Derrumbe en Centro Habana
Leonel Alberto Pérez Belette
LA HABANA, Cuba - Agosto (www.cubanet.org) - El desplome de un edificio
en días pasados en el municipio Centro Habana dejó un saldo de un muerto
y varios heridos, algunos de gravedad. El desastre tuvo lugar en la
calle Belascoaín entre Ánimas y Laguna, frente al hospital Hermanos
Ameijeiras. El derrumbe fue parcial, pero comprometió la fachada y
pasillos del edificio de seis plantas.
La calle fue inmediatamente cerrada al tránsito y se iniciaron labores
de apuntalamiento y recogida de escombros que no han concluido aún. Los
sobrevivientes fueron alojados en albergues. Algunos manifestaron su
intención de regresar a sus maltrechas viviendas, a pesar de que el
inmueble ha sido declarado inhabitable.
Las autoridades vaticinaron que lamentablemente este no será el único
derrumbe de la actual temporada, debido a las lluvias y el sol del
intenso verano.
La realidad es más compleja. El hacinamiento en las viviendas y otros
problemas sociales han llevado a los ciudadanos a construir estructuras
ilegales que sobrepasan los estándares para los cuales fueron diseñados
los inmuebles. Hay que adicionar que los trámites para la obtención de
permisos son muy escabrosos. Los materiales son caros. La mano de obra
calificada escasea, por lo que los precios resultan inasequibles para el
ciudadano común.
La falta de viviendas es uno de los más graves problemas que azotan a
los cubanos y cuya solución no se vislumbra. En el caso del municipio
Centro Habana la situación se torna caótica. No sólo es el barrio más
súper poblado del país, sino el que cuenta con mayor cantidad de
edificaciones en mal estado, declaradas inhabitables, o clasificadas con
el eufemismo técnico de "arquitectura milagrosa". Cada desplome afecta
en buena medida a las edificaciones que le rodean, dado a sus
características constructivas, por ejemplo, el uso de paredes comunes a
dos o varios inmuebles.
Los vecinos se quejan de que el gobierno no da el mantenimiento que
requieren los edificios. Algunas de estos tienen siglos de existencia.
Los programas gubernamentales implementados en la zona a tal efecto, han
sido puramente cosméticos y se han limitado a la fachada. No han asumido
una revisión y reparación técnica responsable de los edificios y sus
cimientos. El proyecto Malecón es uno de los más claros ejemplos.
Tampoco hay que olvidar que en pleno periodo especial, a los militares
se les ocurrió construir túneles para prevenir presuntos bombardeos
-bautizados por la población como sepulcros populares-. El uso
continuado de explosivos deterioró aún más las edificaciones de una
buena parte de la ciudad.
Rajaduras en paredes de carga y otros indicadores de daños fueron
reportados por la población a consecuencia de las vibraciones causadas
por las explosiones. Tal proyecto fue luego abandonado, pero miles de
toneladas de cemento se perdieron, cuando pudieron haberse utilizado en
la reparación de los inmuebles.
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