La sucesión raulista

La sucesión raulista
Martes, 16 de Abril de 2013 00:29
Escrito por Paulino Alfonso Estévez

Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) No existe ya la menor duda de
que la sucesión raulista se llevó a cabo con éxito. Los Castro, amos de
esta isla, gracias a la indolencia de los ex-líderes del mundo libre,
más preocupados por las elecciones y la economía doméstica, han
determinado que es hora de comenzar la trasmisión de los poderes a sus
herederos designados, siempre cuidando de que ningún pedazo de poder
caiga en manos indebidas que malogren la repartición del botín.

Contrario a los que unos cuantos soñadores creen, esta sucesión no
conlleva un cambio democrático como ocurrió en España, en las dictaduras
latinoamericanas de los años 80 y muchísimo menos en los países del
difunto bloque soviético.

Para evitar estos "errores", el sucesor designado a dedo por el dictador
ha anunciado que abandonará el poder dentro de cinco años. Esto último
para asegurar que no quedarán cabos sueltos ni espacio a elucubraciones
sicalípticas, por lo que desde ya ha nombrado a su sucesor

Esta movida, aceptada de grado o no por la jurasica nomenklatura
castrista, ya se aplica tímidamente por lo que comienzan a aparecer unos
cuadros jóvenes en edad, pero tan caducos en sus planteamientos
políticos como los ancianos, con los mismos vicios que estos tienen. Por
algo son los hombres nuevos, esos que aprendieron de sus predecesores el
ejercicio de la doble moral.

Esta designación prevista por el gobernante sustituto teniendo en cuenta
razones biológicas personales y el deterioro ostensible del dictador
primigenio, cuyas apariciones a lo Enrique de Lagardere ya no
impresionan a nadie, obedecen a la urgencia en preparar a alguien que
garantizará un transcision ordenada y estable para él y toda su corte de
los milagros.

Raúl Castro sabe que casi todos estos "cuadros" ocultan ambiciones
personales, como los defenestrados Luis Orlando Domínguez, Ibrahim
Farradaz, Roberto Robaina y más recientemente Carlos Lage, Felipe Pérez
Roque, Otto Rivero, etc., quienes se llegaron a creer que gobernaban y
despertaron de una forma amarga y brutal.

Para estos nuevos degustadores de las mieles del poder será muy
saludable esperar por los dos funerales de estado. Solo después de estos
eventos podrán a hacer lo que quieran, claro, mientras no toquen para
nada los órganos represivos, que quedarán como garantes de la
continuidad de la revolución.

Aun sabiendo esto y que la ingeniería política e ideológica de su
sistema es un total fracaso, la nomenkletura insiste en transmitirle
todos los vicios e ideas a aquellos que deben garantizarle a esta claque
de ancianos sus retiros y por supuesto, el botín obtenido

En Castrolandia se avizoran cambios estructurales lo más nimios
posibles, que no afectarán para nada al castrismo, pero que sirven para
ilusionar a esos eterno coprófagos de la izquierda vegetariana, ora
yanqui, ora algún cubanazo con sueños de grandeza.

Algunos de estos últimos se ven vestidos de dril 100, con un jipijapa en
la cabeza y un tabaco en la diestra , degustando un daiquiri en el
Floridita, sin importarles que la que un día fue su patria siga
sojuzgada por la banda que hace cinco décadas secuestró la Republica
"con todos y para el bien de todos" .

Para Cuba actualidad: paulino.alfonso @gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/7113-la-sucesion-raulista.html