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Thursday, April 18, 2013

Llorar es sano y necesario

Llorar es sano y necesario
Jueves, Abril 18, 2013 | Por Aleaga Pesant

BAYAMO, Cuba, abril, www.cubanet.org -Mario Piedra, sordo de cañón,
colega de aventuras intelectuales y empresariales, crea oraciones que
implican conceptos. Una tarde de 1996, me comentó con esa sonrisa tan
particular que tienen la gente de Matanzas: "Al Periodo Especial
entramos todos juntos, pero salimos de uno en uno".

Conversábamos sobre el momento en que, obligados por "El Maleconazo" y
el descontento popular, el gobierno militar de Fidel Castro se vio
obligado a tomar algunas medidas para liberalizar la economía. De esa
manera, un grupo de la población (que algunos estiman en 200 mil
personas) pudo magramente acceder al dólar, moneda prohibida hasta ese
momento, y mejorar un poco el nivel de vida, respecto a los cinco años
anteriores.

Con esas cortas medidas que incluían permitir alguna inversión
extranjera, despenalizar el dólar, descentralizar las uniones de
empresas y permitir algunos pequeños negocios personales, se dieron los
primeros pasos para liberarnos del odioso Periodo Especial.

Ahora cae en mis manos No hay que llorar, un libro producido en el 2011.
Financiado por el Fondo para el Desarrollo de la Educación y la Cultura,
fue Premio Memoria 2009. Una compilación de textos cortos, donde los
autores, convocados por Arístides Vega Chapú (Santa Clara, 1962), dan su
visión sobre los duros años a los que el gobierno llamó Periodo Especial
en Tiempos de Paz, o simplemente Periodo Especial.

Se caracterizó por una gran crisis económica, política y social. La
desaparición del transporte automotor, el fluido eléctrico, y el
establecimiento de un hambre endémica, que trajo a cientos de miles de
cubanos la neuritis óptica, primero, y la polineuritis, después. Además,
provocó una fuerte represión sobre la sociedad, con mítines de repudio y
golpizas a los disidentes en las calles.

Para su empeño, Arístides convocó a Jorge Ángel Hernández, Lidia Meriño,
Dean Luis Reyes, Virgilio López Lemus, Yoss, Aramís Izquierdo, Manuel
García Verdecia y muchos más, de los cuales solo fueron publicadas 33
historias, en 138 páginas.

Los textos van en su mayoría en forma de crónicas, pero no faltan los
cuentos largos o cortos. Más honestos o más triviales, o
despreciablemente cínicos, como los de Rolando Rodríguez y Virgilio
López Lemus, con aquello de que "lo especial (del periodo) fuera no
dejarse vencer por la pereza, el deseo de irse de la realidad o el
pesimismo militante". También está expuesta en el libro la diletancia
progubernamental y guataqueril de Ricardo Riverón: "Confío en la
inteligencia de nuestros líderes para imprimirle otros matices a la
batalla de ideas. A ver si pasamos del periodo especial a un periodo
normal…".

No obstante, hay historias que propician eso de reírnos de nuestras
desgracias, como las que cuentan el holguinero Manuel García Verdecia,
el habanero Yoss o el santaclareño Lorenzo Lunar.

El libro esclarece las diferencias generacionales de los escritores. Los
nacidos en la década del cuarenta son complacientes con la tragedia y
hasta la agradecen. Su tono es temeroso y cauto. Luego vienen los que
nacieron en los sesenta y los setenta. Estos son mas desenvueltos y
miran con amargura los álgidos días de apagones, sin transporte, ni ropa
ni comida.

El tema de género también deja su huella. Las féminas trasmiten en sus
historias honestidad y dolor. Los textos describen el momento de manera
lacerante, y ubican a sus familias en el centro de las historias.
Ejemplos: el de Lidia Meriño, Rebeca Murga o Lourdes González Herrero,
con la apropiación del término "indispensabilidad", y su afortunada
oración: "Fue un sacrificio que el paso de los años convierte en un
recuerdo difícil".

Alternativa y plural, la selección tiene una cosa en común para todos
los seleccionados. No se menciona a Fidel Castro Ruz, a su hermano Raúl
o al partido comunista. Prefieren obviar en masa la responsabilidad de
los gobernantes del país en aquellas circunstancias (¿o fue la censura
impuesta por el Ministerio de Cultura para poder publicar el libro?).

Solo un oportunista menciona al embargo norteamericano y otro a los
rusos como responsables de la situación. Todos hablan de las miserias
materiales y pasan por alto la falta de libertades y no hay en la
compilación ningún intelectual prodemocrático.

No obstante, No hay que llorar es un libro para reflexionar sobre la
triste historia de este pueblo.

aleagapesant@yahoo.es

http://www.cubanet.org/articulos/%c2%bfno-hay-que-llorar/

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