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Monday, April 08, 2013

Economía cubana: aspirinas para curar un cáncer

Economía cubana: aspirinas para curar un cáncer
Lunes, Abril 8, 2013 | Por Miriam Celaya

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Los medios oficiales acaban de
publicar en Cuba otra de las nuevas disposiciones gubernamentales
encaminadas a tratar de revivir la famélica economía interna: En lo
adelante, las empresas estatales podrán disponer del 50% de "las
utilidades" resultantes de su actividad productiva –siempre después de
pagar los impuestos al Estado–, para destinarlo al desarrollo, la
investigación y la estimulación a los trabajadores.

Dicho en pocas palabras, ha quedado oficialmente restaurada la autonomía
de las empresas estatales, como si este hecho tan normal y corriente en
cualquier país que no sea el nuestro constituyera un aporte raulista a
los anales de la economía mundial. Huelga anotar que simultáneamente el
General-Presidente insistió en los más rigurosos controles tanto
productivos como de las ganancias y en mantener el actual "ritmo" de las
medidas –dizque derivadas de los lineamientos del VI Congreso del PCC– a
contrapelo de aquellos que quieren acelerar el paso de los "cambios
estructurales".

No deja de resultar interesante este anuncio de lo que sería una medida
conveniente y razonable si las condiciones del país también lo fueran.
No obstante, antes de estallar en aplausos por lo que en teoría
resultaría positivo, es preciso analizar objetivamente el escenario
económico nacional, recientemente descrito por el propio gobierno en el
marco de la reunión ampliada del Consejo de Ministros efectuada apenas
tres semanas atrás, donde quedó claramente expuesta la ineptitud de la
alta dirección del país para conducir a puerto seguro el naufragio del
modelo económico: improductividad, ineficiencia, impagos, falta de
organización, indisciplina, entre otros lastres raigales del sistema,
que niegan cualquier posibilidad de hacer funcionar la economía; menos
aún mencionar siquiera una quimérica obtención de "utilidades" por parte
de las empresas.

Por su parte, la inestable y potencialmente volátil situación en la
"hermana república bolivariana" es un factor adicional de peso que se
cierne sombrío sobre el futuro cercano de la subsidiada economía cubana,
lo que está incidiendo en la adopción de nuevas medidas por parte del
gobierno y a mediano plazo podría obligar a acelerar el lento paso de
las transformaciones raulistas.

Numerosos males inherentes a la naturaleza misma del sistema impiden que
éste funcione. Como expresara recientemente el economista cubano Oscar
Espinosa Chepe en un programa de Radio Martí, uno de los problemas que
desde el principio atentan contra la eficacia de la nueva disposición es
la inexistencia en el país de una contabilidad confiable. Tras décadas
de reportes inflados, descontroles y corrupción, no hay garantías de que
comience un proceso de purificación espontánea entre los encargados de
las cuentas.

Otro elemento importante es la sujeción ideológica que durante medio
siglo ha sometido la economía a los designios de una meritocracia cuyo
desempeño en los puestos de dirección y control responde, no a su
capacidad para administrar la economía, sino a la fidelidad al
Gobierno-Estado-Partido, dueño de todos los medios de producción, los
bienes y las ganancias, por no mencionar su control absoluto –hasta
épocas muy recientes– de toda la fuerza de trabajo del país. En tanto el
compromiso político con un grupo minoritario en el poder continúe
determinando en los resultados económicos, el país no remontará la
crisis. Esto significa que no habrá reformas económicas efectivas en
ausencia de reformas políticas.

En la misma cuerda vibra el tema de la redistribución de las supuestas
utilidades bajo un sistema de estimulación a los trabajadores. ¿Será que
ganarán más los que demuestren ser más "revolucionarios", o los más
productivos? ¿Quiénes serán los veladores puros de la productividad y
los que impedirán las pérdidas por el desvío de recursos y por otras
manifestaciones de corrupción? ¿Quiénes evitarán el beneficio de unos en
perjuicio de otros en un sistema largamente caracterizado por el tráfico
de influencias y el caciquismo? Y ya desde el plano del derecho,
¿tendrán figura jurídica dichas empresas y administraciones para manejar
e invertir los fondos derivados de la producción?

Sin embargo, este desesperado intento de curar el agresivo cáncer de una
economía en fase terminal irreversible, con las aspirinas de las
llamadas reformas raulistas está, de antemano, condenado al fracaso.
Porque en primerísima instancia habría que solucionar el mal primigenio
de este socialismo-capitalista de Estado: las deformadas relaciones de
propiedad sobre los medios de producción.

No habrá prosperidad económica en Cuba sin el retorno de la propiedad
privada en coexistencia con otras formas de propiedad. No me refiero a
la privatización total del país como contrapartida a la existencia de
ese propietario único, el Estado, pero sí a la franca apertura de las
numerosas variantes de iniciativa privada que serán la única fuerza
capaz de movilizar la economía. La obstinada negativa gubernamental a
reconocer los plenos derechos de los cubanos de todas las orillas a
participar preferentemente en la recuperación de una economía destruida
por el propio gobierno que ahora se declara capaz de recuperarla, está
pasando la cuenta a la nación y continúa comprometiendo el futuro de todos.

Por el momento, las recientes disposiciones de "autonomía empresarial"
pudieran estar cumpliendo dos funciones solo favorables a la
castrocracia: por una parte retardar el desplome definitivo del sistema
que la sostiene en el poder; por otra, legitimar las nuevas fuerzas
económicas surgidas de sus círculos afines, hasta ahora semi-ocultas,
protegidas tras el hermético secretismo de la información en Cuba.

http://www.cubanet.org/articulos/economia-cubana-aspirinas-para-curar-un-cancer/

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