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Sunday, January 17, 2010

El país que viene

Publicado el domingo, 01.17.10

El país que viene
By RAUL RIVERO

Los activistas de los grupos opositores, los integrantes de las pequeñas
asociaciones de la sociedad civil, los periodistas independientes, los
bibliotecarios libres, los presos políticos y las Damas de Blanco, son
los primeros ciudadanos cubanos que --en el hervor del peligro y las
quemaduras de la pobreza-- viven con libertad en su país.

Ellos y otros cubanos, como los jóvenes blogueros y algunos artistas y
escritores de las nuevas promociones, han conseguido, es verdad que a un
precio muy alto (la prisión, por ejemplo), establecer en el plano
político unas franjas despejadas y abiertas en las que se ha desterrado
el silencio forzado por el miedo y la amenaza.

Son como islas pequeñas dentro del mapa de Cuba. Unas estancias
amarradas por un aparato estatal implacable. Personas sin apoyaturas
para producir bienes de consumo o pronunciarse mediante el voto o los
medios de prensa, pero liberadas de la mano armada que les tapaba la
boca y de los cartelones de propaganda que le impedían ver el escenario
verdadero en el que viven.

A esos hombres y mujeres los rodea una atmósfera represiva que se ha
mantenido vigente durante décadas. Una maquinaria vigilante que prepara,
en unos minutos, un mitin de repudio, organiza golpizas y asalta la
privacidad de la familia. Y, por otra parte, cuando el grupo de poder
presiente algún peligro desata una fórmula obscena de justicia mediante
la cual el mismo policía que te arresta, es después el juez y, al final,
el carcelero.

Sí. Hay quicios de libertad en ese país. En esas soberanías se han
estrenado algunas nuevas figuras de la alegría. Al mismo tiempo, son
esos sitios los que reciben en directo la fuerza del régimen en su
desesperación por no perder ni un pedazo más del territorio inmaterial
que han dominado por medio siglo.

Para habitar en esos ámbitos conquistados con muchos años de trabajo y
tenacidad hay que tener también serenidad y coraje. Allí se ha
producido, hace unos días, la muerte de Gloria Amaya. Un símbolo de la
resistencia y de la batalla por esos espacios, a los 81 años, con dos
hijos presos (Ariel y Guido Sigler Amaya) y otro en el exilio, Miguel.

Es desde un punto de esa geografía intangible en el que Reina Luisa
Tamayo habla y pide la libertad de su hijo Orlando Zapata Tamayo, en
huelga de hambre en la prisión Kilo 7 de Camagüey, condenado a un total
de 36 años --después de varios juicios celebrados en la cárcel.

De allá llega la voz de Alida Viso Bello con la denuncia de que su
esposo, el periodista Ricardo González Alfonso, puede perder la visión
por falta de asistencia médica. Y llegan noticias del deterioro
progresivo de la salud de Oscar Elías Biscet, Normando Hernández, Adolfo
Fernández Saíz y otros prisioneros de la llamada Primavera Negra del 2003.

De todas formas, ahí está, la sombra de un país que se sueña, vivo en la
pena, en la confianza y en el riesgo de la anticipación.

RAUL RIVERO: El país que viene - Columnas de Opinión sobre Cuba -
ElNuevoHerald.com (17 January 2010)
http://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/columnas-de-opinion/story/630443.html

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