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Tuesday, May 27, 2008

Judoca cubana en limbo deportivo y político

Publicado el domingo 25 de mayo del 2008

Judoca cubana en limbo deportivo y político
DAVID QUINONES / TMH
ORLANDO

Hace dos semanas que Yurisel Laborde salió del hotel Hyatt Regency y se
dirigió hacia la segunda avenida del SW, pero todavía recuerda el miedo
que se apoderó de ella cuando abandonó el hotel. La judoca olímpica de
28 años caminó rápidamente entre los huéspedes y encargados del
estacionamiento, tratando de no llamar la atención, hasta desaparecer de
la vista de todos en medio de una tarde miamense.

El tramo vacío del boulevard urbano --la solitaria confluencia del río
Miami, Brickell y el downtown-- no intimidó a Laborde. Si alguien la
atacaba, la campeona mundial, de 5'9'' de estatura y 171 libras, ella
sabía defenderse de cualquier peligro.

"Los primeros dos días tenía miedo de que alguien me encontrara y me
llevara de regreso a Cuba'', dijo Laborde. "Pero ya no tengo miedo''.

Laborde, la favorita para ganar una medalla de oro en Pekín este verano,
renunció a esa oportunidad cuando abandonó la delegación cubana de 18
personas durante el último día del torneo del Campeonato Panamericano
que se celebraba en el James L. Knight Center en Miami el 11 de mayo.

"Vine de Cuba con la idea de irme, pero todavía no estaba segura'', dijo
Laborde. "Cuando llegué a Miami muchos cubanos me dijeron que la vida
era mucho mejor aquí, que sería libre. El último día del torneo vi
competir a mis compañeros. Y después que concluyeron las competencias me
fui. Le dejé una carta a mi entrenador donde le explicaba mi decisión y
le dije que esperaba que algún día me pudiera perdonar''.

La deserción de Laborde se hizo oficial una semana después cuando ella
conoció al abogado miamense Wilfredo "Willy'' Allen y comenzó el proceso
de solicitar asilo político. En la actualidad, la mejor judoca está
hospedada con unos amigos en el oeste de Orlando, en un limbo deportivo
y político, y en una encrucijada personal.

"Lo peor de todo es no estar practicando judo'', dijo Laborde. "Desde
que me fui sólo he dormido y descansado. Estaba muy cansada''.

Para que el asilo político de Laborde se reconozca oficialmente deben
pasar tres meses, y entretanto, la joven no tiene documentos, licencia
de conducción, ingresos y ni siquiera la posibilidad de ir al gimnasio
del área donde vive.

Aunque dice que Orlando "está bien'', ella preferiría estar en una
ciudad más grande con una una mayor presencia de judo, como Miami o
Nueva York.

"Estoy dispuesta a ir a cualquier parte de Estados Unidos si alguien me
ofrece una oportunidad para competir'', dijo Laborde, y agregó que ya ha
hablado con "algunas personas vinculadas al mundo del judo'' en Miami y
Connecticut.

El tiempo que Laborde pasó en Miami fue breve. Después de reunirse con
un amigo puertorriqueño vinculado al judo, se dirigió hacia el norte, al
Condado Orange. Allí estuvo escondida una semana antes que los
productores del programa de entrevistas de Mega TV María Elvira Live le
ofrecieron traerla a Miami para que se presentara en televisión.

Cuando estaba en el estudio Laborde conoció a Allen, abogado de
inmigración que ha representado a varios importantes atletas cubanos que
desertaron.

"Aún está en el proceso de pedir asilo político, un proceso por el que
muchas otras personas han tenido que pasar, y todavía le falta un buen
trecho'', dijo Allen, quien luego añadió que al cabo de un año y un día
de su deserción Laborde es elegible para solicitar la residencia según
la Ley de Ajuste Cubano.

Sin embargo, para regresar a competencias de nivel olímpico tendría que
esperar mucho más. Según las reglas, hay que esperar cuatro años después
del último torneo, lo que haría a Laborde elegible de participar en los
Juegos Olímpicos del 2012 en Londres.

"Al igual que cualquier otro atleta de Haití, República Dominicana o
cualquier otro país, la recibimos de buena gana a nuestro equipo una vez
que cumpla todos los requisitos'', dijo José Humberto Rodríguez,
presidente del equipo de judo de Estados Unidos. "El primer paso es
hacerse ciudadana estadounidense''.

Laborde todavía siente el dolor de haber dejado la gran oportunidad que
tenía de ganar una medalla de oro. Después de irse, incluso pensó volver
a sumarse a la delegación antes que regresara a La Habana.

"Escuché que estaban esperando por mí'', dijo. "Pero yo sabía que si
volvía sería sancionada y de todos modos no podría competir en las
Olimpíadas. Pudiera haber ganado el oro''.

Laborde tomó su decisión porque quería tener una vida mejor.

"La vida de un atleta cubano es dura y complicada. Tiene que hacer
muchos sacrificios'', dijo Laborde. "Uno no ve los frutos de su sudor.
Estuve 12 años en el equipo nacional y nunca pude tener una casa ni un
carro. Fui campeona mundial dos veces y no pude tener una casa ni un
carro''.

Desde que a los 16 años se le calificó de judoca superior, Laborde, que
es hija única, vio a su madre unas dos veces al año.

Su madre estaba "triste y confundida'' cuando, después de esconderse,
Laborde le dijo que había tomado la decisión de desertar, pero poco a
poco comenzó a aceptarlo. Laborde dijo que si fuera posible, "traería a
mi madre a Estados Unidos a vivir conmigo''.

Con el paso del tiempo, la aprensión y el dolor han desaparecido. Cuando
se le preguntó qué le hubiera dicho a Yurisel hace unos años, Laborde
respondió: "Le hubiera dicho que se fuera antes''.

Todo aquel que quiera ayudar a Yurisel Laborde puede llamar al bufete de
Wilfredo Allen al teléfono 305-854-5955.

La redactora Monika Z. Leal, de The Miami Herald, contribuyó a este
reportaje.

dquinones@MiamiHerald.com

http://www.elnuevoherald.com/noticias/america_latina/cuba/story/213998.html

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