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Wednesday, April 17, 2013

Los crímenes de Fidel

Los crímenes de Fidel
[17-04-2013]
Ernesto Aquino
Hablemos Press

(www.miscelaneasdecuba.net).- La Habana, Cuba. ¿Qué dudas pueden existir
sobre la naturaleza genocida y la capacidad destructiva de Fidel Castro,
como no sean las que genera el desconocimiento de la historia, o la
complicidad?

La historia, es una prisionera de conciencia de las tiranías totalitarias.

Los gobernantes de estos regímenes antinaturales, tratan de borrar
cualquier referente histórico que pueda establecer -sobre la base de la
evidencia- la perversidad de su ideología y su falta de compromiso con
la lealtad.

En el mes de agosto de 1968, el gobierno de la Unión Soviética movilizó,
preparó y dispuso para la guerra a 250 000 soldados. El día 20 de ese
mismo mes, invadió Checoslovaquia.

El 23 de agosto, tres días después de comenzada la invasión, Fidel
Castro se dirigió a la nación cubana a través de la televisión.

Toda su retórica, para justificar la criminal acción de los soviéticos,
la resumió en unas pocas palabras. "Nosotros aceptamos", -dijo- "la
amarga necesidad que exigió el envío de esas fuerzas a Checoslovaquia;
nosotros no condenamos a los países socialistas que tomaron esa
decisión" (La decisión fue tomada unilateralmente por los soviéticos).

El 27 de diciembre de 1979, los imperialistas soviéticos invaden Afganistán.

En el mes de septiembre de ese mismo año, Cuba había sido elegida para
presidir el Movimiento de Países No Alineados, del cual Afganistán era
un miembro pleno. Fidel Castro, entonces presidente de los No Alineados,
no pronunció ¡Jamás! una sola palabra de condena contra aquel acto del
más primitivo imperialismo.

La guerra contra Afganistán duró 10 años; fue devastadora y criminal.
Castro apoyó la barbarie soviética, hasta que en febrero de 1989, como
parte de su política de apertura y reformas, Mijaíl Gorbachov le puso
fin con el retiro total de las tropas soviéticas.

Pero durante el "Vietnam soviético" -como fue conocida la aventura
bélica de la Rusia Leninista-, Fidel Castro tuvo otros romances con el
crimen internacional.

El 10 de Junio de 1987, en la Ciudad de Panamá, el régimen militar
comandado por el General Manuel Antonio Noriega, arremetió contra miles
de manifestantes que se habían movilizado en una Cruzada Civilista
nacional que pedía el fin de la dictadura en el país.

Durante los hechos de ese día, conocido como Viernes Negro, las fuerzas
anti-motines llamadas Dobermans, junto con otras fuerzas de choque de
esa institución armada, apoyadas por grupos paramilitares, arremetieron
contra los miles de manifestantes.

Durante la intensa represión, se llevaron a cabo arrestos masivos y se
cometieron flagrantes violaciones y vejaciones de todo tipo contra los
opositores y ciudadanos panameños en general. Hubo cerca de 3 000
arrestos y un total de 750 muertos.

Castro, le regaló al Noriega de todos los demonios el acostumbrado
silencio de aprobación que le permitiría seguir adelante con su alianza
macabra con el tirano panameño.

Luego de concluida la guerra soviética contra Afganistán

-aproximadamente un mes más tarde-, Fidel Castro volvería a mostrar su
predilección por las ejecuciones masivas.

Entre el 15 de abril y el 2 de junio de 1989, en la República Popular
China se produjeron una serie de manifestaciones -lideradas por
estudiantes- en la Protestas de la Plaza de Tian'anmen, en Pekín.

En la noche del día 3, el Gobierno chino envió los tanques y la
infantería del ejército a la plaza, para disolver la protesta.

El estimado de las muertes civiles varían entre 800 y 2600, y el número
de heridos se calcula entre 7.000 y 10.000.

La cruel represión a la Protestas de la Plaza de Tian'anmen causó la
condena internacional contra el gobierno chino, por la naturaleza
intrínsecamente genocida de su actuación. Una vez más, Fidel Castro
guardó silencio.

Mención aparte merece su aventura bélica en África –sobre todo en
Angola-, por el altísimo costo en vidas humanas.

Alrededor de 10 000 soldados (jóvenes la mayoría), perdieron la vida en
una guerra civil absolutamente ajena a los intereses del pueblo cubano.

Su aberrante obsesión de mesías perturbado, hizo de la injerencia en los
asuntos internos de los pueblos la razón de ser de su neurosis.

Estos hechos, reveladores de la naturaleza intrínsecamente perversa y
desleal de Fidel Castro, son apenas una insignificante muestra de su
capacidad destructiva.

Su histórica falta de escrúpulos, su odio visceral al ser humano y su
adicción incontrolable al terror de masas lo convierte en uno de los
gobernantes más despreciables de la historia de la humanidad.

No hay dudas acerca de lo que sucederá con esta bestia despiadada y
ruin. Será absorbida por el juicio implacable de la historia, que ya lo
condenó al desprecio eterno y al silencio infinito de los innecesarios.

http://miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=39101

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