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Sunday, November 04, 2012

El hondureño que vivió 40 años en Cuba y no lo sedujo el socialismo

Domingo 04 de noviembre de 2012

El hondureño que vivió 40 años en Cuba y no lo sedujo el socialismo
01:45 am - Renán Martínez:

Eliseo Mejía lamenta haber dejado a su familia en la isla caribeña.
San Pedro Sula,
Honduras

En un cuarto de la Casa Hogar Perpetuo Socorro , Eliseo Mejía trata de
rescatar de su gastada memoria los recuerdos de su juventud cuando, sin
proponérselo, fue a servir a la recién estrenada revolución de Fidel
Castro en Cuba.

Se distingue de los otros huéspedes del principal asilo para ancianos de
San Pedro Sula por tener un porte más juvenil y un caminar rectilíneo
que pasea por los corredores a sus 75 años.

Recién se había graduado como Perito Mercantil y Contador Público en el
Instituto Dionisio de Herrera, y trabajaba como locutor, cuando un amigo
lo embulismó con que Cuba estaba dando becas de estudio a jóvenes
hondureños. "Todos estos jóvenes tienen una beca en la mano", le dijo el
amigo cuando lo presentó a un grupo de muchachos y muchachas que se
reunían en una casa de alto cercana al hospital Leonardo Martínez.

Eliseo se resistió en un principio a aceptar la invitación porque no le
iba mal como locutor, pero su sueño de estudiar Medicina lo entusiasmó.

Lo de las becas era cierto, pero lo que no sabía Eliseo es que detrás de
aquella oportunidad había la intención de adoctrinarlo en el socialismo
y entrenarlo en la milicia para ayudar a sostener la revolución cubana,
según dijo. Hasta que estaba en México comenzó a sospechar que aquel era
un viaje clandestino porque su amigo le advirtió: 'Ten cuidado cuando
salgas del hotel porque agentes de la CIA nos siguen la pista'.

"Yo era tan ingenuo que no sabía de qué me estaba hablando, ni siquiera
qué era la CIA, hasta que los compañeros de viaje me lo explicaron",
comentó.

Los 28 hondureños que integraban el grupo fueron recibidos como grandes
personalidades en el aeropuerto de La Habana por una delegación de la
Asociación de Jóvenes Comunistas. Luego los llevaron a un edificio donde
había jóvenes de otros países de Latinoamérica.

Cuando llegó el momento de matricularse en la universidad, Eliseo se
decidió por Medicina, pero los cubanos le advirtieron que esa profesión
no era afín con su carrera de Perito Mercantil. Lo tuyo son los números
así que te recomendamos que estudies economía política, pero si lo que
te gusta es curar enfermos, pues eso queda a tu criterio".

Tenían razón los cubanos. El hondureño insistió en matricularse en
Medicina y a media carrera tuvo que pasarse a Ciencias Políticas porque
eso de abrir cadáveres le daba terror. "Me llevaban a sacar muertos de
la morgue y los poníamos en una mesa de aluminio para hacerles la
disección. Cuando estaba con el bisturí en la mano me parecía que en
cualquier momento se podían levantar, al verlos con los ojos abiertos".

La crisis de octubre

En la universidad "sutilmente nos daban clases sobre el sistema
socialista y sobre armamentismo. Cada vez nos exigían más estudio
marxista y cada vez entendía menos de lo que estaban hablando. A los
instructores no les gustaba que yo siempre estaba callado y no opinaba
nada cuando ellos hablaban de Marx, de Engels o de Mao Tse Tung".

Entonces tomó conciencia de lo grande y profundo que era el pantano en
que se había metido, según dijo. "Lo interesante de esto es que a uno le
va gustando el adoctrinamiento por la relación que se forma entre los
compañeros", expresó.

Como estudiante de Ciencias Políticas todo iba bien hasta que ocurrió la
Crisis de Octubre, como se denominó al conflicto entre los Estados
Unidos, la Unión Soviética y Cuba, en octubre de 1962.

Lo sacaron de las aulas para llevarlo al campo de entrenamiento, donde
le enseñaron a manejar el telémetro, un dispositivo para medir la
distancia y la velocidad de los aviones norteamericanos que surcaban los
cielos de Cuba, con el fin de derribarlos en caso que atacaran.

Las clases de adoctrinamiento, llamadas círculos de estudio, siguieron
fuera de la universidad. "Cuidado vas a decir que no te gustan", le
advertían los camaradas cuando el hondureño se quería hacer el enfermo
para no asistir.

Las autoridades cubanas perdieron la confianza en Eliseo desde que quiso
meterle miedo a otro hondureño a manera de broma, diciéndole que había
visto contrarrevolucionarios merodeando la sede donde ellos se reunían.

La Policía Secreta que no entendía de bromas llegó a averiguar si eso
era cierto, y aunque Eliseo les aseguró que fue invento suyo, lo
pusieron en tela de duda y comenzaron a verlo como un espía.

No pudo seguir estudiando. Al final se dieron cuenta los cubanos que "no
era más que un pobre ingenuo" y lo dejaron que siguiera haciendo su
vida en la isla. Incluso llegó a trabajar como locutor en Radio Reloj,
la segunda emisora más importante después de Radio Rebelde.

Estuvo viviendo en Cuba 40 años durante los cuales tuvo tres matrimonios
y procreó dos hembras y un varón. Regresó a Honduras en 2001 con la
promesa que volvería por ellos, pero aquí no consiguió trabajo y se miró
de repente en un asilo de ancianos. La conciencia le remuerde porque no
ha mandado a sus hijos ni siquiera una carta. "Qué pensarán de mí ",
dice con el rostro ensombrecido por la tristeza.

http://www.laprensa.hn/Secciones-Principales/Honduras/Apertura/El-hondureno-que-vivio-40-anos-en-Cuba-y-no-lo-sedujo-el-socialismo#.UJaJkYZsaW8

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