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Friday, April 19, 2013

La alianza entre Pyongyang y la prensa cubana se mantiene a pesar de la crisis nuclear

La alianza entre Pyongyang y la prensa cubana se mantiene a pesar de la
crisis nuclear
Orlando Delgado | La Habana | 19 Abr 2013 - 9:20 am.

Para los cubanos, Corea del Norte está muy lejos. Y como son escasos los
que aquí han visitado ese país, se sabe de él apenas lo que cuentan los
medios oficiales, que no es mucho y está en extremo parcializado. El
enfoque de la decadente prensa oficialista cubana hacia ese régimen
comunista hace que muchos crean que la actual escalada de tensiones en
la península asiática es obra y gracia de Estados Unidos y su aliado
surcoreano.

Para los comentaristas oficiales de la televisión cubana, "los medios
occidentales se dedican a satanizar a la República Popular Democrática
de Corea". Nada hablan los medios sobre la vida cotidiana en Pyongyang y
sus alrededores, sobre las grandes hambrunas y la escasez de automóviles
y luz eléctrica; nada de un país que posee el mayor ejército del mundo
en relación a su población y donde la fascista ideología Juche cercena
irremediablemente la capacidad neuronal de los ciudadanos.

La causa de tan elaborado silenciamiento de la realidad norcoreana
radica en la alianza de la cúpula gerontocrática-militar cubana y los
jerarcas de Pyonyang, con una maquinaria totalitaria similar en el orden
interno y en lo externo una común retórica antinorteamericana.

A raíz de la muerte del segundo de la dinastía Kim, el gobierno cubano
decretó tres días de duelo nacional. Por otra parte, hay escuelas en la
Isla que llevan el nombre de Kim IL Sung, con biografías muy bien
maquilladas de tan siniestro personaje, y en las bibliotecas la
bibliografía sobre la mitad norte de la península coreana se reduce a
una compilación de los discursos de Kim IL Sung, similares a las seniles
reflexiones de Fidel Castro.

Curiosa resulta la diferencia de terminología entre el canal Telesur y
la Televisión oficial cubana; mientras el primero llama al país de los
Kim por su nombre más periodístico, Corea del Norte, nuestros medios
nacionales están obligados a decir el nombre oficial, cansón y
burdamente falso.

En una de las mesas redondas que transmite Telesur desde La Habana,
dedicada a analizar el conflicto coreano, uno de los panelistas tuvo que
admitir que el discurso de Pyonyang en la actual escalada de tensión "es
fuerte": fue la única alusión a la parte norcoreana que dejaba traslucir
el lenguaje fascista de la dinastía comunista. Pocos cubanos saben de
las reiteradas condenas de las Naciones Unidas y los organismos
internacionales a las violaciones de los derechos humanos en ese país y
los campos de concentración que existen para los que intentan revelarse
contra el sistema.

La agobiante vida diaria cubana deja poco espacio para calibrar lo
desinformada que está la población. En las páginas centrales de
cualquier edición del Granma se puede encontrar una defensa del régimen
sirio de Bashar Al-Assad, del fundamentalismo iraní o de cualquier
dictadura africana que proclame su admiración a la "revolución cubana".
Pero nada de Corea del Norte. Y es que dicho país es el peor aliado del
régimen cubano, pues nada le puede dar, salvo una pésima imagen en el
concierto de naciones democráticas.

Muy lejos están los tiempos en que Cuba estaba dispuesta a enviar sus
tropas cuando estalló la guerra de Corea, a principios de la década del
cincuenta. La guerra fría despegaba con una fuerza inusitada y el
gobierno de Carlos Prío era un aliado de Estados Unidos. El golpe de
Estado de Batista abortó esa posibilidad. Si estallara hoy una guerra en
la península coreana el gobierno cubano no podría aventurarse a mandar
efectivos militares a su aliado. No cuenta ni con la capacidad ni con el
deseo, solo le brindará un apoyo retórico total contra el "imperio
norteamericano".

Tal vez los cubanos presenciemos el conflicto a través de Telesur,
aunque el deseo de cualquier persona sensata sea que las tensiones
disminuyan y la cooperación intercoreana se restablezca y aumente hasta
la total unión de la península. Pero la paz definitiva en esa región no
se vislumbra a corto ni mediano plazo. Mientras tanto, la mayoría de los
cubanos seguiremos los acontecimientos a través de la tendenciosa prensa
oficial, que dice poco y obliga a buscar otras vías para informarse de
ese conflicto que mantiene en vilo a buena parte del mundo.

http://www.diariodecuba.com/cuba/1366356048_2844.html

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