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Friday, May 18, 2012

Analfabetismo ideológico

Analfabetismo ideológico
[18-05-2012]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- Cierto análisis excesivamente elemental
desde lo intelectual, pretende instalar aquello de que las ideologías
son parte del pasado, para imponer la moderna lógica del pragmatismo,
aquella visión que intenta reemplazar a las ideas, para justificar eso
de no tener convicciones, a fuerza de hacer lo conveniente y sin
construir consistencia entre unas acciones y otras.

Lo concreto es que las ideologías no sólo no están en extinción, sino
que a fuerza de negarlas, sólo se las puede esconder bajo la alfombra
durante algún tiempo, mas nunca hacer de cuenta que no existen.

Cada individuo tiene derecho a tener su mirada sobre los hechos, la vida
o la política. Ejerce su libertad plena cuando selecciona seguir estas
ideas y no otras, inclusive cuando elige tener una visión claramente
contradictoria, cuando para algunos temas piensa con una matriz y en
otros usa la exactamente opuesta. Después de todo, hasta tiene derecho a
ser incoherente, equivocarse y creer en las concepciones que desee.

Preocupante es caer en la trampa de no elegir, sino solo de descartar
sin conocer. Se puede ser anticapitalista o anticomunista, o lo que se
quiera ser. Pero es bueno saber que es lo que hemos dejado de lado,
porque decidimos no acompañar la interpretación de una mirada y si la de
otra.

Algunos por una cómoda tradición, parecen haber decidido prescindir de
tener criterio propio y elegir lo que la corriente histórica familiar
les impuso.

Sus padres pensaban así, pues ellos piensan lo mismo. Jamás han revisado
nada, ni hurgado entre sus pensadores o intentado siquiera entender
porque están en contra de tal o cual visión. Solo han preferido honrar
cierta continuidad tradicional.

Otro caso frecuente es el de los que terminan comulgando con lo primero
que se ha cruzado ante sus ojos, a fuerza de una absoluta pereza
intelectual. Han tenido acceso a algún libro, que los ha marcado de tal
modo que lo han adoptado como su biblia. Lo leyeron, y decidieron que
ese sería su dogma, y que ignorarán a partir de ese momento a cualquiera
que intente mostrarle otra cosa.

Pero en medio de esta elección personal e intransferible subyace esa
maraña de slogans, frases hechas y lugares comunes que sirven para
estereotipar ideologías, cuando no personas. La caricaturización, ayuda
a enceguecer la mente, negar la inteligencia como motor de la humanidad,
y reemplazarla por una ignorancia seleccionada, esa que surge de la
indolencia para pensar, de la linealidad que ahorra esfuerzos intelectuales.

Los sistemas de ideas son como planos, orientan, muestran
cartográficamente los parámetros, los limites, la topografía del
pensamiento, pero en sí mismos no nos llevan a ninguna parte si no se
los usa para transitar el camino. No son un medio de transporte si no
son utilizados adecuadamente, son solo un mapa, una guía, una referencia.

Seguramente, a la mirada subjetiva de cada uno de nosotros, los hay
mejores y peores sistemas de ideas, pero lo que nos permite discernir
entre unos y otros, no es el capricho, la ignorancia o la tozudez, sino
nuestra capacidad de contrastarlas entre sí. Para eso, es preciso
adentrarnos en su estructura, conocer profundamente sus pilares y valores.

Imposible es saber si un mapa debe ser tenido en cuenta si ni siquiera
puedo darle una hojeada. La negación a mirarlo, entenderlo y hasta
intentar que alguien más familiarizado con él lo explique, es claramente
un sinónimo de torpeza que denota escasa inteligencia. Cuando
presenciamos debates, de los pocos que se ven en medios de comunicación
o redes sociales, se pone en evidencia esa postura tan habitual, de
holgazanería mental.

Como en todos los órdenes de la vida, se pueden tomar decisiones desde
la superficialidad y la intrascendencia, adoptando parámetros muy
básicos. Cuando se trata de decisiones de poca significación, bien puede
justificarse, esto de no preocuparse demasiado, pero para elegir el mapa
con el que nos vamos a conducir en nuestras vidas personales, ciudadanas
y políticas, bien vale que profundicemos y que consideremos algunos
recaudos adicionales, ya que supone una decisión más trascendental que
merece dedicarle cierta atención, y sobre todo utilizar algunos
criterios un poco más profundos.

En ese esquema, es saludable estudiar los sistemas de ideas, leerlos a
todos, seguir a los clásicos, a esos que dieron nacimiento a esas ideas
para dejar de considerar como referencia intelectual a los panfletos,
frases vacías y simplificaciones sin estatura intelectual suficiente
para tenerlas en cuenta.

Cuando la observación nos muestra que el debate entre dos sistemas de
ideas, pasa por aspectos secundarios, reduccionismos lineales,
argumentaciones infantiles, es tiempo de dudar de la supuesta solidez de
los interlocutores.

Para debatir primero hay que instruirse, al menos para hacerlo con
solvencia. Si no se tiene la honestidad intelectual, de haber leído
algo, de conocer el mapa en el que se cree, y también los otros con los
que no se comparte la mirada, entendiendo su esencia argumental, estamos
frente a la farsa de un pseudo erudito, repleto de soberbia, que intenta
estafarnos y que falta el respeto a nuestra inteligencia y libertad,
proponiéndonos un embuste intelectual para ocultar su profundo
analfabetismo ideológico.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=36006

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