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Thursday, May 08, 2008

Reordenamiento salarial

Reordenamiento salarial

Víctor Manuel Domínguez

LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) - El reordenamiento salarial en
Cuba constituirá una quimera mientras no se liberen las fuerzas
productivas del país.

Las constantes medidas y reformas que a través de los años se han
implementado para incentivar al trabajador y que este gane de acuerdo a
lo que produce, siempre han chocado con murallas políticas y abismos
ideológicos insalvables para el trabajador.

Unas veces por frenar las iniciativas administrativas, otras por imponer
criterios estructurales, razones financieras, problemas organizativos y
esquemas de producción, la máxima marxista que preconiza "de cada cual
según su trabajo, a cada cual según su capacidad", ha resultado una
decepción.

El temor a las diferencias en el nivel de vida entre un trabajador y
otro por causa del salario, pese a las abismales diferencias que existen
en la sociedad de acuerdo al estatus político, la posibilidad de recibir
remesas del exterior, o laborar en centros donde se percibe un por
ciento en moneda convertible, al parecer se derrumba frente al acto de
sobre vivencia que representa para el régimen el incremento de la
productividad.

Para ellos, y de acuerdo a los "cambios" anunciados por el nuevo
mandatario del país, el general de ejército Raúl Castro Ruz, se
implementan medidas como la resolución No.9 de 2008 sobre el
reordenamiento salarial.

Según un destacado comentarista económico de salón, "por primera vez se
dice con claridad que el salario no tiene límites, y que el techo del
salario es la productividad, dando por hecho otro acto de malabarismo
ideológico reflejado en la nueva resolución.

Aunque no se puede negar que es la primera vez (en este año) que se
habla del reordenamiento salarial en Cuba, son tantas las ocasiones que
se vuelve sobre lo mismo, que aún siendo cierto provoca un estado de
incredulidad general.

Los salvadores puntos que sacarán, por fin, y después de 50 años al
Estado de la improductividad y al trabajador de la desesperación, distan
mucho de la posibilidad de ser llevados a la práctica.

El reiterado y tantas veces saboteado punto de vincular el ingreso con
los resultados del trabajo, pasa por un esquema político que en busca de
dar la imagen de un país con pleno empleo, equipara el salario de
quienes más producen y aportan con el de trabajadores sociales,
fumigadores de profesión, inspectores estatales, policías, desempleados
del sector agroindustrial, entre otros que sin producir o aportar,
devengan más que los vinculados a la producción o los servicios.

En cuanto al propósito de implantar una estimulación colectiva que
personalice el salario tanto en moneda nacional o convertible, siempre
quedarán fuera quienes no cumplan con tareas extra laborales de corte
ideológico como el pago de la cuota sindical antes que finalice el año,
los que no asistan a trabajos voluntarios, marchas patriótica, o no sean
incondicionales al régimen.

Por otra parte, eso de que el techo del salario será la productividad,
tiene aún aristas que precisar.

¿Se le suministrarán la materia prima o los productos a un trabajador
para que cumpla o sobre cumpla hasta donde lo empuje su necesidad? ¿O
serán limitadas estas entregas para seguir con lo mismo?

¿Podrá un campesino obtener una cosecha que lo saque de la supervivencia
sin contar con los insumos de un organismo estatal, la transportación,
el centro de venta, los precios, y el pago en tiempo y forma?

¿Cómo se incentivará a un oftalmólogo que devuelve la vista cada día a
decenas de pacientes, cuando devenga un salario de 600 pesos, mucho
menos que un policía?

¿Y los educadores, los ingenieros, los profesionales de todas las ramas
del saber que miran como un vendedor de croquetas al plato en un
chinchero estatal les pasa por al lado en una moto, entran a un hotel,
compran un celular, mientras ellos desandan a pie hacia su centro laboral?

Mientras no exista la voluntad de pagar de acuerdo a resultados
obtenidos en un sistema donde prevalezcan la ley de la oferta y la
demanda, y los servicios profesionales sean dignificados al ganar de
acuerdo al nivel de la prestación, el reordenamiento salarial será una
misión imposible en un país con grandes posibilidades de sobresalir, si
no lo frenara una política laboral obsoleta.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/may08/08cronica1.html

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