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Monday, May 07, 2012

El embajador Jaime Ortega

El embajador Jaime Ortega
Lunes, 07 de Mayo de 2012 04:57
Escrito por Osmar Laffita

Cuba actualidad, Capdevila, La Habana, (PD) Por más de cuatro décadas,
las relaciones de la alta jerarquía de la Iglesia Católica y el gobierno
cubano, estuvieron marcadas por un total desencuentro. embajador_cuba
Poco después de tomar el poder, los gobernantes cubanos aplicaron una
alienante política de total exclusión contra todo lo que tuviera que ver
con la religión.

No titubearon en provocar choques entre los que de manera oportunista
renegaban de sus creencias religiosas y aquellos que predicaban su fe en
Jesucristo.

Esta ofensiva anticatólica fue liderada por aquellos que en 1959 juraron
que respetarían la libertad de conciencia y que serían los guardianes de
la herencia católica de la nación cubana. Pero como vulgares apostatas
pisotearon esos compromisos y tan pronto tuvieron la oportunidad, se
lanzaron de cuerpo y alma a los brazos de la atea y totalitaria Unión
Soviética.

El Dr. Fidel Castro y los que lo secundaban no vacilaron en expropiar
forzosamente propiedades de la Iglesia Católica. Escuelas, institutos y
universidades pasaron a formar parte del patrimonio educacional del
Estado cubano.

El pueblo cubano contempló impotente cómo cerca de 200 monjas y
sacerdotes partían a bordo del buque "Covadonga", expulsados por el
gobierno cubano hacia España

La Iglesia Católica desapareció de todos los espacios públicos, se le
cerró su acceso a los medios todos propiedad del Estado, sus
publicaciones y mensajes litúrgicos fueron prohibidos, las
conmemoraciones eucarísticas como el 25 de diciembre y la semana santa
se borraron de un plumazo.

Ante tantos desmanes y apostasía oficial, el papa Juan XXIII excomulgó
en 1962 al Dr. Fidel Castro.

Al verse sin ningún poder económico, el clero cubano decidió refugiarse
en sus santos lugares y esperar tiempos mejores.

A principios de los años 90, atrapados en la peor crisis desde que
tomaron el poder, provocada por la desintegración de la Unión soviética,
los gobernantes cubanos de repente se vieron sin el torrente de dinero
que le enviaba el Kremlin. Aterrorizados por una potencial explosión
social, como la abortada en el verano de 1994, conocida como el
"Maleconazo", decidieron en contra de su voluntad y de manera
coyuntural, abrir la economía al mercado de oferta y demanda, la
dolarización, las inversiones extranjeras en sectores puntuales, el
turismo internacional y el trabajo por cuenta propia, regulado por
despiadados impuestos y la acción abusiva de los inspectores.

En ese ambiente de relativa apertura, y ante el aislamiento en que
estaba, Fidel Castro dio un golpe de timón: visitó el Vaticano, conversó
con Juan Pablo II y planeó su visita a Cuba como último recurso para
salvar su régimen.

Luego de la trascendental visita que por espacio de una semana realizó a
Cuba, en enero de 1998, el papa Juan Pablo II, la Iglesia Católica ha
ganado ciertos espacios, que nada tienen que ver con los que perdió hace
50 años.

Con la sabiduría de San Agustín y Santo Tomás de Aquino y el
equilibrismo que acostumbra practicar la Curia Vaticana, la iglesia
católica cubana ha tenido que arreglárselas para cohabitar con un
gobierno que en sus cinco décadas de poder no ha permitido ningún
espacio para la libertad, los derechos, la justicia y la democracia.

La política que aplica la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, y su
figura pública, el cardenal Jaime Ortega Alaminos, no es otra que
contemporizar con un régimen represivo e intolerante. Como el avestruz
meten la cabeza en la tierra para no darle el menor pretexto a los
retrógrados ancianos gobernantes para retornar a la situación imperante
antes de la visita de Juan Pablo II.

El clero cubano conoce el alto nivel de impiedad de los gobernantes
cubanos, por ello, no los asumen como amigos ni aliados. Pero como mismo
calló ante la primavera negra de 2003, hoy los obispos católicos guardan
silencio como fariseos y parapetados en sus iglesias, no se atreven a
levantar la voz en las homilías dominicales para pedirle al gobierno que
detengan su despiadada represión contra los grupos opositores y la
emergente sociedad civil. Como tienen sus oídos bien tapados, no
escuchan el eco de las protestas que rebota en las paredes de sus
templos. Tampoco lo escuchan en la Arquidiócesis de La Habana.

El cardenal Ortega, en palabras pronunciadas recientemente en el Centro
de Estudios Latinoamericanos David Rockefeller de la Universidad de
Harvard, en Boston, Estados Unidos, el cardenal Jaime Ortega, con el
mayor cinismo, dijo a los presentes que es totalmente falsa la
afirmación de que se haya empleado la fuerza para desalojar a los 13
opositores que se refugiaron en la Iglesia de la Caridad en La Habana,
una semana antes de la visita a Cuba de su Santidad el papa Benedicto XVI.

El cardenal Ortega, que por cierto, fue quien pidió la intervención
policial para desalojarlos, aseguró a los incautos oyentes que entre los
que ocuparon el recinto religioso había personas de escaso nivel
cultural, con antecedentes delictivos. Explicó que la mayoría eran
antiguos delincuentes, que había excluibles, presos devueltos por los
Estados Unidos a Cuba, que algunos padecían trastorno sicológicos. Es
decir, lo peor de la sociedad cubana.

El cardenal finalizó con el apotegma de que "estos grupos, con su
acciones, dañan mucho, en particular, a todo tipo oposición o disidencia".

El cardenal Ortega, que desde agosto de 2010 no viajaba a los Estados
Unidos, dejó claro que la postura de la iglesia católica está en total
sintonía con la política del gobierno del presidente Raúl Castro y su
"actualización del modelo económico".

Será por eso que el cardenal Ortega omite la ausencia de libertad y
derechos de todo tipo en Cuba. En lugar de ello, dice que los cubanos,
como ovejas dóciles, deben apoyar los cambios "con paciencia y
constructivamente". Algo que como es lógico, es lo que desean oír los
gobernantes cubanos, que seguramente en este viaje veían más al cardenal
como embajador de su régimen que como representante de los oprimidos y
desamparados.

Para Cuba actualidad: ramsetgandhi@yahoo.com

http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/4028-el-embajador-jaime-ortega.html

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