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Sunday, October 09, 2011

Los automóviles: división de clases a la cubana

Los automóviles: división de clases a la cubana

Los autos cero kilómetros, flamantes y con todos los juguetes seguirán
siendo utilizados por el poder como zanahoria y símbolo de estatus para
premiar a dirigentes y (algunas clases de) profesionales leales.

Rolando Cartaya, especial para martinoticias.com 08 de octubre de 2011

"Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros".

En la novela Rebelión en la Granja, de George Orwell, una de sus
mordaces alegorías sobre el estalinismo, la revolución de los animales
dejó por escrito en una pared siete mandamientos sagrados para la nueva
sociedad, de los cuales el más importante era el séptimo: "Todos los
animales son iguales".

Pero con el tiempo, los mandamientos se fueron destiñendo en el muro, la
casta de los marranos empezó a violarlos a discreción, y cuando el cerdo
Napoleón se convirtió en dictador absoluto, el séptimo, el único que
todavía era legible, fue corregido y aumentado: "Todos los animales son
iguales, pero unos son más iguales que otros".

Dicen que la realidad a veces imita a la ficción, y así en Cuba, la
Constitución Socialista proclama en su artículo 41 que "todos los
ciudadanos gozan de iguales derechos". Sin embargo, el reciente
decreto-ley 292 sobre la compraventa de automóviles demuestra que, como
en toda buena sociedad estalinista, unos cubanos gozan de más derechos
que otros.

En su Capítulo Tercero, artículo 5.1 sobre la compraventa de vehículos
de motor en entidades comercializadoras, el Decreto establece que "el
Ministro del Transporte podrá autorizar a personas naturales cubanas y
extranjeras con residencia permanente, la compra de un vehículo de motor
en pesos convertibles, en las entidades comercializadoras del país", una
autorización que -precisa-"se dará, en todo caso, a personas que hayan
obtenido los ingresos en moneda libremente convertible o en pesos
convertibles, COMO RESULTADO DE SU TRABAJO, EN FUNCIONES ASIGNADAS POR
EL ESTADO O EN INTERÉS DE ÉSTE".

En pocas palabras: los autos cero kilómetros, flamantes y con todos los
juguetes seguirán siendo utilizados por el poder como zanahoria y
símbolo de estatus para premiar a dirigentes y (algunas clases de)
profesionales leales. Para los demás ciudadanos quedarán los almendrones
americanos, y ahora también los Ladas y Moskóvich de antes del
desmerengamiento, remendados y vueltos a remendar, poco menos de lo que
en Estados Unidos conocemos como un "transportation"

El periodista independiente y blogger Reynaldo Escobar dice al respecto
en Diario de Cuba que este "derecho de pernada sobre la virginidad
automotriz, será extendido por el patriarcal Estado a los hijos que
considera legítimos", continuando un mecanismo que venía funcionando
desde hace unos quince años y que se plasmaba en una carta firmada por
el entonces todopoderoso vicepresidente Carlos Lage.

Escobar atribuye esta discriminación a que "los hilos de la piñata" solo
alcanzan para un grupo de elegidos.

Por su parte el economista independiente Oscar Espinosa Chepe señala en
Cubaencuentro que "la nueva legislación, en líneas generales, permite la
compra-venta de vehículos usados, la mayoría absolutamente amortizados,
quedando los nuevos a cargo del Estado para entregar a las personas
seleccionadas".

De tal forma -añade Chepe-"los campesinos, los cuentapropistas o las
personas que reciban dinero de sus familiares desde el exterior seguirán
sin posibilidades de adquirir vehículos nuevos, pues el Estado
continuará su política segregacionista y excluyente para fomentar el
clientelismo, así como obligar a actitudes de doble moral, a fin de
poder progresar en esta Cuba dominada por el totalitarismo durante más
de 52 años.

El corresponsal en La Habana de BBC Mundo, Fernando Ravsberg, revela en
su blog Cartas desde Cuba que periodistas nacionales le preguntaron al
viceministro de transporte, Eduardo Rodriguez, por qué unos cubanos
podían comprar autos nuevos y otros no. Su respuesta en síntesis fue que
así lo establecen los lineamientos del Partido Comunista. (esto viene de
arriba, compañeros).

Es difícil comprender -comenta el periodista-- por qué se le permite
comprar un automóvil nuevo a un pintor o a un músico y se le prohíbe a
un campesino que ha ganado su dinero regando con sudor los campos para
que todos los cubanos coman y el país ahorre; o a los trabajadores
autónomos, cuyo número se triplicó y un día serán la mayoría de la
población laboral. O al personal de salud en el exterior, la principal
fuente de ingreso de divisas del país, que paga con sus servicios la
factura petrolera nacional. Nadie debería tener más derecho que ellos,
opina Ravsberg.

Esta legislación -asevera el autor-"privilegia a unos cubanos en
detrimento de otros (…) crea ciudadanos de primera y segunda clase,
estableciendo un precedente legal tan nefasto como innecesario".

Concluye preguntándose Fernando Ravsberg si tal vez el Ministerio de
Justicia podría exponer los argumentos legales por los que se excluye a
una parte de la ciudadanía, sobre todo cuando hace muy poco (exactamente
el 1ro de agosto pasado ante la Asamblea Nacional) el propio Raúl Castro
declaró que "todos los cubanos, sin excepción, somos iguales ante la
ley". Bueno, el cerdo Napoleón al menos fue un poco más sincero.

http://www.martinoticias.com/noticias/Los-automoviles-division-de-clases-a-la-cubana-131384003.html

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