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Thursday, October 20, 2011

Los Cinco: así se forjó el acero

Red Avispa

Los Cinco: así se forjó el acero
Miguel Fernández-Díaz
Miami 20-10-2011 - 8:40 am.

La voluntad de acero que Castro reconoce a 'Los Cinco' esconde razones
de barro.

El espía René González tras su excarcelación, junto su hija menor,
Ivette, y su padre, Candido. (AP, EE UU, octubre de 2011)

La carta de René González Sehwerert (Chicago, agosto 13 de 1956) a Fidel
y Raúl Castro termina así: "¡Comandantes, los dos, ordenen!". Hay que
quitarse el sombrero ante René y sus cuatro compañeros de ruta, por
perseverar en el culto a la revolución castrista luego de haber
soportado sin doblarse la carga pesada de la Red Avispa. Sólo que al
elogiar esa entereza con sobrada razón, Fidel Castro esgrimió otra tan
endeble que distorsiona la tragedia de René y las demás avispas
penitentes. Según Castro, ellos fueron condenados "sin delito ni prueba
alguna".

Ser o no ser espía

El logro más sustancial y menos difundido del contraespionaje americano
en el caso de la Red Avispa: haber descifrado los códigos de
comunicación entre la red y el "Centro", permitió dar con mensajes que
ordenaban penetrar el Comando Sur de las Fuerzas Armadas. De nada vale
que Ricardo Alarcón insista en que "no hacían nada en perjuicio de
Estados Unidos". El Código Federal prescribe que tales acciones son
delictivas al realizarse to the injury of the United States or (sic) to
the advantage of a foreign nation (Título 18 § 794), es decir: basta que
se actúe en beneficio de una nación extranjera y tal propósito está
implícito —por definición— en infiltrar agentes de inteligencia en otro
Estado.

Aquí estamos frente a un caso que el Derecho estadounidense denomina
prima facie: "la evidencia acusatoria es suficiente para barrer con la
defensa" (Hernández vs. Nueva York, 1991). Para contrarrestar este caso
a primera vista, Castro alegó desde el principio, el 19 de octubre de
1998 ante CNN, que Cuba tiene derecho a "informarse sobre la actividad
de los grupos terroristas de la mafia de Miami".

En su elogio a René, sin embargo, Castro soltó que la Coordinadora de
Organizaciones Revolucionarias Unidas [CORU] no fue un libretazo de
Orlando Bosch y otros exiliados, sino que fue creada bajo "la
supervisión personal de Vernon Walters, entonces Director adjunto de la
CIA". Así, infiltrar agentes de inteligencia en EE UU para informarse
sobre la mafia terrorista de Miami equivale a hacerlo para informarse
sobre la CIA. Toda penetración en esta u otra agencia federal entraña
perjuicio para EE UU.

La confronta

Alarcón acaba de largar otro argumento de exculpación de Los Cinco que
se retuerce contra ellos: "el FBI conocía de las actividades de nuestros
compañeros desde 1994". Hubiera sido entonces sensato, a sabiendas de
que "la oficina local de Miami [es] como uña y carne de la mafia
terrorista", pedir impunidad y protección a la Fiscalía General, para
evitar de paso que Raúl Castro tuviera que quejarse de brindar "al
gobierno de los Estados Unidos abundante información sobre actos
terroristas cometidos contra Cuba" y recibir, "como única respuesta",
que las autoridades en Miami se dedicaran a "perseguir y enjuiciar a
nuestros compatriotas".

Desde luego que Raúl se refiere tan sólo a Los Cinco —porque todo el
peso mediático se ha concentrado en ellos, que son apenas la quinta
parte de la Red Avispa detectada—, pero al menos hay nueve avispas que
corroboraron y complementaron las comunicaciones descifradas por el FBI.
En la redada del 12 de septiembre de 1998 cayeron junto a Los Cinco
otros Cinco (Alejandro Alonso y dos parejas matrimoniales: Joseph y
Amarilys Santos, Nilo y Linda Hernández). El FBI dio pita a la pareja de
George Gari, caso ejemplar de esa especial proclividad de las avispas a
buscar trabajo en bases áreas, y su esposa Marisol, detenidos el 31 de
agosto de 2001. Los siete antemencionados pactaron con la Fiscalía
sentencias menos severas y atestiguaron sobre las operaciones
planificadas de infiltración —personal o a través de piratería
informática— en el Comando Sur y bases aéreas. Para colmo, otra pareja
más, Edgerton Ivor Levy López y su esposa, Eva Ivette Bermello, se
pasaron a la CIA y revelaron todo lo que sabían.

La Red Avispa conocida se completa con agentes de cobertura diplomática:
Eduardo Martínez Borbonet, Roberto Azanza Pérez y Gonzalo Fernández
Garay, declarados persona non grata; el buzo Juan Emilio Aboy, quien
fungió tan solo de recadero y regresó deportado a Cuba sin objeción del
gobierno; más quienes lograron escapar: Juan Pablo Roque, Remigio Luna,
Alberto Manuel Ruiz, Hugo Soto, Daniel Rafuls, Vivian Sabater y otros.

El caso de René se tornó especial, porque alegó su condición de
ciudadano americano por nacimiento para quedarse en EE UU y ahora
tropieza con que los ciudadanos estadounidenses tienen que cumplir sus
plazos de libertad condicional en territorio nacional. Algo parecido
sucedió con su esposa, Olga Salanueva, quien hacia 1997 vino a EE UU
para reunirse con su esposo, pero también entrenada como radista para
sumarse a la red. Salanueva terminaría siendo deportada en 2000 y así
perdió su derecho a la visa para ver a René en la cárcel y, ahora, fuera
de ella. Otra esposa sin visado, Adriana Pérez, no llegó a infiltrarse,
pero arrostra haber sido igualmente entrenada para reunirse con Gerardo
Hernández y su red.

Coda

A estas alturas del diferendo Cuba-EE UU pierde sentido prolongar estas
tragedias familiares antes que canjear a Los Cinco en bloque por el
"tenebroso" Alan Gross, quien se atrevió a repartir equipos electrónicos
en un país donde la gente no puede comprar ni mimeógrafos (Resolución
180-96 del Ministerio de Comercio Interior). Ni siquiera parece justo
que Gerardo arrastre dos cadenas perpetuas por ser el eslabón más débil
en el derribo a cohetazos de dos avionetas desarmadas, si la Fiscalía de
EE UU no se atrevió a procesar a Raúl Castro, a pesar de tener su
confesión grabada de haber dado la orden inicial a otros cinco generales.

Así se pondría fin a los juegos lingüísticos obtusos de agentes de
inteligencia infiltrados que no son espías, empleos y búsquedas de
empleos en bases áreas para vigilar a exiliados terroristas, y de paso a
expresiones como ese "¡ordenen!" de René a Fidel y Raúl, que en su
libertad condicional y con el FBI encima presuponen otro riesgo más.

http://www.ddcuba.com/opinion/7622-los-cinco-asi-se-forjo-el-acero

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