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Wednesday, August 08, 2007

La hora de los reformistas

Opinión
La hora de los reformistas

Dos entrevistas y un mensaje: ¿Será Mariela Castro Espín el legado de
Raúl al país?

Dirk Van den Broeck, Bruselas

miércoles 8 de agosto de 2007 6:00:00


La última entrevista a la hija de Raúl Castro, realizada por la agencia
española EFE (Mariela Castro: Cuba está preparada para transformaciones
con y sin Fidel), es la segunda enteramente política que concede Mariela
Castro Espín. Pero al coincidir con las vacaciones de verano, ha perdido
desafortunadamente el efecto masivo que merece. La primera sí tuvo gran
resonancia internacional porque apareció en el mes de abril en el diario
español El País ("Fidel es un revolucionario, Franco era un fascista").

Un día sabremos en qué medida Raúl Castro ha sido cómplice de su hija
y/o viceversa: resulta evidente que esta mujer goza de cierta
independencia espiritual. Si se deja "usar" por su padre, podría ser
solamente por la convicción íntima de poder expresar las ideas que le
son caras, y más o menos de la manera que elija. Si Raúl Castro, por
segunda vez, no la ha llamado al orden, no está totalmente inconforme
con sus declaraciones. Y el general debe saber muy bien que su hija ya
está explorando horizontes poco ortodoxos.

Si Fidel es castrista y Raúl nacionalmarxista, Mariela parece
reformista. Además, no parece dueña de su dinámica político-mental: da
la impresión de ser lo suficiente receptiva para evolucionar, dejando
entrar los estímulos de la realidad y pesquisando pedacitos de verdad en
los contactos y la lectura no-partidistas —¡ella sí debe tener acceso a
Google!—; no como una oportunista mediocre (que abundarán en el proceso
venidero), sino defendiendo ciertos principios éticos que, a pesar de
todo, debe haber heredado de sus dos padres, aunque de manera muy torcida.

Esta mujer tiene la ambición de contribuir, al menos, a la aceleración
de los hechos. Mariela Castro Espín vuelve a atacar por segunda vez en
tres meses, con casi el mismo mensaje; aunque esta vez se despide sin
tabúes de Fidel: "La preocupación que todos teníamos de perder a nuestro
líder ahora la tenemos más cerca".

Ciclón con cabeza dura

¡Sublime la manera en que se distancia de su tío en las citadas
entrevistas, sin que éste le pueda reprochar abiertamente una sola
palabra malévola! (¿o le ocultarán estas noticias?).

-"Las personas cuando envejecen tienen que dejarse cuidar, que es lo que
nunca dejó Fidel. Fidel se dedicó siempre a cuidarnos".

-"Su autoridad moral es tan grande y sus planteamientos tan bien
argumentados, que se tienden a asumir. Resulta difícil pensar en otras
alternativas".

-"Es un ciclón, pero también una cabeza dura" (abril de 2007).

En abril de 2007, Mariela declaraba que desde junio de 2006 no había
visitado a su tío. Tan íntima no puede ser su relación con Fidel.

En las dos entrevistas apenas le atribuye un elemento positivo al
gobernante. Lo encuentra, sí, impresionante ("un ciclón"), pero hay
sobre todo compasión. Enumera indirectamente todos los defectos
caracterológicos de Castro I, citando las "virtudes" que atribuye a su
padre y que son justamente las que importan para poder dirigir un país.

Es obvio que quiere profundamente a su padre y sorprendería si esto no
fuera recíproco., Raúl probablemente la admire por su relativa
"independencia de espíritu" (que el sistema niega a los cubanos de a
pie), la consulte y, sabiendo que a él tampoco le queda mucho tiempo,
quiera dejarla como legado al país y, de paso, asegurarse un lugar
honrado en la historia de Cuba.

¿Quién más idóneo que su hija para suavizar los recuerdos ásperos,
resaltar lo positivo, tratar de hacer perdonar o olvidar las estupideces
y atropellos contra los derechos humanos que pueda haber cometido en su
vida, y salvar su honor personal?

Es real el riesgo de promover a su hija joven y audaz, a la que admira
como padre: se le puede escapar de la mano castrista. Pero, ¿no
preferirá Raúl este riesgo conocido a la certidumbre de que el
inmovilismo castrista mantendrá a Cuba en la ruina permanente, para
terminar en el caos y "la contrarrevolución" lisa y llana?

¿No sería una catarsis para el padre si Mariela, como miembro de la
familia Castro, contribuyera (no sólo simbólicamente) a la
reconciliación entre los cubanos?

Más aun que en la primera entrevista, da la impresión de que Mariela
Castro se siente lo bastante decidida para pedir "medidas económicas,
mejoras sociales y perfeccionamiento de los mecanismos de gobernabilidad
para hacerlos 'más funcionales', con el objetivo de hacer al pueblo
cubano más responsable de su realidad".

Desde luego, presenta estratégicamente los "cambios estructurales
necesarios" como conformes a la línea de Fidel —¿qué más se puede
esperar en este momento?—.

En ningún momento Mariela Castro expresa un anatema contra la
introducción de mecanismos de mercado, ni advertencias fundamentales
contra el "peligro" de mecanismos democráticos, pero sí formula algunas
garantías.

Sin noticias de Chávez

Cuando en abril pasado El País la pulsó sobre el pluripartidismo, Castro
Espín respondió con la siguiente herejía contra la ortodoxia comunista:
"Para Cuba, ahora mismo, en estos momentos, creo conveniente el partido
único". ¡Sus reservas no podrían ser más circunstanciales! Y sigue
Mariela: el partido único "es lo que ha permitido mantener su unidad
como nación soberana e independiente y sus conquistas sociales".

Desde la prudencia y el optimismo podrían interpretarse sus palabras de
la siguiente manera: si se garantiza, no el mantenimiento del superado
sistema comunista, sino una soberanía real respecto a EE UU y la
democracia social (para no decir la socialdemocracia), un día podremos
reconsiderar el asunto de la democracia plena, profundizado con
elementos participativos que ya queremos introducir.

En general, llama la atención que las dos entrevistas se dedican casi
por completo a asuntos internos, con una sola referencia a "esa
transición ridícula que están planteando los norteamericanos [léase
Bush] muy oportunistamente y la gusanera [léase la oposición interna y
el exilio]". La expresión castrista "gusanera" es la única palabra que
afea un discurso por lo demás muy civilizado.

Dicho sea de paso, en ambas entrevistas la "ingrata" Mariela pasa por
alto a Hugo Chávez, cuando este último es quien mantiene parcialmente la
Isla funcionando con sus subsidios y su apoyo político. El plagio del
lenguaje y las gesticulaciones de Fidel, a cargo de un grosero Hugo
Chávez, deben producir náuseas a Raúl; para no mencionar el efecto
adverso que es de suponer provoque en la sensible psicóloga Castro Espín.

Tarde o temprano, Chávez podría convertirse en una molestia para La
Habana, por comprometer un entendimiento con Washington. ¿No dijo Raúl
Castro el 26 de julio que "hacer concesiones unilaterales… no forma, ni
formará parte, del estilo de los patriotas y revolucionarios cubanos"?
Esto se podría interpretar así: después de Bush sí queremos hablar sobre
concesiones bilaterales.

'Lo dice la hija de Raúl'

Las entrevistas concedidas por la hija de Raúl Castro son prueba de que
ya empezó el proceso de lucha por el poder entre reformistas,
semirreformistas, duros y semiduros, oportunistas del futuro y del pasado.

Dice Mariela: "No todos los dirigentes saben encaminar los procesos
participativos, y es una lástima". Por el momento, el debate —si es que
lo hay— se lleva puertas adentro. En algún instante los dirigentes no
podrán evitar tomar al pueblo y a los intelectuales como testigos en sus
disputas internas, para fortalecer sus posiciones en detrimento del otro
sector. En el fondo, es lo que Mariela está haciendo desde su posición
única.

Castro Espín aspira a una renovación de la cúpula, no solamente de los
viejos. A los jóvenes dirigentes, como Felipe Pérez Roque, no les debe
gustar cuando Mariela advierte sobre "otros líderes que vengan, los que
surgirán, porque a veces los líderes aparecen cuando menos te lo imaginas".

Mariela Castro es la "hija de…". No la hija de Fidel, lo que ya sería un
handicap. Es la hija del hermano menos locuaz: el que menos ha hablado
y, por eso, menos estupideces públicas ha profesado. Gracias a ella, los
reformistas vacilantes que van a aparecer dentro del partido, quizás
podrán ponerse a cubierto de las balas de los intransigentes. "No lo
digo yo, lo dice la hija de Raúl".

Mariela es todavía una virgen política, técnicamente hablando, pero con
la ventaja que tiene una virgen que ha leído los manuales sobre todas
las posibles posiciones, escritos por los que mejor saben cómo funciona
esa kafkaiana sociedad castro-comunista. Además, debe conocer muchos
detalles, a veces embarazosos, sobre dirigentes y cuadros.

Formación de psicóloga

Con su trasfondo científico, debe saber muy bien lo que hace con la
mente de uno el poder ilimitado, y viceversa: qué tipo de personalidades
se sienten llamados a ejercer este tipo de poder. Además, tiene
experiencia como directora del Centro Nacional de Educación Sexual
(Cenesex), es valorada internacionalmente por su trabajo profesional y
no está aislada de lo que pasa fuera de las costas de la Isla.

Dentro del sistema, no eligió el camino más fácil o conformista: le
gusta pelear a favor de ideas y prácticas justas. Se conoce que defiende
a los homosexuales y a las mujeres víctimas de la sociedad machista.
Podría haberse limitado a eso (dentro de la izquierda mundial ya es
obligatorio), pero tuvo la audacia de defender radicalmente a los que
están en el último escalón de la estima popular, los transexuales, e
incluso su derecho a ser operados.

En este contexto, bien podría dar lecciones de aceptación positiva a
muchos elementos, dentro y fuera de la disidencia cubana y
latinoamericana, y a la derecha fundamentalista en Estados Unidos.

Por fin, y esto puede ser determinante: Mariela Castro es una mujer con
carisma. Tiene un look agradablemente atractivo y luce madurez personal.
Puedo equivocarme, no sé todavía si está apta para la difíciles tareas
de la política: mi única fuente de información es Google. ¿Le dejaría
Raúl el campo libre si ella no tuviera los talentos requeridos para
cumplir algún papel importante?

2008, año clave

El último acto será el más difícil: la profunda democratización de un
país que asistió a las urnas por última vez en 1952, y donde la sociedad
civil está casi ausente. Ojalá el proceso no se detenga en alguna
solución intermedia, una especie de solución medio chavista, medio
vietnamita.

Pero faltan dos elementos importantes para que las grandes maniobras
puedan empezar:

-Desaparición de la escena política de Fidel Castro (evento en curso).

-Desaparición de la escena política de George W. Bush en noviembre 2008
—condición que el propio Raúl Castro sugirió en su discurso del 26 de
julio, para que Cuba estuviera dispuesta a "concesiones no unilaterales"
(evento seguro). Y posible victoria de los demócratas en EE UU (evento
probable).

Un tercer elemento contribuiría muy positivamente a una posible
transición gradual, tranquila, humana, sin revanchismo y sin baño de
sangre social, como desean en general los países de la Unión Europea: la
no reedición de la política de aislamiento del hoy ex presidente español
José María Aznar respecto a Cuba. O sea, la reelección de los
socialistas en el gobierno de España en la primavera de 2008 (evento
probable).

Si estos tres eventos coinciden en 2008, podríamos asistir a una
aceleración de un proceso en la Isla que nada gustará al prolijo Hugo
Chávez, quien tratará con todas sus maniobras de impedir que se le
escape Cuba, porque esto podría inducir su propia tumba política.

La disidencia y los reformistas

Para resumir, las dos entrevistas en la prensa internacional parecen
responder a la necesidad de un determinado sector más-o-menos-reformista
dentro del PCC, parcial pero no exclusivamente alrededor de Raúl Castro.
Esa gente quiere fortalecerse para prepararse mejor con vistas al debate
interno, usando —o abusando— de las buenas intenciones de Mariela
Castro, que podría tener su agenda más radical.

No por aparecer sólo en la prensa internacional, sus principales
destinatarios son exclusivamente los externos, Europa y EE UU. Esto es
consecuencia absurda de que ni siquiera el PCC dispone de mecanismos
institucionales para realizar el debate, que en primera instancia se
quiere interno, principalmente con los altos cuadros. La prensa
internacional ofrece esta posibilidad: un debate cerrado al cubano de a
pie se puede filtrar de manera gradual hacia los dirigentes y los
cuadros, que lo pueden copiar, mandar por mail, comentar, digerir.

Los demócratas cubanos tienen interés en difundir entre la población las
ideas reformistas —casi subversivas— de Mariela Castro Espín. Otros
están por seguirla, para impedir que el debate se limite a la órbita de
los de arriba.

Parece llegar la hora de los reformistas. Por un lado, los reformistas
vacilantes, dentro o cerca del poder; por otro, los
reformistas-gradualistas, que están fuera o en la oposición organizada.
Para la disidencia, sea socialdemócrata, liberal, nacionalista o
democristiana, no es hora ya de sostener invariablemente que nada
cambia, sino de tratar de aprovechar cautelosa e inteligentemente los
márgenes que puedan surgir, pero sin "desarmarse".

Sin la presión de una oposición vigorosa, las Mariela se desinflarán
antes de haber volado, o se convertirán en puras figuras de excusa o
adorno. Las fuerzas que quieren crear una especie de "Cuba a la
vietnamita", todavía predominan.

Miedo, agenda social y represión

Podría ayudar si sectores disidentes buscaran una plataforma social
mínima (salud, enseñanza, desempleo, jubilaciones…), suficientemente
clara y realista. Una plataforma moderna, nada neoliberal, que desmienta
la teoría del miedo de la población —nada absurdo— a un baño de sangre
social acelerado después de Castro. Digo acelerado porque hace tiempo
que ya está en marcha.

La propaganda (inter)nacional de La Habana se sustenta en la salud y la
educación. Limitarse a exigencias político-institucionales y de defensa
de derechos humanos, cuando hasta ahora una mayoría de la población
piensa principalmente con su estómago, podría dar la impresión, a menudo
falsa, de que la oposición no se preocupa por lo social.

No hay nada humillante en reconocer los intentos sociales y educativos
del gobierno, sobre todo cuando los beneficios sociales se erosionaron
sin remedio por falta de una economía eficiente; tampoco que para
regenerarlos se necesitan reformas.

Costa Rica no es el cielo en la tierra, pero ese país democrático ha
logrado impresionantes avances sociales y educativos y, hasta donde se
sabe, su organización sanitaria y educacional combina muchísimos más
elementos de gratuidad y calidad que Cuba.

Sería irrealista prometer fórmulas avanzadas de seguridad social como en
Europa. La ruina económica no lo permitiría por mucho tiempo. Sí sería
absurdo tomar como último paradigma los principios de la (in)seguridad
social del gran vecino, Estados Unidos.

Mientras, la represión sigue, aunque se dice que su intensidad ha
disminuido. Los presos políticos no serán liberados ni este año, ni
probablemente antes del fin de 2008. Los presos parecen tener la triste
perspectiva de servir un día de objeto de canje humano en las
"concesiones no unilaterales" y otras de maniobras políticas.

En tanto, conviene seguir la lucha por su liberación y por el
mejoramiento muy urgente de las terribles condiciones que sufren los 250
presos políticos y los 80.000 comunes en sus Guantánamo y Kilo 8 cubanos.

No me imagino que la psicóloga Castro Espín ignore cuán repugnantes son
estas condiciones, y sí cuánto le debe chocar profundamente. No imagino
que la mujer que pelea por los derechos de los transexuales no esté a
favor de las inspecciones independientes de la Cruz Roja a las prisiones
cubanas. Tiene harto trabajo urgente delante. No está sola.

* El autor es secretario de Cuba-Europa en Progreso y representante
internacional del Arco Progresista.

Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/opinion/articulos/la-hora-de-los-reformistas

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