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Saturday, November 17, 2012

Vigencia de la reconciliación

Vigencia de la reconciliación
Jueves, 15 de Noviembre de 2012 14:09
Escrito por Rogelio Fabio Hurtado

Cuba actualidad, Marianao, La Habana, (PD) La muerte en La Habana del
comandante Eloy Gutiérrez Menoyo es una sensible pérdida para la genuina
reconciliación nacional de los cubanos, causa que intentó adelantar el
asturiano durante las últimas décadas de su vida. A diferencia de la
mayoría de los adversarios del régimen, los largos y duros años de
cárcel sufridos no congelaron su lucidez y fue capaz de concebir una
nueva propuesta política.

Afortunadamente, Menoyo nunca se conformó con migajas ni aceptó, entre
sonrisas, que le dieran gato por liebre.

Lo mismo que la enconada beligerancia, la reconciliación tiene que ser
obra de ambos sujetos en previa discordia. Con la voluntad tenaz de uno
solo, apenas se consigue un simulacro, que sólo le sirve al otro para
confirmar la pertinencia de su prepotencia.

Como aspiración sociopolítica, la reconciliación es una tarea histórica
ardua. Tendría que culminar la etapa revolucionaria, sin derribarla,
pues en tal caso sería simplemente contrarrevolución, pero rectificando
sus excesos, corrigiendo sus abusos y, sobre todo, hallándole solución a
la costosísima enemistad con los Estados Unidos, devenida en fundamento
negativo del nacionalismo socialista.

Persuadir a los convencidos de ambas trincheras de la conveniencia de
ponerse a negociar sería el paso inicial. Hay que reconocer que apenas
se ha adelantado nada en ese sentido. El gobierno del General Raúl
Castro persiste en convidar unilateralmente a dialogar al gobierno
norteamericano, con la obvia intención de negarle reconocimiento a la
oposición interna.

La propuesta de legitimar a una organización de oposición pacífica,
encabezada por una figura con sobrados antecedentes revolucionarios,
como Menoyo, fue una ocasión preciosa.

Buena parte de esta oposición interna tampoco se identifica con la
reconciliación, pues coincide con la intransigencia perpetua del llamado
exilio histórico, posición esta que el recién fallecido desacató
radicalmente cuando regresó a vivir en Cuba, consecuente con su renovado
proyecto político.

Con la desaparición de la URSS, el escenario pareció propicio para el
cambio en Cuba, pero el entonces presidente Fidel Castro, a quien la
Perestroika nunca le gustó, prefirió someter al país a las penurias
económicas antes que arriesgar la menor concesión política. Así, aunque
consintió en reunirse con el asturiano, hizo oídos sordos a su propuesta.

Si le hubiese autorizado entonces la apertura de una oficina en La
Habana, hoy los esfuerzos para conseguir el levantamiento del embargo
norteamericano hubiesen estado mucho mejor fundados. Sin dudas, Cambio
Cubano podía haber cabildeado con mayor éxito que la curia habanera.

Es preciso señalarle un error inicial a Menoyo: el distanciamiento
crítico respecto a l resto de la disidencia. Incluso fue injusto al
juzgarlos, prácticamente antes de conocerlos Tras varios años entre
nosotros, comprendió mejor a sus colegas.

Es verdad que no consiguió su propósito, sin embargo, su gesto no debe
tildarse de fracaso, pues la validez del camino que emprendió no se
rebaja por el mero hecho de haber sido sistemáticamente bloqueado por su
interlocutor. Es muy probable que el futuro le pase la cuenta a quienes,
cegados por el hábito del poder, pasaron por alto la oportunidad
histórica que este valiente y cordial asturiano les puso en las manos
para beneficio de Cuba.

Para Cuba actualidad: rhur46@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/5763-vigencia-de-la-reconciliacion.html

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