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Thursday, April 18, 2013

El llamado de la libertad

El llamado de la libertad
Jueves, Abril 18, 2013 | Por Roberto Jesús Quiñones Haces

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -El escritor y periodista
británico Arthur Koestler fue un individuo extremadamente agudo y
certero al analizar las causas que imposibilitaban reconocer en el
autocrático régimen soviético la existencia del socialismo. Al final de
uno de sus famosos textos, "Anatomía de un mito y otros ensayos",
publicado en Cuba allá en el lejano 1960, incorporó unas reflexiones
bajo el título "Carta al camarada Blump". Según una nota al pie de
página, tal camarada fue una creación de Koestler para responder a otro
personaje de la izquierda de entonces.

En dicha carta, Koestler expone los posibles tipos de sociedades que,
según él, pueden existir. Y lo hace usando una fórmula simplificada, en
la cual, en el campo de la Economía Política, la letra A representa el
caos, y la B la economía dirigida, donde el capitalismo de estado es
igual al socialismo de estado. En el campo de la política, el número 1
se identifica con la autocracia, y el 2 con la democracia.

Siguiendo dicha referencia, tenemos que la combinación A + 1 conduce a
la forma clásica de la tiranía, y B + 1 al totalitarismo. Por su parte
la combinación A+2 lleva a la plutocracia. Esas tres combinaciones han
sido experimentadas por la sociedad en varias etapas de su historia.
Sin embargo, la combinación B+2 todavía no ha sido probada, y, según
Koestler, parece ser la más prometedora. pero no se puede obtener en un
laboratorio, sino que será producto de un nuevo clima moral.

Más allá de esta especulación del célebre intelectual de origen húngaro,
lo curioso es que ya en la década de los años cuarenta él afirmaba que,
en términos económicos, tanto el capitalismo como el socialismo de
estado eran lo mismo y que la diferencia entre ambos sólo puede hallarse
en la estructura política del Estado.

En Cuba hay muchos ilusos que piensan que el inicio de reformas
económicas al estilo chino llevará al país a un estado de prosperidad en
todos los órdenes, así como a un cambio político radical. Lo primero que
habría que destacar es que nuestra isla no posee los mismos recursos
materiales y humanos que el gigante asiático. Además, las raíces de
nuestra identidad son principalmente occidentales. Así que los
experimentos sociales chinos no podrán aplicarse con éxito en Cuba,
atendiendo a las marcadas diferencias culturales.

La prensa oficialista cubana elogia el auge económico de China, pero
jamás habla del costo social y ecológico que ese avance ha provocado, ni
de las rígidas normas de conducta que el gobierno asiático impone a sus
ciudadanos, ni de las condiciones en que trabajan millones de
trabajadores, ni de los míseros salarios que reciben, ni de los
problemas que aún existen para vivir en zonas diferentes a las del lugar
de nacimiento y cómo esto determina en el derecho de acceso a la salud.

El sueño de combinar el progreso social y económico con las libertades
políticas, atrae por igual a hombres de izquierda y de derecha, aunque
ambos términos ya resultan maniqueos y muchas veces sirven para camuflar
la esencia de una posición política. Juan Pablo II dijo que el verdadero
reto continuaba siendo hacer confluir en un estado de derecho el
desarrollo económico y social, un ente donde todas las personas
estuvieran protegidas y en igualdad de condiciones.

En el caso cubano, la vía de las reformas transita por la fórmula que
identifica al totalitarismo. Por mucho bienestar económico que dicha
fórmula produzca, su proyecto será inválido, porque faltará la libertad
y ésta es el bien supremo del hombre.

Hacia esas enormes extensiones de libertad, más que a cualquier
paliativo económico, es hacia donde desea ir hoy más que nunca el pueblo
cubano. Que el partido comunista de Cuba no quiera aceptarlo es otra
cosa. Como siempre ocurre, tarde o temprano la Historia le pasará la
cuenta a todo lo que es anti natural.

http://www.cubanet.org/articulos/el-llamado-de-la-libertad/

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