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Tuesday, April 16, 2013

Béisbol cubano: glorias pasadas y futuro incierto

Béisbol cubano: glorias pasadas y futuro incierto
Martes, Abril 16, 2013 | Por Leonardo Calvo Cardenas

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -La temporada nacional de
béisbol se ha reiniciado luego de cerrarse las imaginarias cortinas del
Tercer Clásico Mundial. Al apreciar, a través de las trasmisiones
televisivas, los encuentros que con una nueva estructura pretenden
concentrar y aumentar la calidad del béisbol nacional, no puedo menos
que sentir pena por atletas y aficionados de nuestro deporte,
reafirmando que el sistema de control totalitario convierte en desastre
todo lo que toca.

A pesar de estar en competencia los mejores equipos de la actualidad,
reforzados con los atletas de mejor desempeño de los conjuntos que
quedaron en la llamada segunda división, no crecen la motivación y el
entusiasmo por parte de los amantes de la pelota. Lamentablemente,
seguimos asistiendo al triste espectáculo de los estadios medio vacíos,
con el agravante de que en las condiciones actuales es muy difícil subir
el techo de este deporte nacional, luego de la frustración que significó
el paso por el recién concluido Clásico Mundial.

El Tercer Clásico Mundial de béisbol y las ilusiones de Cuba por
reeditar glorias pasadas, ya son historia. En esta nueva cita, que cerró
con todo éxito y la muy merecida victoria del impresionante conjunto de
República Dominicana, más el oficio y la exacta maestría de los
jugadores holandesas, sacaron a la selección antillana de la lucha por
los primeros lugares en el máximo escenario de la pelota internacional.

Aquella mañana del lunes 11 de marzo, La Habana fue un hervidero de
polémicas y análisis en torno a la actuación y el resultado que
sembraron la decepción en los aficionados cubanos, quienes, muy a su
pesar, ya se van acostumbrando a ver frustradas las aspiraciones del
seleccionado nacional en los grandes eventos mundiales.

Si el team Cuba hubiera logrado vencer a Holanda y pasado a la ronda
semifinal del Clásico, la euforia chauvinista que nos caracteriza
impediría darnos cuenta de los errores y deficiencias técnicas de
nuestros jugadores, y de los deslices tácticos y estratégicos de la
dirección del equipo.

A pesar de haber tenido una mejor preparación, logrado mayor fogueo
competitivo previo al evento y concedido oportunidad a varios talentosos
jugadores jóvenes, en aquel partido decisivo se manifestaron evidentes
deficiencias en la mecánica de juego y en la concentración de los
atletas en situaciones claves.

El caso es que unas veces los intransitables lanzadores japoneses y
otras ─como en la Copa Mundial Panamá 2011─ los peloteros holandeses
que ya se tornan invencibles para la otrora poderosa escuadra cubana,
dejan en el camino a la representación tricolor, ganadora de veinticinco
campeonatos mundiales, pero incapaz en los últimos años de saborear la
miel de la victoria.

Ahora, especialistas, dirigentes y aficionados vuelven a enumerar y
analizar las deficiencias y carencias del plantel, compuesto por los
peloteros de mayor rendimiento del país. Funcionarios y comentaristas
repiten hasta el cansancio que es necesario encontrar fórmulas que
aumenten la capacidad de nuestros atletas para enfrentar rivales cada
vez mejor preparados, por estar fogueados en los circuitos profesionales
de América, Asia y Europa.

Sin embargo, al disfrutar del excelente beisbol que mostró esta edición
del Clásico, amén de reconocer el innegable talento de los peloteros
cubanos, resulta fácil apreciar algunos elementos esenciales que los
distancian de los jugadores profesionales, ya sean las grandes estrellas
o los que pulen día a día su oficio en los terrenos de cualquier rincón
del planeta.

El somatotipo de los atletas, el pensamiento táctico, la concentración
en momentos cruciales del juego, habilidades técnicas determinantes como
el toque de bola o el corrido de las bases, constituyen lagunas que
eventualmente colocan en desventaja a los jugadores cubanos frente a sus
cada vez mejor preparados adversarios.

Sin embargo, por mucho que autoridades y entrenadores se esmeren para
aumentar la calidad de la pelota cubana, los resultados no van a mejorar
hasta que profundos cambios de mentalidad y estructura rompan ese
sistema que no se corresponde con las tendencias actuales del dinámico y
complejo deporte.

Es preciso terminar definitivamente con los retrógrados esquemas que
apartan a nuestros peloteros de los escenarios competitivos, donde se
desarrollan los jugadores de otros países, que luego, en los eventos
internacionales, se convierten en obstáculos infranqueables para
nuestras aspiraciones de victoria. Varias naciones sin tradición en el
centenario deporte han avanzado considerablemente, gracias a esa
interrelación competitiva que se concreta en los circuitos
profesionales. Los rivales de Cuba, aunque no se desenvuelvan en las
Ligas Mayores de Estados Unidos o Japón, muestran el oficio y la calidad
de juego que demandan el béisbol moderno.

Resulta impostergable que nuestros talentosos y entregados peloteros
puedan jugar ya en las ligas profesionales, donde su calidad se verá de
seguro estimulada y debidamente recompensada. Por muchos cambios e
innovaciones que se impongan al torneo élite de la pelota cubana, las
carencias técnicas y materiales de las categorías inferiores y la falta
de roce internacional de los atletas del llamado alto rendimiento,
seguirán pasando una alta cuenta a las posibilidades reales de la
selección nacional en su esfuerzo por regresar a los planos estelares.
Porque para los cubanos, en la pelota, solo un resultado es admisible, y
alcanzar segundos o terceros lugares significa simplemente perder.

Hay que desideologizar el deporte y renunciar a ese control medieval
sobre el destino de las personas. Cuba es el único país que no puede
contar con el concurso de sus estrellas profesionales para enfrentar el
reto del Clásico Mundial. Muy distinta seria la historia si Kendry
Morales, Aroldis Chapman, Yoeni Céspedes, Alexeí Ramírez, Yunel Escobar,
Dayan Viciedo, Yunieski Maya, Livan Hernández y otros pudieran vestir la
franela del equipo Cuba, sin ser objeto de la tan despreciable
manipulación política que hemos sufrido por más de medio siglo.

Las manifestaciones recientes de funcionarios y voceros hacen pensar en
una toma de conciencia sobre la gravedad del asunto. De momento, el
béisbol profesional dejó de ser un tabú en la tierra que contribuyó a
extender este deporte por el mundo. Ahora un programa semanal de
televisión nos asoma a lo más encumbrado y moderno de este deporte en la
arena internacional.

Si la pelota cubana no cambia y se adapta a los nuevos tiempos, si
prevalece la vanidad totalitaria de quienes desde el poder se apropiaron
también de nuestro pasatiempo nacional, el béisbol cubano se hundirá sin
remedio en el oscuro abismo de sucesivas derrotas, con el único y dudoso
consuelo de aferrarse al recuerdo de glorias pasadas.

http://www.cubanet.org/articulos/beisbol-cubano-glorias-pasadas-y-futuro-incierto/

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