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Friday, May 18, 2012

Sin cambio político no hay cambio

Sin cambio político no hay cambio
[18-05-2012]
Lcdo. Sergio Ramos

(www.miscelaneasdecuba.net).- Los altos jerarcas del régimen hicieron
tajantes declaraciones durante la visita papal expresando que "no habrán
cambios políticos" en Cuba.

Sin embargo, la dictadura está tratando de venderle al mundo que Cuba
está cambiando. Proyecta sus nuevos derroteros a base de la
liberalización del cuenta-propismo. Lo hace a través de una intensa
campaña propagandística y diplomática a nivel internacional, y a través
de un coqueteo con sectores adinerados no conflictivos del exilio
cubano. El propósito es la atracción de capital en el marco de una
improductiva economía quebrada, y ante la posibilidad de que ocurra una
debacle en Venezuela, su principal subsidiador, ocasionada por la
enfermedad mortal que padece Hugo Chávez en medio de las elecciones
presidenciales.

La dictadura, como hemos señalado en otras oportunidades, busca un
tímido cambio de modelo económico hacia el prototipo vietnamita. Pero
sin ningún cambio político, por eso le han llamado "actualización del
modelo cubano" y a su vez, pretende vender dichas "actualizaciones de
su modelo" como si ello fuera un gran cambio en la isla.

En el plano internacional, como parte de la estrategia de promoción, la
dictadura utiliza a sus aliados latinoamericanos, los cuales presionan a
los Estados Unidos para que normalice las relaciones con el régimen de
La Habana, al tiempo que la alta jerarquía de la Iglesia Católica avala
al castrismo con la visita papal y el alineamiento del cardenal cubano a
los dictámenes del gobierno.

No es de dudar que si la actual administración Obama logra prevalecer en
las elecciones de noviembre, se produzca un viraje en las relaciones
diplomáticas de los Estados Unidos para con Cuba. En la VI Cumbre de Las
Américas en Cartagena, Colombia, el presidente Obama se comprometió a
"estudiar' el asunto, lo cual ha de entenderse como una lógica
posposición decisionaria ante la incertidumbre electoral.

Simultáneamente, la dictadura ha desarrollado una gran escalada
represiva contra los opositores, alcanzándose cifras record en las
detenciones, en lo que a todas luces es un intento por aplastar todo
indicio de oposición en la población. Este es un mensaje claro para el
pueblo cautivo de que no habrá alteración alguna en el sistema político
y sus regentes.

Paralelamente, la Iglesia Católica realiza reuniones en Cuba con los
sectores "moderados" del exilio en La Habana, mientras que la dictadura
hace lo propio con otros cubanos de similar corte en Estados Unidos.
Indiscutiblemente el régimen aspira a atraer el pujante capital del
exilio, o al menos de algunos capitales cubanos en manos de elementos
capaces de acatar sumisamente sus reglas a cambio de jugosos réditos
monetarios compartidos.

Este acatamiento equivale a la sumisión con la dictadura, declinando las
aspiraciones al cambio político, en aras de percibir ganancias monetarias.

Algunos de los involucrados en el convite pudieran de modo muy 'naive',
pensar que si logran un cambio económico, esto pudiera a la larga
favorecer el cambio político. ¡Menuda ingenuidad de ingenuidades!. Nada
de eso ha ocurrido ni en China, ni en Viet Nam. Ambos gobiernos son
contumaces violadores de los derechos humanos de sus respectivos
pueblos, pues la mutación del marxismo leninismo al fascismo solapado
con la continuación de la retórica marxista, no conlleva un adelanto en
las libertades ciudadanas.

En China hemos visto recientemente el caso del preso de conciencia y
Premio Nóbel Li Bao y del opositor ciego Cheng Guang Cheng. Está claro
que ninguno de esos regímenes han abierto sus respectivos países a la
participación democrática y pluralista de sus ciudadanos en sus
gobiernos, sino por el contrario, la mutación ha entronizado a las
mismas oligarquías gobernantes.

En el caso de Cuba, acatar las pautas de la dictadura, es ayudar a
apuntalarla. Porque tendría el mismo efecto que en China y Viet Nam:
Perpetuar a la misma claque opresora en el poder. Estos mal llamados
"cambios" no resuelven los problemas de fondo del país, pues sostienen
en el poder a los mismos despostas de siempre y sus descendientes y
mantienen actual el estado totalitario y represivo, ausente de los
derechos humanos, donde los trabajadores serian entonces explotados por
el consorcio inversionista-estado.

Para que en Cuba se produzca un cambio real, se necesita empezar por un
profundo, radical y total cambio político, cuyo primer requisito es la
plena salida del poder de la oligarquía gobernante, que debe ser
sustituida por un gobierno provisional comprometido con el cambio
democratizante requerido.

En primer término debe ponerse en vigor la ley de todos los derechos
humanos contenidos en la Carta de Derechos de las Naciones Unidas. Tras
esto, hay que enmendar las leyes, en todo aquello que represente
discrimen, represión, o disposición violatoria de los derechos humanos y
habrá que crearse un cuerpo autónomo electoral que garantice unas
elecciones verdaderamente libres y honestas.

Este cambio debe empezar por lo político, con medidas que ciertamente
enfilen un nuevo derrotero para el país, de modo que establezca un
Estado de Derecho que garantice las libertades ciudadanas y los derechos
humanos en el marco de la inclusión, participación igualdad, respeto y
tolerancia para todos los cubanos estén dentro o fuera del país. Es
importante que el control del cambio real, esté en manos del pueblo
cubano en general, con la participación de todas las vertientes del
pensamiento cubano, sean mayorías o minorías. Hay que evitar que o los
mismos opresores o intereses foráneos o terceros países controlen para
sus conveniencias el cambio, a fin de evitar que se malogre el sagrado
propósito libertario.

El orden legal debe ser sustancialmente transformado, empezando por la
promulgación de una nueva constitución de bases democráticas, que sea
redactada por representantes libremente electos por el pueblo y la cual
sea refrendada en un plebiscito por todos los nacionales cubanos.
Sancionada la constitución por el pueblo, habrá de procederse a efectuar
elecciones libres en el marco del pluripartidismo para todos los cargos
electivos del país.

Los cuerpos represivos (Seguridad del Estado, Contra Inteligencia, etc.)
deben ser inmediata y totalmente desmantelados. Una policía civil debe
sustituir a los cuerpos militares. El país debe desmilitarizarse, para
crear una sociedad civil fuerte.

Todos los presos políticos y de conciencia y aquellos presos por delitos
comunes cuyos cargos les fueran fabricados por el estado, o aquellos con
delitos catalogados como comunes para encubrir el propósito político,
deben ser puestos en libertad con carácter inmediato.

Cuba debe en primer término, estar abierta a todos los nacionales
cubanos, por eso han de abolirse las restricciones de viaje de modo que
exista la libre entrada y salida del país para todos los nacionales
cubanos sin restricciones, ni necesidad de permisos para ello.

Los medios de prensa y comunicación masiva han de pasar a manos
privadas, eliminando el monopolio del estado, o del partido Comunista
sobre estos, para garantizar el libre flujo de información y opinión en
el país.

Proclamar la libertad de empresa y de contratación, apartando al estado
del control económico del país, y abolir los impuestos de usura con que
el régimen pretende asfixiar al incipiente comerciante (cuenta-propista).

Lo expresado es, a modo sucinto, lo fundamental para encausar un
verdadero cambio político. Otras medidas democratizadoras habrán de ser
tomadas. Pero la realidad es que sin los cambios políticos profundos que
el país demanda urgentemente, no hay cambio, sino sólo ficción.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36009

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