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Thursday, May 08, 2008

Violencia pública fuera de debate

MUJERES-CUBA:
Violencia pública fuera de debate
Por Patricia Grogg

LA HABANA, 8 may (IPS) - Muchas mujeres en Cuba afirman haber sido
víctimas del exhibicionismo masculino, una forma de agresión sexual
frecuente en espacios públicos en esta isla, según el documental
producido por el estatal Instituto de Cine que atrae la atención de
especialistas de las ciencias sociales.

"La no exhibición del documental 'Mírame mi amor' (en la televisión
estatal) dice cuánto asusta un tema como éste", dijo a IPS Julio César
González Pagés, coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades.
"No hay debate sobre cómo nos implicamos en la sexualidad que no sea la
tradicionalmente legitimada", acotó.

"Este es un tema de violencia hacia las mujeres, de derecho al espacio
público", remarcó Pagés, profesor de la Universidad de La Habana, quien
no entiende por qué esta manifestación se ha legitimado como "un mal
necesario".

Este académico aspira, junto a otros colegas, a colocar la cinta en la
televisión nacional y en las salas de cine, escenarios frecuentes de
actos exhibicionistas, para desencadenar un debate sobre el tema en el país

El filme, producido en 2002 bajo la dirección de la cineasta cubana
Marilyn Solaya, recoge testimonios de mujeres víctimas de diversas
formas de agresión sexual, desde el exhibicionismo hasta el intento de
violación. También reúne los criterios de especialistas en psicología,
derecho y de un representante de la Iglesia Católica.

Según Danae Diéguez, profesora universitaria y estudiosa de la
cinematografía hecha por mujeres en la isla, este documental las
legitima como víctimas "no sólo de ellos (los hombres) en cuanto
violadores, sino de una sociedad patriarcal sustentadora del falocentrismo".

Durante la realización del audiovisual, Solaya realizó 2.000
entrevistas. El 97,7 por ciento de las mujeres encuestadas había tenido
alguna experiencia con exhibicionistas, y 62 por ciento había padecido
varias.

El exhibicionismo, considerado como una parafilia, es "la exposición de
los propios genitales a un extraño que no lo espera", afirma un texto
del Instituto Superior de Ciencias Médicas de La Habana. "Casi siempre
es un varón el que se exhibe ante una mujer, de cualquier edad, no para
violarla, sino con la fantasía de excitarla sexualmente", sostiene el
artículo.

El Código Penal cubano, en el capítulo dedicado a delitos contra el
normal desarrollo de las relaciones sexuales, entiende el "ultraje
sexual" como el acoso a otras personas "con requerimientos sexuales", la
ofensa al "pudor o las buenas costumbres con exhibiciones y actos
obscenos" y la producción o circulación de materiales "tendentes a
pervertir o degradar las costumbres".

"El Derecho puede crear o refrendar valores, pero en un momento previo a
la comisión del delito, es decir, en el proceso de formación conductual
del individuo", indicó a IPS la jurista Lorena Estévez.

"Sin embargo, una vez que la persona, desde su subjetividad, rompe con
las reglas de conducta que dicta el Derecho, la sanción, por sí misma,
no es un elemento persuasivo", observó.

Según Estévez, en el caso del "ultraje sexual" y otros delitos
similares, en muchas ocasiones no se inicia el proceso, que según la Ley
de Procedimiento Penal debe realizarse sumariamente en los tribunales
municipales sin la presencia obligatoria del fiscal, "lo que puede crear
cierta desprotección en la víctima".

"La ligereza con que las autoridades, a cualquier instancia, reaccionan
ante este tipo de casos, ha hecho que una se resigne a lidiar con estas
situaciones, buscando mecanismos personales para enfrentarla", señaló a
IPS Julieta Rivero, de 26 años.

"Las personas en Cuba no estamos acostumbradas a denunciar los delitos
sexuales que no implican violencia o penetración, porque no estamos
conscientes de que somos violentadas, o de que hay providencias legales
al respecto", apuntó Alicia Silva, estudiante de teatro.

Una investigación sobre los delitos sexuales reportados entre 2001 y
2002 en el Centro de Medicina Legal de la provincia de Guantánamo, más
de 930 kilómetros al este de la capital cubana, concluyó que 95,2 por
ciento de las víctimas eran mujeres, según un artículo aparecido en la
Revista del Hospital Psiquiátrico de La Habana.

En pesquisas similares realizadas en las orientales provincias de
Camagüey y Las Tunas entre 1999 y 2002, la proporción de mujeres entre
las personas afectadas por abusos lascivos o violación varió de 85 a 93
por ciento. No se refieren datos sobre el "ultraje sexual".

Un sondeo efectuado entre 50 trabajadoras del turismo en el municipio
habanero de Plaza de la Revolución reveló que 96 por ciento de ellas
habían sufrido acoso sexual, entendido como "cualquier forma de presión
a otra persona con el fin de imponerle relaciones sexuales que no
desea", según una monografía de la profesora de Psicología Karelín López.

Sin embargo, la mayoría no tenía conciencia de que había sido víctima de
ese tipo de asedio.

"La opinión de las mujeres con respecto al hombre cubano, (bastante
agresivo, rebelde, piropeador y enamoradizo, algo tosco y violento; pero
por sobre todas las cosas machista) justifica la práctica de la
violencia, en algunos casos, en las relaciones entre hombres y mujeres",
asevera López.

Para Silva, en cambio, está claro que el exhibicionismo es una expresión
de la violencia de género, "porque pone a la mujer en una situación de
vulnerabilidad, irrumpe en su espacio y viola las reglas de convivencia
social", además de "violentar su deseo sexual y manipularlo en beneficio
del hombre". (FIN/2008)

http://ipsenespanol.net/nota.asp?idnews=88330

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