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Monday, April 09, 2012

Continúa el secretismo

Continúa el secretismo
Lunes, Abril 9, 2012 | Por Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, abril, www.cubanet.org -Uno de los acuerdos emanados de
la reciente Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista fue la
eliminación del secretismo en el trabajo de losmedios de difusión. Es
decir, que no hubiese temas o noticias tabúes, acerca de los cuales la
prensa oficialista solo podía responder con el silencio. Sin embargo, el
ejemplo que deseo mostrar nos convence de que lo aprobado en congresos y
reuniones suele convertirse en letra muerta, según convenga o no a los
intereses del aparato de poder.

Entre los días 25 y 27 del pasado mes de marzo, estaba programada la
subserie entre los equipos de Camagüey y Metropolitanos, como parte de
la actual Serie Nacional de Béisbol. El segundo de los equipos
mencionados, al igual que Industriales, representa a la provincia de La
Habana, y comoquiera que era home club en el referido tope, todo hacía
indicar que el enfrentamiento tuviera lugar en el Estadio
Latinoamericano, o en el "Santiago Changa Mederos", de la Ciudad
Deportiva capitalina, que son las instalaciones que sirven de sede a los
equipos habaneros.

Pero cuál no sería la sorpresa de los aficionados cuando se enteraron de
que los juegos estaban celebrándose en el poblado de Bauta, en la
provincia de Artemisa. Era la primera vez, en más de cincuenta años de
la pelota castrista, que un juego se disputaba en un terreno ajeno a los
equipos contendientes.

En vano aguardaron los aficionados por una explicación sobre el porqué
de tan insólita situación. Ni la Comisión Nacional de Béisbol, ni los
periodistas deportivos de la prensa escrita, televisiva y radial dijeron
una sola palabra acerca de la anormalidad. Se limitaron únicamente a
informar el resultado de los partidos, como si una orden "venida de
arriba" hubiese exigido que de lo otro no se hablara.

Claro, es difícil no vincular este traslado de los juegos para Artemisa
con los preparativos de la visita del Papa Benedicto XVI, que por esos
días tenían lugar en La Habana. Y también es lógico pensar que, tras la
ocupación de templos e iglesias por parte de opositores y ciudadanos
descontentos con el actual estado de cosas en la isla, las autoridades
temieran que del seno de una concentración espontánea de personas, como
la que convoca cualquier juego de béisbol, pudiesen haber brotado
reclamos de libertad.

Creo que todas las alternativas eran malas para las autoridades. Ellas
no iban a dar su brazo a torcer, y reconocer que era el miedo el móvil
de la permuta de instalación deportiva. Y por otra parte, les resultaba
casi imposible hallar un pretexto creíble, pues quién iba a aceptar que
el terreno o el césped de dos estadios se deterioraran simultáneamente.
El camino que escogieron, el silencio, confirmó que siguen subestimando
la capacidad de discernimiento del pueblo cubano, al cual le reservan el
triste papel del cornudo: el último en enterarse, si es que llega a
enterarse.

Entonces, ¿y del fin del secretismo, qué? Bien, gracias. Tal vez arribe
junto con la eliminación del partido único, es decir, nunca, mientras
exista el partido único.

http://www.cubanet.org/articulos/continua-el-secretismo/

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