron nuestros nombres, esas no
volverán"

Para Cuba Actualidad. lizama1961@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/6989-promesas-olvidadas.html