Futuro incierto para los desertores repatriados a Cuba
Lunes 6 de Agosto, 2007 4:15 GMT135
Por Nelson Acosta
LA HABANA (Reuters) - En un gimnasio de La Habana Vieja, el joven
boxeador cubano Ondrei García lanza furiosos puñetazos al aire y dice
que su ídolo, el bicampeón olímpico Guillermo Rigondeaux, lo defraudó.
El incierto futuro de Rigondeaux, máxima estrella del boxeo cubano,
dominaba el lunes las conversaciones en las calles de La Habana, un día
después de su repatriación tras desertar el mes pasado en un confuso
episodio durante los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro.
"Tuvo el mayor fallo técnico de su vida. No tenía necesidad de
quedarse," dijo García, de 17 años, mientras entrenaba.
"A Rigondeaux lo tenía antes como mi ídolo favorito. Pero ya no es
confiable. Ni como boxeador, ni como entrenador (...) aunque toda
persona necesita una oportunidad," añadió.
Rigondeaux, un púgil de 26 años con dos medallas olímpicas de oro en los
54 kilos, fue repatriado el fin de semana a Cuba junto con su compañero
de fuga Erislandy Lara, campeón mundial de los 69 kilos.
El retorno, después que el líder Fidel Castro los acusara de traicionar
a la patria por un puñado de dólares, es un hecho insólito en la
historia del deporte cubano.
Ambos habían abandonado el 22 de julio la delegación cubana en Río de
Janeiro, atraídos, aparentemente, por la oferta de un empresario alemán
de introducirlos en el boxeo profesional.
El jueves fueron detenidos en las afueras de Río de Janeiro. Según la
policía brasileña, dijeron que estaban arrepentidos y querían regresar a
Cuba, donde aterrizaron en la madrugada del domingo después de que
Castro aseguró que no irían a la cárcel.
"A estos ciudadanos no los esperan arrestos de ningún tipo (...) Les
ofrecerán tareas decorosas y en favor del deporte de acuerdo con sus
conocimientos y experiencia," escribió Castro en un editorial publicado
el domingo.
La prensa oficial no mencionó el lunes a los boxeadores, que según
anticipó el convaleciente líder cubano, serían trasladados
provisionalmente a una "casa de visitas" donde tendrían acceso a sus
familiares.
CRITICAS
Pero Nardo Mestre, un ex boxeador que colgó los guantes en 1979 y ahora
entrena jóvenes, duda que vuelvan a pisar un cuadrilátero. "Aquí en Cuba
no podrán boxear más," dijo parado junto al ring y bañado en sudor.
"Nosotros (los entrenadores) somos espejo de los muchachos. ¿Cómo usted
cree que van a estar ahora al frente de un grupo de boxeadores? Ya no
son ejemplo," comentó.
En el Parque Central de La Habana, donde los cubanos discuten
apasionadamente de deportes día y noche, las opiniones estaban divididas.
"No boxearán más nunca en sus vidas. Traicionaron doblemente. Primero a
la patria, luego a ellos mismos," dijo Dudier Blanco, un aficionado de
34 años.
Sin embargo, otros creen que aún pueden redimirse.
"Yo creo que deben darle otra oportunidad para boxear, pero tienen que
saber reconquistar nuestra bandera, que es un símbolo sagrado," dijo
Luis Limonta, de 60 años.
Es común que algunos deportistas cubanos deserten durante las
competencias internacionales.
Lo que es inusual es que se arrepientan y que Cuba vuelva a abrirle sus
puertas.
Dos futbolistas desertaron este año durante la Copa de Oro en Estados
Unidos. A fin del 2006, tres campeones olímpicos de boxeo se quedaron en
Caracas y luego viajaron Alemania, donde se alistaron como profesionales.
A diferencia de Rigondeaux y Lara, otros dos integrantes de la
delegación cubana a los Panamericanos, el balonmanista Rafael D'Acosta y
el entrenador de gimnasia Lázaro Lamelas, no regresaron.
No comments:
Post a Comment