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Thursday, November 22, 2012

Detención de Rodiles: vuelven los viejos tiempos

Detención de Rodiles: vuelven los viejos tiempos

Regresa la etapa del miedo. El chirriar de autos con cristales ahumados
frente al domicilio. El toque severo en la puerta. La incertidumbre en
tu vida familiar y personal. Es la naturaleza del régimen.
Iván García / Especial para martinoticias.com
noviembre 21, 2012

Intentar analizar las estrategias de los hermanos Castro es un ejercicio
puro de abstracción. Su manera de mover fichas en el tablero político
suele ir contra la lógica. La encarcelación de 75 disidentes ordenada
por Fidel Castro en la primavera de 2003 fue un desacierto. La presión
exterior llevó al general Raúl Castro a enmendar el error.

En febrero de 2010, la muerte tras una prolongada huelga de hambre del
opositor pacifico Orlando Zapata Tamayo fue el detonante para que el
gobierno iniciara negociaciones a tres bandas con la iglesia nacional y
el canciller español Miguel Ángel Moratinos.

Empeñado en tibias reformas económicas, el régimen de Castro II
necesitaba reconocimiento internacional y atraer inversiones
extranjeras. La liberación y posterior destierro de casi un centenar de
presos políticos le permitió a la autocracia verde olivo soltar lastre,
comprar tiempo y un poco de oxigeno político.

No mucho. El suficiente para pasar de puntillas por el escenario mundial
y aminorar las criticas de gobiernos occidentales a las repetidas
violaciones de derechos humanos y políticos.

Los presos políticos constituyen un arma formidable en el régimen de los
Castro. Son monedas de cambio. Una pieza valiosa en cualquier
negociación. Siempre ha sido así. Después de la victoria de Bahía de
Cochinos, en abril de 1961, Fidel Castro canjeó soldados enemigos por
compotas de frutas y puré de papa en polvo.

Era habitual que a su paso por el Palacio de la Revolución, los
dignatarios foráneos llevaran en el bolsillo una lista de presos a
liberar a cambio de un crédito, ayuda económica o respaldo al régimen.
Un ceñudo comandante denegaba o autorizaba la liberación de un
opositor. No todos tienen el mismo valor para los mandatarios locales:
depende del eco mediático que tengan fuera de la isla.

Son como presas de caza. Armando Valladares, Huber Matos, Eloy Gutiérrez
Menoyo o el poeta Raúl Rivero eran reos cotizados. Su libertad se medía
en mayores concesiones de gobiernos europeos o votos a favor en una
tribuna internacional. No se conocen datos ni referencias de la cantidad
de dinero o préstamos a largo plazo que en estos 54 años ha significado
la excarcelación de un disidente.

Con vistas a negociar con viento a favor, las cárceles cubanas siempre
han estado repletas de opositores. En los años 70 eran miles. Cientos en
el siglo 21. En estos momentos hay un problema. Las cárceles están
vacías. Sigue el acoso, la represión y las detenciones arbitrarias a los
demócratas pacíficos por parte de los servicios especiales. Pero tras
las rejas no hay pesos pesados de la disidencia que sirvan para
establecer un trato ventajoso.

Al gringo viejo y enfermo de Alan Gross se pensaba sacarle mejor
partido. Obama e Hilary Clinton reclaman su libertad sin conceder nada a
cambio. Entonces decidieron encerrar a un disidente de etiqueta. En la
lista de espera debe haber otros con los cuales el régimen piensa que
podría obtener mejores réditos. Es ahí donde Antonio Rodiles entra a jugar.

Miriam Celaya, periodista y bloguera alternativa, considera que el
probable enjuiciamiento a Rodiles por la figura de resistencia, encierra
varias lecturas. Y pudiera ser un globo de ensayo para medir el barullo
internacional.

También, considera Celaya, tras la victoria en las elecciones
presidenciales de Hugo Chávez y Barack Obama, garantizado el petróleo
por 6 años y el billete verde girado desde Estados Unidos gracias a las
medidas en pos de la reunificación familiar aprobadas por el presidente
Obama, los mandarines militares se sienten fuertes.

Súmele además, la trayectoria alcanzada por Rodiles en sus debates
libres sobre la problemática nacional o su Demanda por otra Cuba que ha
puesto a la defensiva al gobierno de La Habana, analiza la reportera.

Antonio Rodiles es un disidente liberal, abierto y moderno. Sobrino del
general Samuel Rodiles Planas, al frente de una legión de veteranos
combatientes convocados habitualmente para linchar verbalmente y
repartir bofetones entre las Damas de Blanco y opositores pacificos.

La figura jurídica endosada a Rodiles es una burla a la inteligencia
humana. ¿De qué manera un hombre se puede resistir a una detención
violenta rodeado por docenas de tipos adiestrados en técnicas de defensa
personal? La única forma de resistencia que tiene la oposición cubana es
gritar bien alto sus desacuerdos y condenar los abusos. La ración de
golpes siempre viene de la acera de enfrente.

La presunta condena de Antonio Rodiles crea un nuevo y mal precedente en
el mapa nacional. Es un mensaje de ida y vuelta a los opositores,
periodistas independientes y blogueros. Nadie está salvo. El régimen
ofrece dos salidas: o te callas o compras un billete de avión solo con
pasaje de ida. Quienes no acepten las reglas de juego podrían ir a tras
las rejas unos cuantos años.

Regresa la etapa del miedo. El chirriar de autos con cristales ahumados
frente al domicilio. El toque severo en la puerta. La incertidumbre en
tu vida familiar y personal. Es la naturaleza del régimen. Aplastarte y
censurarte con el uso de la fuerza. La esencia de una doctrina basada en
la prisión hacia quienes piensan diferente. Siempre fue así.

Llegó la hora de llenar las cárceles. Vuelven los viejos tiempos.

http://www.martinoticias.com/content/cuba-rodiles-viejos-tiempos-detencion-/16851.html

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