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Tuesday, November 27, 2012

Del Minint a la Calle Ocho

Del Minint a la Calle Ocho
[27-11-2012]
Pedro Corzo

(www.miscelaneasdecuba.net).- La información de que un nuevo ex-alto
funcionario de la dictadura de los hermanos Castro reside en el
exterior, particularmente en Miami, no es algo novedoso.

Durante décadas un número importante de militares, agentes de la
seguridad e inteligencia, delatores y funcionarios de diferentes
rangos que sirvieron con devoción al totalitarismo cubano han desertado
del sistema y buscado, paradójicamente, refugio en el país que decían
odiar y ansiaban destruir.

Por supuesto que algunos de estos desertores eran en realidad espías del
régimen cubano que traicionaron la hospitalidad de esta nación y la
confianza que muchas personas depositaron en ellos. La red Avispa e
individuos como Ramón Labañino y Juan Pablo Roque, son casos que pueden
repetirse. El espionaje cubano en Estados Unidos no es un capítulo cerrado.

Algunos de los desertores han mostrado sin tapujo su desencanto y
criticado públicamente los errores y crímenes de la dictadura. Han sido
enfáticos en rechazar las actuaciones del gobiernos que en su momento
defendieron y unos pocos, excepciones, tuvieron el valor de enfrentar la
dictadura dentro de sus muros mientras les fue posible.

Otros han llevado una vida discreta. Han preferido no llamar la
atención. Guardan silencio y quieren reconstruir su vida, a lo que
tienen derecho, siempre y cuando no hayan violado los derechos de los
otros, porque un victimario no merece el respeto ni la consideración de
ningún ciudadano digno.

Esta consideración es consecuencia de las denuncias y reacciones que se
han producido por la presencia en Miami del ex teniente coronel y ex
jefe de prisiones del ministerio del Interior de Cuba en Villaclara,
Crescencio Marino Rivero y de su esposa, la ex capitana Juana Ferrer,
quien trabajó en Inmigración y Extranjería, una dependencia en la que
los funcionarios tienen amplias facultades para determinar sobre el
futuro de una persona que ha decidido abandonar el país.

Sin dudas que Marino Rivero tiene el derecho de pensar como le parezca,
pero no a mentir cuando afirma que "un motivo de atención especial en
el sistema penitenciario cubano es una huelga de hambre protagonizada
por cualquier recluso", como si bajo el régimen que él sirvió y que
continúa defendiendo, no hubiesen muerto al menos 13 prisioneros
políticos en huelgas de hambre.

Es interesante que Marino Rivero eligiera residir en un país que el
gobierno que defiende considera su enemigo más acérrimo, a la vez que
señala como anticubanos, tal y como hace el castrismo, a los que
critican la dictadura de la isla.

Vale la pena preguntarse por qué un individuo que declara "que todavía
es revolucionario y comunista y que, como tal, está orgulloso de su
historial que por demás nunca negará", decidió abandonar el paraíso
comunista y escogió residir en Estados Unidos, con todo lo que esta
nación tiene de negativo para el imaginario socialista de los
partidarios del castrismo.

Una vez más este ex funcionario repite las consignas del régimen al que
sirvió, cuando afirma que los agentes de la Seguridad del Estado y los
militares, protegen a los disidentes del pueblo que, según él, es quien
da las golpizas a quienes protestan contra el gobierno, continúa
diciendo "que el Minint no organiza turbas, eso lo hace el pueblo, y la
presencia de los agentes es para evitar que el pueblo agreda a los
opositores", y como colofón afirma "En Cuba no se tortura en las cárceles".

La sumisión de este individuo al régimen no tiene límites. Sus
desmentidos a las acusaciones de que es objeto pierden toda validez,
cuando justifica abyectamente las acciones de la dictadura contra la
oposición.

Por otra parte Marino se dice abogado y profesor de Derecho en un país
donde no existe la división de poderes y cuyas leyes son interpretadas y
aplicadas en base a los intereses políticos del sistema.

Este ex director del Departamento Jurídico del Minint, la Gestapo o KGB
cubana, dice que los periodistas deben ser imparciales, condición que de
seguro apreció durante los años que sirvió a la dictadura, entre los
comunicadores que laboran en los medios informativos de la isla,
particularmente en Bohemia, Granma, Juventud Rebelde y la televisión
nacional.

Este sujeto se contradice en una misma declaración. Afirma en un párrafo
haber sido director del Departamento Jurídico del Minint y en otro
admite que en la posición de Jefe del Departamento de Prisiones de
Villa Clara, ayudó a cientos de reclusos a mejorar sus condiciones
carcelarias, eso si, ajustado al reglamento penitenciario, por lo que es
de esperar que fue capaz de cumplir a cabalidad, como militante
orgulloso de su condición de revolucionario y comunista, las
draconianas leyes penitenciarias del castrismo. En una palabra fue un
eficiente carcelero y quizá más.

http://miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37796

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