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Saturday, October 22, 2011

Las peripecias para vestir en Cuba

Las peripecias para vestir en Cuba

Pedir prestado, comprar a plazos, esperar a las 'mulas' de Ecuador y
Estados Unidos o alquilar vestidos de ocasión: son algunos de los modos
que hallan los cubanos para remediar la escasez de ropa y zapatos y sus
elevados precios.

martinoticias.com 21 de octubre de 2011

"El invierno en Cuba es el carnaval de los pobres, tú ves a todo el
mundo disfrazado, cualquier abrigo, cualquier cosa, lo que hay es que
cubrirse," se lamenta la habanera Katia Sonia Martín al sentir cercana
la temporada estival. Pero la escasez de ropa en la isla es un problema
con el que conviven los cubanos en todas las estaciones del año hace ya
mucho tiempo.

"Vestir y calzar en Cuba, es tan difícil como alimentarse," asegura
Noemí Mildrey Sánchez, vecina de Antillas, en Holguín. Por eso el pedir
prestado, alquilar o comprar a plazos ropa y zapatos es ya una práctica
cotidiana.

Martín, quien reside en La Habana, explica que la decisión de comprar
ropa nueva no se toma a la ligera, "primero tienes que pensar lo que
necesitas, tienes que ir siempre a la necesidad, entonces: a reunir el
dinero. Te puedes pasar seis meses y hasta un año reuniendo ese dinero."


Pero la dificultad no radica solamente en la solvencia económica, sino
en las ofertas. Las tiendas de ropa de segunda mano, o 'trapichopis'
como las llaman popularmente, remedan la situación con prendas donadas
por otros países, que son ofertadas a precios bajos, pero sin garantía
de calidad y con diseños completamente pasados de moda.

Sobre la calidad de los productos vendidos en las tiendas recaudadoras
de divisas, dice Noemí Sánchez: "dos meses no te dura un par de zapatos
y te dan solamente una semana de garantía para esa prenda."

"La gente compra la ropa ya cuando es un caso extremo: las madres con
las hijas que van a cumplir quince o niños chiquitos porque las ropas se
les van quedando. Una mujer aquí en Cuba, si le salen buenos los
zapatos, puede estar hasta un año con un solo par para todo: fiestas,
bodas o bautizos," precisa Martín.

*Vea nuestra fotogalería Vestir a Plazos

En el caso de los jóvenes, el deseo de vestir a la moda o al menos
exhibir una apariencia acorde a su edad, provoca que se endeuden por
varios meses, hasta que logren pagar con sus escasos salarios la prenda
de ropa de su gusto.

Yonart Rodríguez, de 30 años de edad, quien vive en Velasco, provincia
de Holguín, califica el asunto de vestirse como "verdadero rompecabezas,
porque todo está muy caro y el dinero no aparece".

Según él algunos compran ropas a vendedores particulares, surtidos por
las llamadas 'mulas', con el compromiso de pagarlas a plazos y otros
resuelven prestándose ropas entre ellos para variar los fines de semana
y no salir siempre con la misma.

Noemí Sánchez cuenta sobre la costumbre en su pueblo de residencia: "La
juventud aquí estila mucho prestarse la ropa. Las muchachitas se prestan
pulóveres, zapatos, carteritas. También se alquilan los zapatos y las
prendas de vestir."

En el resto del país sucede otro tanto; por ejemplo, en la capital un
vestido para ocasiones especiales puede costar 15 pesos convertibles y
un vestido de novia, hasta 200 CUC.

El villaclareño Antonio Suárez Fonticiella asegura que varios conocidos
suyos solo tienen una muda de ropa y un par de zapatos para todo, y
destaca que lo logran luego de grandes sacrificios que incluyen a veces
hasta renunciar a algunos alimentos.

Katia Martín, madre de un par de gemelas de ocho años, se considera
afortunada porque sus amigos o familiares en el extranjero le envían
ropas a sus niñas cada cierto tiempo. "Yo las cuido muchísimo porque
después de mis niñas tengo a una sobrina de tres años, y así las ropas
van pasando de generación en generación."

"Aquí los que mejor visten son los que tienen familia en el exterior o
los que vienen de Venezuela porque están cumpliendo misiones. Ellos
revenden esa mercancía y así es como ellos se pueden vestir porque
dentro de las tiendas llamadas TRD, realmente no se vende una mercancía
que valga la pena," asegura Noemí Mildrey Sánchez.

En los últimos tiempos una nueva opción se hace popular por las calles
habaneras. Según Martín, en numerosos portales de la calle Galeano,
venden ropa traída de Ecuador o Estados Unidos, "incluso es una ropa que
tiene hasta mejor calidad y más ofertas, porque las de las tiendas con
los precios que tiene ni las venden."

Agrega la entrevistada que en estos mercados instantáneos los precios
son más baratos, pues los vendedores particulares hacen la competencia a
las tiendas recaudadoras de divisas del Estado "y muchas personas
prefieren beneficiar más a un particular que al gobierno."

Luis Estrada, cubano residente en Miami, quien se dedica a llevar
mercancía a la isla para revenderla, aprovecha las limitaciones del
mercado cubano para quintuplicar el precio de los productos de dudosa
calidad que compra originalmente en un par de dólares 'donde los chinos'.

Mientras, en las vidrieras de las escasas tiendas por moneda nacional –
al decir de Katia Martín- es más frecuente encontrarse un cartel con año
que cumple la revolución y una foto de Fidel.

http://www.martinoticias.com/noticias/Vestir-a-plazos-132310328.html

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