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Thursday, May 17, 2012

Cerdo en "cajita"

Cerdo en "cajita"

Las llamadas "cajitas", que incluyen casi siempre arroz, algún tubérculo
y un poco de carne es el sostén de muchos cubanos.
mayo 17, 2012

Yoani Sánchez en su blog "Generación Y" realiza un análisis de la
fragilidad de la economía interna cubana donde hasta el leve
encarecimiento de un kilogramo de bistec de cerdo influye en que otros
vendedores por cuenta propia aumenten el precio a sus ventas para
equilibrar de alguna manera lo que gastan en la compra para su sustento
cotidiano.

El mercado está casi vacío. Es muy temprano todavía y sobre una tablilla
alguien escribe los nuevos costos para una libra de carne de cerdo.
Parece un gesto simple el de esta mano que ha cambiado apenas un dígito
en el precio de las costillas, de las piernas o de la grasa ya
procesada. Pero, en realidad, lo que queda expresado en esa pizarra –en
sus números trazados con tiza- es un verdadero cataclismo mercantil. La
economía interna cubana sufre de una fragilidad que basta el leve
encarecimiento de un kilogramo de bistec o de manteca para trastocar
nuestro débil entramado comercial. Con unos centavos que se le sumen a
un alimento, el termómetro de la angustia cotidiana se dispara, los
grados de la inquietud se incrementan.

Precisamente, cierto estado de alarma recorre por estos días el país. El
cerdo escasea por las limitaciones con el pienso, cuyas importaciones
han disminuido y cuya producción local no acaba de despegar. El sector
por cuenta propia se resiente con la carestía del producto que es la
base de las llamadas "cajitas", que incluyen casi siempre arroz, algún
tubérculo y un poco de carne. Ese almuerzo "en la mano" es el sostén de
muchos cubanos que trabajan fuera de sus casas y constituye también la
unidad básica de la gastronomía privada. Cuando "la cajita" sube de
precio arrastra consigo todo lo demás. El vendedor de zapatos grava su
mercancía para recuperar lo perdido en el tentempié del mediodía; la
tendera que ha pagado más por unas sandalias tratará de sacarle la
diferencia a los clientes incautos que no revisan el vuelto y el ama de
casa jubilada le escribirá al hijo en Frankfurt o en Miami para que le
refuerce la remesa, por aquello de que la vida está muy cara. Y toda
esta secuencia de problemas y malestares comienza en una cochiquera, en
ese sitio donde el pienso y los cuidados deberían convertirse en
kilogramos de carne y sin embargo no se logra.

http://www.martinoticias.com/content/cuba-economia-fragilidad/11250.html

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