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Wednesday, October 12, 2011

Arbitrariedades migratorias: otro mecanismo de castigo

Arbitrariedades migratorias: otro mecanismo de castigo

"El Estado no tiene ninguna intención de eliminar esas limitaciones a la
libertad de circulación que tienen los cubanos, todo lo contrario, ha
reforzado su sistema para poder no solo controlar a quien entra y que
sale de Cuba, sino también para utilizarlo como un medio de castigo",
precisa la abogada Laritza Diversent.

Lizandra Díaz Blanco/ martinoticias.com 12 de octubre de 2011

Para muchos jóvenes en Cuba la elección de carrera debe cumplir un
requisito indispensable: que no impida la salida del país, porque la
aspiración de buscar nuevos horizontes es un sueño común de la juventud,
reforzado en la isla por las arbitrarias leyes migratorias.

Viajar es la fruta prohibida, y así como Adán y Eva no pudieron evitar
darle una mordida, las nuevas generaciones en la isla no pueden ni
quieren cerrar los ojos a la oportunidad de viajar y tal vez residir en
el extranjero como método más factible para progresar en la vida.

Especialidades de la salud y el magisterio son las primeras descartadas,
porque con el título vienen aparejados 5 años por la liberación,
incluso despues de haber concluido el servicio social, como modo de
retribución a la tan ponderada enseñanza gratuita.

Las arbitrariedades en las leyes migratorias de la isla no conocen
límites y la prueba está en la variedad de pretextos que impiden viajes
de visita o con fines profesionales, sobre todo cuando esta salida
escapa a los controles estatales.

Recuerdo cuando, por suerte de principiante, hace algunos años fui
seleccionada por la Federación Internacional de Asociaciones
Bibliotecarias para exponer un estudio en Canadá. Una de las
viceministras de Cultura se negó a otorgarme el permiso de salida, aun
cuando el viaje no implicaba gasto alguno para el gobierno cubano. La
razón murmurada a través de la cadena de mando, llegó a mí con tono
discreto y hasta apenado "era demasiado joven, no estaba graduada de
bibliotecaria, y por tanto: una posible emigrante".

La abogada Laritza Diversent aclara que arbitrariedades como esa no
están contenidas en ninguna ley, "es una decisión que toma el Ministerio
del Interior, llamada Facultad Discrecional. La ley 989 les da la
facultad de decidir qué persona entra y qué persona sale en el caso de
los que tienen la nacionalidad cubana".

"Los cubanos cuando salen nunca pierden su ciudadanía para permitirle al
Ministerio del Interior negarle la entrada a Cuba y no perder ese
control de los que fueron ciudadanos", agrega Diversent.

Otra entrevistada, maestra de profesión, quien pidió no ser
identificada, temerosa aún de las represalias del régimen cubano y con
la esperanza de que en esta ocasión aprueben su entrada a la isla,
cuenta que "por salir en lancha, no sabe cuándo podrá regresar, pues ya
ha solicitado el permiso en dos ocasiones y la respuesta ha sido un no
rotundo". Las autoridades solo agregan que en caso de desear
explicaciones, la familia del solicitante debe dirigirse a la Oficina de
Emigración más cercana. Pero "para qué va a hacer eso". Ella elige como
mejor método: esperar e insistir.

Quienes han salido ilegalmente de la isla o han aprovechado la
oportunidad de un viaje de trabajo para emigrar, son en ocasiones
sometidos a la tortura psicológica de estar a solo unos pasos de sus
familias en el aeropuerto cubano, con el permiso de entrada a Cuba en
sus manos, y de repente ser informados con tono intrascendente que le
prohíben atravesar los límites de la aduana y que deben abordar el
próximo avión de regreso a su actual país de residencia.

Entre los obstáculos más comunes están también condicionar el permiso de
residencia en el extranjero (PRE) a la posición política; establecer la
conservación de propiedades y residencia en la isla solo para quienes
regresan a Cuba cada 11 meses o impedir la salida temporal a los menores
de 18 años.

En el caso de los cubanos que viven en el exterior, quienes desean
otorgar la ciudadanía cubana a sus hijos nacidos en el nuevo país de
residencia, deben regresar a la isla y permanecer por varios meses.

Diversent señala además que quienes emigran hacia otros países nunca
pueden desligarse de los vínculos políticos con el Estado, pero cuando
regresan a Cuba por algunos días son tratados como extranjeros.

"El Estado no tiene ninguna intención de eliminar esas limitaciones a la
libertad de circulación que tienen los cubanos, todo lo contrario, ha
reforzado su sistema para poder no solo controlar a quien entra y que
sale de Cuba, sino también para utilizarlo como un medio de castigo",
precisa la abogada.

La familia del doctor en Estomatología, Pedro Fernández, quien abandonó
una misión luego de 6 años de servicio en Venezuela y 19 en Cuba,
solicitó hace ya un año y cuatro meses permiso de salida ante las
autoridades de Emigración, pero les ha sido negada hasta el momento,
como reprimenda por "la deserción".

"Ellos le dijeron 'no hagan más nada hasta que pasen por lo menos tres
años', porque me catalogan como un traidor a la patria, un desertor y
parece que lo están cumpliendo. La ley es verbal, es lo que dice la
tiranía, nada más que eso", cuenta el doctor Fernández.

Sobre la separación de su familia confiesa que los ha afectado mucho:
"yo llevo 21 años de casado, y ya llevo separado de ellos 8 años, pero
lo hice por necesidad, porque si no, tenía que trabajar en el
policlínico mañana, tarde y noche, ganando 17 dólares al mes. Las
misiones y el gobierno cubano han destrozado a muchas familias."

La abogada Laritza Diversent se pregunta "cómo puede un órgano del
Estado, como es el Ministerio del Interior ir contra un derecho humano",
pero su pregunta, la misma de miles de cubanos en situaciones
semejantes, queda sin respuesta.

http://www.martinoticias.com/noticias/Arbitrariedades-migratorias-marcan-futuro--131592983.html

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