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Tuesday, April 23, 2013

Los rancheadores a la caza del cimarrón

Los rancheadores a la caza del cimarrón
Martes, 23 de Abril de 2013 00:47
Escrito por Osmar Laffita

Cuba actualidad, Capdevila, La Habana, (PD) Fue drástica la medida
tomada por la dirección de la Casas de las Américas: con la anuencia de
su anciano presidente, Roberto Fernando Retamar, se procedió a destituir
a Roberto Zurbano de su cargo de director del Fondo Editorial de la
institución y a ubicarlo como un investigador más. Quedó claro el
mensaje de las autoridades.

El conocido ensayista tuvo la osadía de escribir un artículo de opinión
que fue publicado el 23 de marzo en The New York Times, en que sin
tapujos ni medias tintas puso en claro que el gobierno cubano, en los 54
años que lleva en el poder, ha sido incapaz de superar el racismo.

Sobre este peliagudo asunto de la situación de los negros en Cuba,
Zurbano dejó claro que actualmente "el sector privado disfruta de cierto
grado de liberación económica, pero los negros no están bien
posicionados para sacar ventaja" y que las medidas económicas puestas en
marcha por el gobierno "dependen del color de la piel".

Eso concitó la ira y la rabia incontenida de los dueños de la gran finca
que hoy es Cuba y de sus fieles y despiadados rancheadores, cuya misión
es mantener a látigo y plomo la tranquilidad de la finca, y perseguir,
atrapar y castigar a los negros que tengan la imperdonable osadía de
intentar escapar de la plantación y huir para el monte en busca de libertad.

Eso fue precisamente lo que hizo Zurbano: romper las cadenas del
silencio y la complicidad. Toda una muestra de cimarronaje.

El gobierno, con las medidas económicas tomadas últimamente, ha creado
dos realidades bien distintas. la de los blancos que han podido
movilizar sus recursos para cosechar grandes beneficios, y la de los
negros, que son testigos impotentes de la muerte de la utopía socialista.

Zurbano no tuvo temor de denunciar que la diferencia entre blancos y
negros cobra mayor connotación con el asunto de las remesas provenientes
del exterior, principalmente de los Estados Unidos, que en su mayoría
van a parar a los blancos.

El irreverente Zurbano, sin detenerse a pensar en las consecuencias que
posteriormente le acarrearía asumir una postura de negro libre, no
vaciló en señalar que en el siglo XXI la población negra esta
insuficientemente representada en las universidades, en el poder
económico y político y sin embargo está sobresaturada en los oscuros
laberintos del ilegal mercado negro, así como su alta representatividad
en la población penal y con un destacado protagonismo en los barrios
marginales.

Tal osadía fue cometida por alguien a quien los dueños de la finca
consideraban un rancheador ideológico más. Por eso, al ver la traición
cometida, convocaron a los cazadores de negros y les dieron la orden de
castigar al cimarrón Zurbano: su ejemplo no podía extenderse al resto de
la gran dotación que es hoy la población negra y mestiza.

El primero de los más serviles de los rancheadores, Guillermo Rodríguez
Rivera, no tuvo reparo de tildar de escandaloso el artículo de Zurbano,
porque se atrevió a afirmar que "la revolución cubana no ha comenzado
para los negros".

Como un fiero rancheador, Rodríguez Rivera no vaciló en emprenderla a
machetazos contra el cimarrón Zurbano, al cual descalificó luego de
afirmar que para las oportunidades de trabajo, el acceso a los medios de
comunicación y los estudios no importa el color de la piel.

Con la misma saña en su despreciable desempeño de rancheadores de una
cuadrilla de perseguidores de negros libres, se destacaron el académico
Esteban Morales, Silvio Castro y Y.P Fernández.

Lo que hicieron estos despreciables rancheadores no fue otra cosa que
defender a capa y espada el derecho divino de los dueños de la gran
finca que es Cuba desde hace más de 50 años, a tener sometida a la
enorme dotación de negros y mestizos en cuya defensa salió Zurbano.

Tampoco han defendido a Zurbano las organizaciones oficialistas
supuestamente defensoras de los derechos de los negros, que son
toleradas por los dueños de la finca, siempre y cuando no sobrepasen la
línea roja. Eso es una muestra de la cobardía de los miembros de esas
organizaciones, que no se atreven a poner en juego intereses que nada
tienen que ver con la valiente denuncia que Zurbano publicó en The New
York Times.

Con tal silencio cómplice ante la injusta medida tomada contra Zurbano,
pierden credibilidad defensores de los derechos de los negros como Tato
Quiñones, Tomas Fernández y otros de la Cofradía de la Negritud.

Todavía Zurbano debe estar a la espera de un pronunciamiento que marque
definitivamente la distancia entre la Cofradía de la Negritud y los
dueños de la finca. De no hacerlo y callarse, los integrantes de la
Cofradía demostrarán que prefieren permanecer en la finca antes que en
el monte, como cimarrones libres, expuestos a la caza despiadada de los
rancheadores.

Zurbano, como cimarrón, se ha quedado solo, lo que posibilita que los
rancheadores blancos y negros lo atrapen y castiguen. No cuenta con el
apoyo de los que él estaba seguro que saldrían en su ayuda. De esta
forma, los dueños de la finca lograrán silenciarlo.

Para Cuba actualidad: ramsetgandgi@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/7196-los-rancheadores-a-la-caza-del-cimarron.html

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