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Friday, May 04, 2012

Café plattista: hasta el último bushito

CAFÉ, Exilio

Café plattista: hasta el último bushito

El quid de la identidad dañada no radica aquí en el exilio, sino en Cuba

Arnaldo M. Fernández, Miami | 04/05/2012 11:44 am

Tal y como los anti-líderes de la disidencia interna —quienes sin
representación alguna van a hacer "política" a la Oficina de Intereses
de EEUU en La Habana— miembros de la "organización comunitaria", sin más
comunidad que ellos mismos, Cuban Americans for Engagement (CAFE)
traveseó por los pasillos del Congreso y del Departamento de Estado el
16 y 17 de abril para dar apoyo a medidas flexibles de la Casa Blanca
con respecto a Cuba. De paso acudieron a la Oficina de Intereses de Cuba
en Washington para dar el parte.

Este grupúsculo —dicen ellos mismos que apenas pasan del centenar— no
parece haber hecho otra cosa que agitprop sobre ellos mismos en la
Jornada de Girón. Las medidas gubernamentales consumadas no requieren
apoyo alguno. Y lo interesante es que los cuentapropistas del apoyo
sirven el mismo cafecito plattista de la administración Bush con su
Comisión de Ayuda para una Cuba Libre: el mejor desarrollo de la Isla de
Cuba pintoresca depende de EEUU.

Luego de haber engatusado al Latin American Working Gruop (LAWG) y a la
Washington Office of Latin American (WOLA) para el tour, este grupúsculo
de la izquierda plattista se apeó con que los congresistas
cubano-americanos —que están allí por mero efecto de la mayoría
electoral— representan a la minoría de la comunidad cubano-americana.
Así tenemos que los CAFEteros —sin un solo voto— son la expresión
genuina de cierta mayoría invisible o silenciosa, que es el ardid
gastado de toda minoría electoral perdedora.

Lo peor estriba en que ponen este cafecito quienes se arrepintieron [de
repudiar a Castro al irse de Cuba] de haberse arrepentido [de cerrar
filas con Castro dentro de la Isla]. La crisis de identidad salta a la
vista: tras haber desechado a Cuba bajo el castrismo como espacio-tiempo
adecuado a sus biografías personales, los izquierdosos plattistas abogan
a distancia por ese mismo espacio-tiempo como idóneo para las biografías
de quienes se quedaron.

Este avatar de la identidad dañada por escisión se diagnostica como
sicopatología por lo menos desde Ronald David Laing en The Divided Self
(1960). Uno es consecuente consigo mismo si pasa por encima de las
circunstancias —y se queda en Cuba—, o salva el pellejo estrangulando
—al salir de Cuba— los ámbitos incompatibles con la continuidad
biográfica, pero jamás si desemboca en la experiencia vital
contradictoria, que refleja enfermedad del alma o el espíritu, de abogar
por lo que se repudió. Para colmo, el quid de la identidad dañada no
radica aquí, donde escogieron rehacer su biografía, sino allá, donde
pretenden hacer historia. El núcleo duro de la ética castrista pasa y
hasta endulza el café plattista, pero no lo traga. Allá es donde está la
cafetera, digo: la trinchera. Aquí se viene como René y los cuatro
restantes, o no se viene a nada.

Luego de haberse inventado como otra de tantas organizaciones pro Castro
—desde el Fair Play for Cuba Committee (FPC) hasta la Emergency Network
of Cuban American Scholars and Artists for Change in U.S.-Cuba Policy
(ENCASA)— los ponedores del café plattista deben haberse percatado de
que la crisis de identidad es crónica. El portero de la Oficina de
Intereses de Cuba en Washington impidió que sus voceros más conspicuos
entraran a buscar patria en el Primer Encuentro Nacional de Cubanos
Residentes en Estados Unidos. Por supuesto que el portero lo hizo de
manera diplomática: no cursó invitación.

No importa. Hay que seguir poniendo el cafecito plattista para animar
los viajes a Cuba, porque aseguran el flujo de moneda dura en sinergia
con los quioscos de Castro en EEUU, que venden pasajes y envían remesas
o pacotilla. Hay que seguir poniendo el café plattista para el
intercambio académico en que prevalece la politiquería antes que la
discusión sobre temas específicos de las disciplinas. Ya lo dijo Arenas:
"Sé que no existe el consuelo, que no existe la anhelada tierra de mis
sueños ni la desgarrada visión de nuestros héroes. Pero te seguimos
buscando, patria". El problema siempre ha sido dónde encontrarla.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/cafe-plattista-hasta-el-ultimo-bushito-276389

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